- Llámame Dean, preciosa, eso es lo quiero escuchar salir de tus labios la primera vez que te corras.Ojalá Cat supiera que es la primera vez que casi suplico a una mujer que me llame por mi nombre de pila. Nunca antes lo he hecho, porque nunca antes me ha importado si las mujeres con las que mantenía relaciones tenían interés en mi título de Alfa, o en mi. Aún así, a pesar de haberle pedido que me llame Dean, noto que ella se aparta de mi lado, salta de mi regazo, y se aparta unos cuantos metros de mi lado.- ¿He dicho algo inconveniente, Cat?No responde, y con la oscuridad de aquel lugar, apenas puedo ver nada, ya que aún no he finalizado mi conversión, y mi visión aún es la de un humano. Supongo que algo le ha molestado, a fin de cuentas, y aunque sé que entre nosotros existe un alto grado de atracción, difícil de definir, también soy consciente de que solo somos dos desconocidos, dos enemigos que stán intentando conocerse.Me levanto del cojín en el que me había sentado, y mi par
Me siento un idiota, porque nunca antes había desconectado tanto de mis sentidos como para no percibir una amenaza sobre mi vida, ¿qué demonios me sucede cuando esta mujer está cerca? Aún con el arma apuntando hacia nuestros cuerpos estrechamente entrelazados, lo único que gruñe mi lobo interior es que acabe dentro de esta loba, que la muerda y la marque. para que nunca pueda negar que ya es mía. Afortunadamente, mi parte humana aún conserva algo de cordura, y me impulsa a salir del cuerpo de Cat, dejándome un vacío inmenso al hacerlo, y rodar con ella, para ponernos a salvo. Aún así, no soy suficientemente rápido, y la mujer que nos apunta con su arma se acerca hacia nosotros llevando la escopeta, y un cuchillo suficientemente grande como para hacernos pedazos sin que a mi me dé tiempo a atacar. Intentó moverme despacio, para que ella no nos perciba como una amenaza, mientras busco una mejor ubicación, ya que la luz que acaba de prender me impide verle el rostro, y por tanto no pu
Corrí más que en toda mi vida, mi loba me pedía a gritos que dejara de torturar los músculos cansados, pero no le dí oportunidad de protestar. Llegué varios minutos después que Alfa Dean, y encontré la puerta principal abierta, lo cual me extrañó porque ese hombre era un fanático de la seguridad, y una puerta abierta en mitad de la noche podía causar un problema a cualquiera.Agucé los oídos, y escuché ruidos en la otra parte de la casa, en esa misma planta. Me convertí de nuevo, en esos momentos prefería mi forma humana para entrar, me daba miedo que los que estuvieran dentro fueran intrusos y descubrieran mi forma de lobo.Caminé silenciosa, con el corazón latiendo en los oídos, y el estómago revuelto. No tenía una buena sensación, y había un olor extraño en la casa. No tardé en llegar hasta el salón, en la parte más alejada de la planta baja, y me encontré con el inmenso lobo de Alfa Dean parado en medio; se giró al escuchar mis pasos, y eso que yo no era precisamente ruidosa, pero
Estaba muy furioso, no podía pensar claramente, y aunque mis guardias y yo habíamos previsto un posible plan de huida, y por eso tenía un coche preparado para escapar en caso de ser necesario, nunca creí que al final hubiera que llevarlo a cabo, y menos aún, pensé en la posibilidad de que la mujer a la que había intentado seducir me traicionara. Durante el poco tiempo que pasamos en la casa de la playa, me concentré en que Cat estuviera cómoda, en que confiara en mi, y pensé que eso estaba sucediendo cuando vi como respondía ante mis avances; al parecer no era más que un tonto, que se había dejado engañar por ella y por sus padres.¿Era posible que Esme estuviera en el plan? Aquella mujer siempre le había parecido muy sincera, siempre había creído ver en ella una vulnerabilidad derivada del maltrato recibido por parte de su marido, pero quizá fuera todo mentira, y el plan llevara en vigor más tiempo del que él había creído, ¿y si la llegada de Esme, la supuesta victoria de la guerra
