- ¿Por qué no organizas una fiesta para presentarla a todos los miembros de tu manada?
Las palabras de Esme eran suaves, pronunciadas con su delicada voz, y Alfa Dean agradeció que lo tratara tan amablemente incluso cuando no había nadie más presente. Realmente esperaba que su hija se pareciera más a ella, que a su padre; un hombre duro y despiadado que parecía no sentir afecto ni siquiera por su propia familia, a juzgar por como había tratado a su propia esposa.
- Es una gran idea, Esme, pero, ¿en calidad de qué organizaría esa fiesta? Ella aún no ha admitido mi autoridad, no se ha comprometido conmigo, en definitiva, no puedo organizar una fiesta sin saber en calidad de qué debo presentarla.
- Está confundida, de verdad, necesita más tiempo, a fin de cuentas, es muy joven, ni siquiera tiene claro lo que quiere en su vida.
- No es más joven que el resto de jóvenes que se unen a sus compañeros cada día, y desde luego, yo no pretendo forzarla a tomar una decisión que no desea, pero entenderás que no puedo mantenerla indefinidamente en esta casa. Es solo una invitada, si, pero entre mis criados ya han empezado las murmuraciones.
- Cat no te conoce, y te aseguro que es testaruda.
- Como su padre.- dije yo con miedo.
- Si,como su padre, pero también tiene buen corazón, cosa que no tenía su padre.
- Espero que tu juicio sea acertado, y no se base solo en que eres su madre.
- Cat es mi hija, y quiero lo mejor para ella, pero no estoy ciega a sus defectos. Es testaruda, y quiere de verdad a su padre, eso te lo aseguro; pero si te la ganas, se volverá leal a tu causa, aceptará su destino y se unirá a ti sin dudarlo.
Di unos cuantos pasos pensando en las palabras de Esme; no es que yo no tuviera dudas, a fin de cuentas, si aquella mujer me aceptaba, tendría que convivir con ella, dormir con ella, compartir mi vida con ella… era también un reto para mi, pero al contrario que la cabezota Cat, yo no dudaba cuando se trataba de mejorar la vida de mi manada, esa era mi responsabilidad.
- No veo como pasar más tiempo con ella, Esme, siempre que la visito está con el médico, o dormida, o paseando con alguna de las damas de la casa…
-Bueno, puede que esta idea te suene anticuada, pero en mi época, cuando un lobo quería conquistar a una loba, se la llevaba durante dos semanas a un lugar apartado, donde tenían un tiempo para conocerse, para conquistarse mutuamente, y al cabo de ese tiempo, decidían si querían o no unirse ante la Diosa de la Luna.
Lo pensé con calma, aquella idea que proponía Esme había quedado en desuso desde que las parejas podían convivir antes de la unión, y aunque los lobos nunca habíamos sido muy pudorosos a la hora de elegir compañero de cama, ciertamente, en la última década las costumbres se habían relajado aún más.
Pero no había nada que impidiera a un miembro de su manada llevarse a la loba que pretendía a un retiro, unas vacaciones alejados de todo y de todos. Se lo propondría a Cat esa noche, ante toda la casa de la manada, en la cena, cuando a ella no le quedara más remedio que dar una respuesta clara.
Si decía que no, su actitud sería totalmente clara, y quedaría explicado que no quería unirse a él; en ese caso, tendría que encerrarla en una celda hasta que la juzgaran, y finalmente, la enviaran a algún destino lejano.
En cambio, si decía que sí, tendría que convivir con ella dos semanas, y quizá así, ella aprendiera a conocerlo, y él sabría juzgar si Cat tenía o no el mismo carácter que su padre.
- Es una gran idea, Esme. Una costumbre muy anticuada, si, pero no veo nada de malo o escandaloso en apelar a esa antigua tradición.
- Me alegro de haber sido de ayuda, estoy deseando que mi hija descubra como eres realmente, sé que podéis hacer muy buena pareja.- dijo Esme y salió de la sala casi en silencio.
Me quedé allí parado, mirando por una ventana, pensando en la idea de Esme. Dos semanas junto a Cat, la única problemática que se le ocurría en esos momentos, era ¿dónde llevar a Cat para impresionarla? Era miembro de una manada muy rica, había gozado de una posición muy destacada en la sociedad, y sin duda, estaría acostumbrada a ambientes lujosos, ¿dónde llevar a una loba como ella?
Se vistió para la cena distraído, pensando en cómo irían las cosas cuando le propusiera a Cat que viajara junto a él, y así pasó toda la cena, picoteando de su plato, como nunca antes había hecho.
