No podía creerme mi propia estupidez al pedirle a Alfa Dean una noche a solas, así que acudí a la habitación principal, me quité el vestido que había usado para la ceremonia, y evité tocar la ropa interior que había sobre la cama. Eran conjuntos provocativos, de la clase que yo nunca había usado, y que no pensaba llevar tampoco porque mi nuevo Alfa me lo ordenara. Me puse en cambio una camiseta ancha, que encontré en uno de los cajones, me quité el sujetador, y me dejé puestas las braguitas. Ese era un look que era mucho más probable que yo luciera, y no la ropa interior de seda que había sobre la colcha.Me colé entre las sábanas, me tapé hasta la barbilla, pero dejé la luz encendida, quería demostrarle a Alfa Dean que podía enfrentarlo, porque yo no era ninguna cobarde, y por más asustada que estuviera, no quería que él lo percibiera de ese modo.Estaba tensa, y a pesar del cansancio, y de que Alfa Dean tardó al menos una hora en presentarse en el cuarto, no pude dormirme, a pesar d
Había dormido mal, y me desperté malhumorado. Me parecía increíble dormir peor que antes de combatir en una batalla, pero aquella endiablada mujer lo había conseguido de nuevo. Me dormí escuchando el llanto que salía de su habitación, y durante varias veces estuve tentado de acudir al cuarto, cogerla en brazos y hacerle de nuevo el amor hasta que se le borraran aquellas lágrimas que bañaban su rostro; pero luego, en cada ocasión, recordé que ella era mi enemiga, una Luna que me había autoimpuesto para salar a mi manada y a mi de una muerte segura, y que la muerte de dos buenos guardias había sido a causa de su traición.Me levanté sin esperar ni un segundo,sintiendo la corriente de aire frío que circulaba a aquella hora tan temprana por la casa, y me puse el pantalón de chándal.Pensaba salir a correr para despejarme, pero uno de los hombres que en aquellos momentos estaba de guardia me lo impidió.- No es seguro, señor. Lo más recomendable es recoger, y salir pitando de este lugar,
Entramos en la habitación en estampida, con un puñado de armas apuntando en dirección al interior del cuarto, mientras yo hago señas a mis guardias para que se cubran el cuerpo, evitando así una nueva desgracia.El interior de la habitación está completamente iluminado, con la ventana abierta, y todos miramos en dirección a los pocos lugares en los que un invasor puede esconderse dentro de esa habitación, pero todos acabamos llegando a la misma conclusión:- Aquí no hay nadie.- dice uno de mis hombres bajando el arma.Entro en la habitación, furioso, y me doy cuenta de que efectivamente no hay nadie. Ni Alfa Carlop, ni Cat, en la habitación no hay ni un alma.- Ha debido huir por la ventana.- dice uno de los guardias encogiéndose de hombros.- Es un séptimo, por todos los santos.- le digo yo mirándolo como si estuviera loco mientras avanzo a toda velocidad hacia la ventana.Me asomo esperando que sea algún tipo de trampa, y veo una sábana colgando, demasiado corta para servir como vía
El viaje fue eterno, estuve sentada durante más horas de lo que creía posible en el asiento trasero del coche. Me dolía la espada, y la venda comenzaba a apretarme los ojos, por lo que intentaba rascarme, pero como me habían atado las manos, fui incapaz.- ¡Vamos, Cat!.- escuché la voz de Alfa Dean cuando al fin abrió la puerta trasera.Me empujaron para bajar del coche, y al poner los pies sobre el suelo, se me doblaron las piernas, y sentí como desfallecía. La cabeza me daba vueltas, las piernas me temblaban cada vez más, y estaba asustada. Me quitaron la venda de los ojos, y noté como la luz hacía daño a mis ojos.- ¿Dónde estamos?.- pregunté asustada.- ¿qué hora es?.- los miré a todos, que parecían demasiado calmados.A mi alrededor solo había tierra despejada, no había edificios, ni casas, ni otros coches, ni siquiera otras personas, estábamos completamente solos.- ¿Vais a deshaceros de mi?Y para mi mayor vergüenza, noté como las piernas se me doblaban y caía al suelo sin poder