Pasé el resto del día encerrada en el cuarto sin ventanas, y en algún momento lo agradecí, porque de haber estado en una habitación con ellas, por muy alto que el piso fuera, me habría lanzado con tal de evitar un matrimonio con un hombre que me odiaba.Alfa Dean no se molestaba en disimular que el poco afecto que hubiera podido surgir en esos dos días había sido sustituido por un profundo desparecio, y que el único motivo que tenía para convertirme en su Luna era el mismo que tenía mi padre para no querer que eso mismo ocurriera: el interés propio.Pensé en mi infancia, en como mi padre y mi madre me habían llevado en mútiples giras, asegurándose de que yo siempre fuera un perfecto maniquí, y luciendo mi cabello como i fuera su arma más preciada. Mi padre nunca perdió una oportunidad de exhibirme, de demostrar que era cierto que su hija era una leyenda viviente, y yo, lo soporté con aplomo, porque así es como me educaron.Por algún extraño motivo, siempre pensé que cuando saliera de
No podía creerme mi propia estupidez al pedirle a Alfa Dean una noche a solas, así que acudí a la habitación principal, me quité el vestido que había usado para la ceremonia, y evité tocar la ropa interior que había sobre la cama. Eran conjuntos provocativos, de la clase que yo nunca había usado, y que no pensaba llevar tampoco porque mi nuevo Alfa me lo ordenara. Me puse en cambio una camiseta ancha, que encontré en uno de los cajones, me quité el sujetador, y me dejé puestas las braguitas. Ese era un look que era mucho más probable que yo luciera, y no la ropa interior de seda que había sobre la colcha.Me colé entre las sábanas, me tapé hasta la barbilla, pero dejé la luz encendida, quería demostrarle a Alfa Dean que podía enfrentarlo, porque yo no era ninguna cobarde, y por más asustada que estuviera, no quería que él lo percibiera de ese modo.Estaba tensa, y a pesar del cansancio, y de que Alfa Dean tardó al menos una hora en presentarse en el cuarto, no pude dormirme, a pesar d
Había dormido mal, y me desperté malhumorado. Me parecía increíble dormir peor que antes de combatir en una batalla, pero aquella endiablada mujer lo había conseguido de nuevo. Me dormí escuchando el llanto que salía de su habitación, y durante varias veces estuve tentado de acudir al cuarto, cogerla en brazos y hacerle de nuevo el amor hasta que se le borraran aquellas lágrimas que bañaban su rostro; pero luego, en cada ocasión, recordé que ella era mi enemiga, una Luna que me había autoimpuesto para salar a mi manada y a mi de una muerte segura, y que la muerte de dos buenos guardias había sido a causa de su traición.Me levanté sin esperar ni un segundo,sintiendo la corriente de aire frío que circulaba a aquella hora tan temprana por la casa, y me puse el pantalón de chándal.Pensaba salir a correr para despejarme, pero uno de los hombres que en aquellos momentos estaba de guardia me lo impidió.- No es seguro, señor. Lo más recomendable es recoger, y salir pitando de este lugar,
Entramos en la habitación en estampida, con un puñado de armas apuntando en dirección al interior del cuarto, mientras yo hago señas a mis guardias para que se cubran el cuerpo, evitando así una nueva desgracia.El interior de la habitación está completamente iluminado, con la ventana abierta, y todos miramos en dirección a los pocos lugares en los que un invasor puede esconderse dentro de esa habitación, pero todos acabamos llegando a la misma conclusión:- Aquí no hay nadie.- dice uno de mis hombres bajando el arma.Entro en la habitación, furioso, y me doy cuenta de que efectivamente no hay nadie. Ni Alfa Carlop, ni Cat, en la habitación no hay ni un alma.- Ha debido huir por la ventana.- dice uno de los guardias encogiéndose de hombros.- Es un séptimo, por todos los santos.- le digo yo mirándolo como si estuviera loco mientras avanzo a toda velocidad hacia la ventana.Me asomo esperando que sea algún tipo de trampa, y veo una sábana colgando, demasiado corta para servir como vía