- ¿Te ocurre algo?- la que lo preguntaba era su madre, que en los últimos días había estado muy preocupada por su estado de cansancio, y por los altos niveles de ansiedad con los que tenía que convivir.
- No, madre, son las preocupaciones normales del día a día.
Su madre lo miró con reproche, y fijó los ojos en su cara, haciéndolo sentir incómodo, y consiguiendo al final que se rindiera, y le contara lo que realmente le ocurría.
- Soy tu madre, Dean…
Aquel tono displicente era lo último que él necesitaba, en especial delante de todos los miembros de su manada. Si éstos veían que no era capaz de ser respetado por su propia madre, ¿qué pensarían sobre él?
- Es un problema con nuestra invitada, pero no te preocupes, que pienso ponerle solución ahora mismo.
La mujer lo miró con las cejas enarcadas, como si no entendiera de qué le hablaba, pero él se puso en pie dispuesto a solucionar, al menos, parte de sus problemas.
Estaba sentada en una de las mesas del salón, donde comía la gran multitud de miembros de aquella manada que ahora la acogía como una invitada.Ya se había dado cuenta de que las comidas eran un momento de concentración de todos los miembros, excepto de aquellos que estaban cumpliendo turno de vigilancia, o los que tenían que trabajar en el hospital durante la hora de comer.Ella, como invitada, deseaba cumplir con las normas, y evitar que se levantaran murmullos sobre su persona; aunque a la vez, tampoco deseaba que la examinaran, y cotillearan sobre ella. A fin de cuentas, aún no había tomado una decisión sobre todo lo que me había dicho mi madre, así que siempre me sentaba en el medio de una de las mesas centrales, donde nadie se fijaba demasiado en mi.Las comidas eran sencillas, y yo sentía cierto grado de culpabilidad, puesto que todos los que habían acabado sentados a mi lado, habían murmurado que desde que empezó la guerra apenas había carne, tan solo purés de legumbres. A mi
Me quedé confundido al ver la buena disposición de Cat. La vi sonriendo durante todo el tiempo en que mi madre la obligo a colocarse delante de todos, y eso me sorprendió. Imaginaba a Cat como una mujer tímida, aunque valerosa, y supongo que ese valor fue al que tuvo que recurrir para colocarse delante de personas desconocidas y sonreír durante todo el tiempo, mientras su madre insitía en todas las cualidades que una buena Luna debía tener.Yo trataba de ser siempre justo, y sabía que mi madre, aunque buena gestora en aquella casa, era también entrometida, y estaba preocupada por mi, y por el compromiso que intentaba sellar con nuestros enemigos. Mi madre nunca había querido que creyera en leyendas pronunciadas por los antiguos sabios, y a mi… bueno, tampoco me convencían demasiado aquellas historias, pero era consciente de que mi pueblo necesitaba buenas noticias, y tenían que creer en algo,después del tiempo tan duro que habían vivido durante la guerra. Así que, yo me sacrificaría
Estaba tan nerviosa, y tenía tantas dudas sobre el destino al que nos dirigiríamos ese mismo día, que metí en la maleta toda la ropa que mi madre me había conseguido.- ¿De dónde dices que has sacado todos estos vestidos, pantalones y bañadores? ¿Acaso es una de las pocas personas que conocen a donde nos dirigimos el Alfa Dean y yo?- No seas boba, hija mia, nunca lo has sido, y dudo mucho que hayas perdido el entendimiento ahora. El Alfa no me confiaría la ubicación del lugar en el que piensa alojarte, ¿has olvidado que hasta hace poco yo no era más que una enemiga perteneciente a otra manada?- No, claro que no he olvidado nada, pero suponía que con la confianza que tenéis el Alfa y tú, te habría hecho alguna confidencia.- No, no sé adonde vais, pero si las cosas se siguen haciendo como en mis tiempos, supongo que viajaréis a algún hotel romántico, lejos de aquí, y que él te sacará cada noche a cenar, por eso he conseguido todos esos vestidos para ti. - ¿Pero de dónde has sacado r
Observé a Cat mientras comenzaba a quitarme la ropa. Había propuesto la idea de correr por la playa para observar su reacción ante mi cuerpo desnudo. Yo sabía que tenía un buen cuerpo, trabajaba largas horas en el gimnasio, pero ciertamente no lo hacía por vanidad, sino para encontrarme en la mejor condición física posible cuando se presentaba una batalla. Aún así, Cat estaba siempre tan distante conmigo, y se mostraba tan poco dispuesta a ser amigable, que yo comenzaba a dudar si se sentiría atraída por mi.Me quité la camisa con deliberada lentitud, observando a mi enemiga, y cuando los botones ya iban por la mitad del pecho, mostrando una fracción de mi pecho desnudo, ella se dio la vuelta, pudorosa, y pude atisbar como sus mejillas se teñían de rojo.Puede que solo fuera vergonzosa, pero sentí la necesidad de ponerme también de espaldas a ella, a pesar de que el fru fru de la ropa al caer hacia el suelo me desconcentrada, y me excitaba a partes iguales; deseaba girarme y observar