Estaba agotado, no podía definir la situación de ninguna otra manera. Sentía los miembros faltos de movilidad, y la cabeza estaba a punto de explotarme. Había pasado el día entero en mi despacho de la casa de la Manada, leyendo informes de seguridad, hablando con los miembros más importantes de mi manada, y no habíamos conseguido llegar a ninguna conclusión lógica sobre la culpabilidad de Esme. Había muchas pruebas contra ella, pero también algunas que parecían apuntar en otras direcciones.Al final, cansado y hambriento, y ya solo, pues todos los demás se habían retirado a dormir, me levanté de la silla, y me duché en el cuarto de baño anexo al que se accedía por una puerta secreta. En días como aquellos, me alegraba de que mi padre hubiera decidido incluir un cuarto de baño en el despacho del Alfa, era práctico, y además el agua me relajaba.Salí de allí más tranquilo, y me encaminé a mi cuarto, donde entré sin ni siquiera encender la luz, porque estaba tan familizarizado con la est
- Voy a destaparte la boca, y se me dices quien te ha enviado, te prometo ser justo y darte una muerte rápida.Moví la mano, con mucho cuidado por si tenía otra artimaña preparada y las palabras que salieron de la boca del atacante de me dejaron perplejo.- Soy yo.- murmuró la suave voz de Cat, que estaba ronca por el esfuerzo de respirar bajo mi mano.- y me ha mandado venir tu criada.- dijo con sorna.- como me has presentado como tu compañera y Luna de esta manada, ha creído adecuado instalarme en este cuarto.De repente el puñal cayó de mi mano, haciendo un ruido sordo al golpear el suelo, y sentí como mi cuerpo colapsaba por la infinidad de emociones que sentía en esos momentos. No podía creer que hubiera estado a punto de acabar con la vida de mi propia Luna, alarmado por todos los informes sobre conspiraciones que había leído en esos días. - ¡Cielos, Cat! Perdóname, de haber sabido que estarías aquí, jamás hubiera actuado de una forma tan irresponsable.Ella no decía nada, se ha
¿Era posible que sucedieran más cosas en un solo día? No lo creía posible, pero seguí al chico que parecía que no sabía donde meterse y caminaba delante de mi a una velocidad considerable.- Señor, por favor.- dijo éste.- sígame, estamos llegando.- Pero esta es la habitación de mi padre, ¿qué hacemos aquí? Mi padre ya no está, y mi madre estaba visitando una manada cercana.- Por favor, entre.- dijo el chico abriendo muy ligeramente la puerta.Pasé a la habitación sin dudar, aunque sé perfectamente que podría haber sido una trampa, pero nunca he desconfiado de mi propia guardia, han sido siempre leales a mi padre, y posteriormente, a mi.Dentro de la habitación había un hervidero de personas corriendo de un lugar a otro, médicos, enfermeras, guardias, había sangre en la cama, y sobre todo, había muchos nervios entre todos los presentes. Sobre la cama, aunque no pudiera creerlo, estaba tumbada mi madre, con el rostro muy pálido y el cabello manchado de sangre.Corrí hacia su lecho, l
Corrí por el bosque sin ser consciente de mi humanidad, en esos momentos, lo único que llenaba mi cuerpo era el deseo de venganza. ¿Es correcto desear la muerte de otro lobo? No, supongo que no, pero también debo suponer que no soy justo; a fin de cuentas, mi manada lleva cubos años acosada por ese hombre, Alfa Carlop, que siempre nos ha despreciado con inquina. ¿Por qué motivo deben pagar todos los que me importan porque un hombre odie a mi familia? ¿Qué he hecho yo para merecer el odio de Alfa Carlop?Mis pasos son sigilosos, ahora que soy solo un animal, soy consciente de mi propia vulnerabilidad, y el bosque parece gritarme para que sea más y más cuidadoso. Me sorprende lo inconscientes que somo como humanos acerca de la naturaleza. Cuando camino por el bosque como un hombre, no soy capaz de detectar las hojas secas que crujen bajo mi pisada, ni los arbustos con ramas irregulares donde un pequeño trozo de tela puede quedar enganchado, y ni mucho menos soy capaz de distinguir el so