Los dientes se han incrustado en mi pierna, y siento la laceración de sus colmillos como una tortura. Está disfrutando con ésto, puedo leerlo en su mirada, y por más que intento defenderme, las heridas y la pérdida de sangre comienzan a pasarme factura.Gritó cuando vuelve a retorcer los dientes dentro de mi maltrecha pierna, y de pronto, como si el sonido de mi aullido lo hubiera alertado, se desvanece. Abro los ojos para ver que es lo que está preparando, que sádica tortura me espera ahora, y simplemente veo que ha levantado la cabeza, y está olisqueando alrededor, ¿es posible que haya alguien de camino? No, no lo creo, nadie más sabe que estoy aquí fuera y mis guardias más leales están cuidando de mi madre y de Cat.El lobo vuelve a la carga, y tras hincar sus colmillos en otra parte de mi pierna, siento un pinchazo más agudo que el de los dientes, y aunque yo no sé lo que es, el lobo que me está atacando si que debe saberlo, porque sale corriendo despavorido, y me deja allí tirado
Aunque habia mostrado una visión más bien optimista de toda aquella situación, lo cierto era que estábamos bien jodidos. Casi nada de lo que le había relatado a Alfa Dean era completamente cierto.La realidad es que él tenía la fiebre demasiado alta, las heridas abultadas y enrojecidas, y el lobo que lo había atacado había huido, si… pero en dirección a la casa de la Manada, por ese motivo sabía que no habría ayuda en bastante tiempo. Yo había escapado, si, pero si esa noche Alfa Dean moría, me matarían antes del amanecer, porque incluso yo, sabiendo de mi inocencia, era incapaz de justificar los hechos. Había escapado después de golpear a un guardia de seguridad, había dejado que un peligroso sicario llegara hasta la casa, y por último, había malherido al Alfa, ¿acaso alguien querría creer en mi inocencia? Tal vez mi madre, y no era muy valorada por allí en estos momentos…Es verdad que podría haber huido, pero yo no me sentía capaz de dejar a un hombre moribundo allí para escapar
Alfa Dean corría desbocado, podía oler las emociones que lo embargaban, y sabía que estaba al límite. No tenía ni idea de que era lo que había leído en aquel aparato que había en la cabaña, pero si que sabía que ahora se dirigía hacia la casa de la Manada como si ese fuera el único lugar que exitiera en el mundo. Podía ver la cojera de la pata en la que le había disparado, por error, la flecha, y sabía que aunque nuestro encuentro lo hubiera hecho sanar, sus heridas internas estaban aún frescas, y una carrera como esa podría re abrirlas. Aún así, también sabía que pedirle que parara era inútil, su lobo había tomado el control de su humano, y cuando eso ocurría, lo único que se podía esperar es que el humano fuera capaz de reaccionar rápido, de lo contrario, algunos hombres lobo habían llegado incluso a volverse locos en esa situación.Alfa Dean se detuvo a pocos pasos de la entrada de la casa, y pude ver que lo hacía junto a su ropa, así que yo hice lo propio, y me paré frente a un
No sé lo que estaba sucediendo en la planta baja de mi casa, pero no era capaz de analizarlo. En aquel cuarto que durante tantos años había sido la habitación de mis padres, yacía mi madre, había muerto mientras yo intentaba aacabar con sus agresores; o eso quería decirme a mi mismo, porque lo cierto es que no paraba de pensar que había muerto mientras yo me acostaba con Cat. Incluso si no había sido sexo buscado, si ella lo había propuesto para ayudar a sanar mis heridas, yo me había vuelto loco de deseo mientras en mi casa, mi madre agonizaba.Aullé con violencia, liberando todo el dolor que los últimos dos días habían provocado dentro de mi, y pensé como había cambiado mi vida en este espacio de tiempo tan corto. Mi vida no era tal y como la había imaginado, y tampoco había sido el vencedor de aquella guerra, claramente, aquella guerra se estaba aún librando, y yo no lo había descubierto hasta el día de hoy.Me encerré en el baño de la habitación, no quería que mis hombres vieran