¿De verdad ese lobo era tan ingénuo que creía que podía caminar detrás de mi y que yo no me diera cuenta? Era una mujer adulta, con unos sentidos excepcionales gracias a mi loba interior, y además estaba entrenada en combate, claro que había sentido los sonidos, las pisadas, incluso la ligera puerta de entrada al salir.Podía olerlo, y por primera vez en mi vida, el olor de un macho me resultaba completamente delicioso e irresistible. No es que yo fuera inocente, ni mucho menos,pero hasta ahora había estado con tres lobos, todos ellos parte de mi manada, gente leal a mi padre, y que habían servido para calmar los impulsos de mi cuerpo a medida que crecía y me desarrollaba. Y si, me gustaba el sexo, pero nunca había sentido una atracción tan irresistible como la que sentí cuando vi la espalda de Alfa Dean de reojo. Me había girado casi instantáneamente cuando vi que comenzaba a quitarse prendas de ropa, pero no lo hice porque yo quisiera, sino porque no quería que observara la lujur
Me sentía muy confundido por lo que acababa de suceder en la playa. Primero la horrible escena del agua, cuando vi como la corriente se tragaba a Cat, había intentado avisarla, quería que supiera que esa zona era peligrosa, pero no tuve tiempo suficiente, ella se metió demasiado rápido, y antes de que me diera tiempo a alcanzarla, ya estaba siendo arrastrada hacia el fondo del océano, pero ¿cómo podía haber sucedido algo tan terrible tan pronto? No era posible… eso era lo que me repetía, y lo que me dio fuerza para adentrarme en aquel mar embravecido y sacarla del lugar.Mi pequeña loba, tan valiente, estaba ahora empapada, escupiendo agua, y tan confusa, que temí que hubiera sufrido un daño irreparable dentro de aquel agua traicionera.Tardé en darme cuenta de que me miraba con deseo, no con miedo, pero cuando lo hice… me volví loco con su mirada ansiosa, quería que la besara, y lo hice.La besé con un ansia que iba más allá de lo normal, jamás en mi vida había deseado tanto una boca
No puedo creerme que Alfa Dean me haya dejado en ese estado de excitación, y se haya marchado dándome un fraternal beso en la frente, yo he visto la reacción de su cuerpo ante mi desnudez, he sentido la pasión en sus brazos, y ahora… me ha dejado aquí sola.Cierro los ojos, sintiendo un nudo de tensión en el estómago, sin entender porqué me parece tan mal lo que ha sucedido, ni porqué siento celos solo de pensar que haya decidido que no soy digna de sus atenciones; a fin de cuentas yo soy la encarnación de una antigua leyenda, soy yo la que debería tener derecho a rechazarlo, y con esos sentimientos encontrados, y con un creciente enfado, me quedo profundamente dormida entre las suaves sábanas de blanco algodón. No quería dormirme, quería seguir enfadada, bajar a la planta baja y gritarle que es un idiota y que nunca me tendrá, para que sienta el rechazo que yo he sentido esta tarde; pero el cansancio me puede, y me duermo, dejando a paso a un conjunto de sueños inquietos, me revuelvo
- Llámame Dean, preciosa, eso es lo quiero escuchar salir de tus labios la primera vez que te corras.Ojalá Cat supiera que es la primera vez que casi suplico a una mujer que me llame por mi nombre de pila. Nunca antes lo he hecho, porque nunca antes me ha importado si las mujeres con las que mantenía relaciones tenían interés en mi título de Alfa, o en mi. Aún así, a pesar de haberle pedido que me llame Dean, noto que ella se aparta de mi lado, salta de mi regazo, y se aparta unos cuantos metros de mi lado.- ¿He dicho algo inconveniente, Cat?No responde, y con la oscuridad de aquel lugar, apenas puedo ver nada, ya que aún no he finalizado mi conversión, y mi visión aún es la de un humano. Supongo que algo le ha molestado, a fin de cuentas, y aunque sé que entre nosotros existe un alto grado de atracción, difícil de definir, también soy consciente de que solo somos dos desconocidos, dos enemigos que stán intentando conocerse.Me levanto del cojín en el que me había sentado, y mi par