- Cat, CatEscuchó el grito desesperado del joven guardia con el que he pelado cuerpo a cuerpo durante todo este rato. Estamos rodeados por lobos salvajes que nos atacan sin ninguna clase de piedad, y debo decir que el número de caídos que nos rodea es bastante grande. Hemos luchado bien, pero sé que estamos al borde de nuestras fuerzas. Mi compañero acaba de recibir un disparo en el brazo, y sé que la herida no es grave, pero también soy consciente de que le impedirá luchar. - Tanquilo, chico.- le digo yo.- Puedo defendernos a ambos, en algún momento tienen que llegar los refuer…Y no acabo de decir refuerzos, porque una bala que no sé de donde sale cruza la sala, y le atraviesa el ojo al valeroso guardia que ha defendido con tanto honor la casa de la Manada. Me agacho instintivamente, y cojo su cuerpo antes de que desplome en el suelo, ya sin vida. Si no supiera que la parte trasera de la casa está libre de intrusos diría que viene de esa zona, pero me consta que ya han asegurado
- Abrid la maldita reja.Gritó desde detrás de la protección metálica que instalamos para que los miembros de la manada estuvieran a salvo en situaciones de ataque como estas.- No podemos, señor.- grita uno de los guardias que pelea a muerte contra los invasores.- solo he abre con un código.Si, lo sé, yo mismo le propuse esa medida de seguridad a mi madre, y en la manada, solo hay dos personas que conocen la clave de seguridad para abrirlo: el Alfa y el jefe de seguridad; con la pequeña excepción,de que en este caso, el Alfa, que soy yo ha intentado desbloquear la salida y ha resultado imposible. - Buscad a Vincent. He intentado abrir, pero el código ha cambiado, porque no lo consigo.Aunque esté detrás de una reja de seguridad, no voy a quedarme parado. Ya le pediré explicaciones a Vincent por haber cambiado el código sin avisármelo, pero ahora mismo, me coloco en una de las aberturas que se hicieron especialmente para que solo se puedan abrir desde dentro de la casa, cojo una de
- ¡No vas a salirte con la tuya!.- grité desde el acantilado a nadie en especial. Bueno, eso era mentira, a nadie en especial no, a mi padre, pero sabía que no me podría escuchar, porque él pocas veces salía de su fortaleza construída en el centro de la isla.Hacía ya casi un mes que estaba en aquella isla abandonada por todo y por todos, donde los únicos habitantes éramos mis padres, dos criados y yo.Mi padre consiguió sacarnos de la casa de la Manada en un discreto vehículo que aquel hombre de seguridad había dejado pasar, de eso estaba bien segura. Pero no lo recuerdo, porque al contrario que mi madre que al ver a mi padre, su compañero al que había decidido abandonar, se rindió, yo me resistí.Intenté escapar, luché, mordí, incluso me lancé contra su cuello, aunque no tenía intención real de hacerle daño, solo de asustarlo; pero él lo supo ver, y aprovechó ese momento, y me inyectó un líquido que me hizo quedarme dormida. Cuando desperté, mi madre me puso al día, y también me di
Me escondo cerca de la entrada de la casa, y me dispongo a esperar pacientemente. Sé que el invitado no va a quedarse a cenar, porque antes he pasado por la cocina y estaban preparando una cena normal, solo para los residentes en la casa, según me han dicho cuando me he interesado por lo que estaban haciendo y si teníamos algún invitado.Estoy cerca de la entrada, pero lo suficientemente lejos como para no ser vista en cuanto salgan por la puerta, porque si, conozco a Alfa Carlop, y sé que va a acompañar a este hombre hasta el transporte.Tal como imaginaba, más o menos una media hora después de estar en mi escondite, veo como la barca se acerca a la única zona en la que puede atracar para no rozar con las piedras del fondo, y me preparo para la función. Sé que lo más fácil y tentador sería robar la embarcación, y escapar rumbo adonde quiera que esté el lugar poblado más cercano, pero conozco lo suficientemente a mi padre como para saber que me persiguiera por tierra, mar y aire hast