Estaba muy furioso, no podía pensar claramente, y aunque mis guardias y yo habíamos previsto un posible plan de huida, y por eso tenía un coche preparado para escapar en caso de ser necesario, nunca creí que al final hubiera que llevarlo a cabo, y menos aún, pensé en la posibilidad de que la mujer a la que había intentado seducir me traicionara. Durante el poco tiempo que pasamos en la casa de la playa, me concentré en que Cat estuviera cómoda, en que confiara en mi, y pensé que eso estaba sucediendo cuando vi como respondía ante mis avances; al parecer no era más que un tonto, que se había dejado engañar por ella y por sus padres.¿Era posible que Esme estuviera en el plan? Aquella mujer siempre le había parecido muy sincera, siempre había creído ver en ella una vulnerabilidad derivada del maltrato recibido por parte de su marido, pero quizá fuera todo mentira, y el plan llevara en vigor más tiempo del que él había creído, ¿y si la llegada de Esme, la supuesta victoria de la guerra
Pasé el resto del día encerrada en el cuarto sin ventanas, y en algún momento lo agradecí, porque de haber estado en una habitación con ellas, por muy alto que el piso fuera, me habría lanzado con tal de evitar un matrimonio con un hombre que me odiaba.Alfa Dean no se molestaba en disimular que el poco afecto que hubiera podido surgir en esos dos días había sido sustituido por un profundo desparecio, y que el único motivo que tenía para convertirme en su Luna era el mismo que tenía mi padre para no querer que eso mismo ocurriera: el interés propio.Pensé en mi infancia, en como mi padre y mi madre me habían llevado en mútiples giras, asegurándose de que yo siempre fuera un perfecto maniquí, y luciendo mi cabello como i fuera su arma más preciada. Mi padre nunca perdió una oportunidad de exhibirme, de demostrar que era cierto que su hija era una leyenda viviente, y yo, lo soporté con aplomo, porque así es como me educaron.Por algún extraño motivo, siempre pensé que cuando saliera de
No podía creerme mi propia estupidez al pedirle a Alfa Dean una noche a solas, así que acudí a la habitación principal, me quité el vestido que había usado para la ceremonia, y evité tocar la ropa interior que había sobre la cama. Eran conjuntos provocativos, de la clase que yo nunca había usado, y que no pensaba llevar tampoco porque mi nuevo Alfa me lo ordenara. Me puse en cambio una camiseta ancha, que encontré en uno de los cajones, me quité el sujetador, y me dejé puestas las braguitas. Ese era un look que era mucho más probable que yo luciera, y no la ropa interior de seda que había sobre la colcha.Me colé entre las sábanas, me tapé hasta la barbilla, pero dejé la luz encendida, quería demostrarle a Alfa Dean que podía enfrentarlo, porque yo no era ninguna cobarde, y por más asustada que estuviera, no quería que él lo percibiera de ese modo.Estaba tensa, y a pesar del cansancio, y de que Alfa Dean tardó al menos una hora en presentarse en el cuarto, no pude dormirme, a pesar d
Había dormido mal, y me desperté malhumorado. Me parecía increíble dormir peor que antes de combatir en una batalla, pero aquella endiablada mujer lo había conseguido de nuevo. Me dormí escuchando el llanto que salía de su habitación, y durante varias veces estuve tentado de acudir al cuarto, cogerla en brazos y hacerle de nuevo el amor hasta que se le borraran aquellas lágrimas que bañaban su rostro; pero luego, en cada ocasión, recordé que ella era mi enemiga, una Luna que me había autoimpuesto para salar a mi manada y a mi de una muerte segura, y que la muerte de dos buenos guardias había sido a causa de su traición.Me levanté sin esperar ni un segundo,sintiendo la corriente de aire frío que circulaba a aquella hora tan temprana por la casa, y me puse el pantalón de chándal.Pensaba salir a correr para despejarme, pero uno de los hombres que en aquellos momentos estaba de guardia me lo impidió.- No es seguro, señor. Lo más recomendable es recoger, y salir pitando de este lugar,
Entramos en la habitación en estampida, con un puñado de armas apuntando en dirección al interior del cuarto, mientras yo hago señas a mis guardias para que se cubran el cuerpo, evitando así una nueva desgracia.El interior de la habitación está completamente iluminado, con la ventana abierta, y todos miramos en dirección a los pocos lugares en los que un invasor puede esconderse dentro de esa habitación, pero todos acabamos llegando a la misma conclusión:- Aquí no hay nadie.- dice uno de mis hombres bajando el arma.Entro en la habitación, furioso, y me doy cuenta de que efectivamente no hay nadie. Ni Alfa Carlop, ni Cat, en la habitación no hay ni un alma.- Ha debido huir por la ventana.- dice uno de los guardias encogiéndose de hombros.- Es un séptimo, por todos los santos.- le digo yo mirándolo como si estuviera loco mientras avanzo a toda velocidad hacia la ventana.Me asomo esperando que sea algún tipo de trampa, y veo una sábana colgando, demasiado corta para servir como vía
El viaje fue eterno, estuve sentada durante más horas de lo que creía posible en el asiento trasero del coche. Me dolía la espada, y la venda comenzaba a apretarme los ojos, por lo que intentaba rascarme, pero como me habían atado las manos, fui incapaz.- ¡Vamos, Cat!.- escuché la voz de Alfa Dean cuando al fin abrió la puerta trasera.Me empujaron para bajar del coche, y al poner los pies sobre el suelo, se me doblaron las piernas, y sentí como desfallecía. La cabeza me daba vueltas, las piernas me temblaban cada vez más, y estaba asustada. Me quitaron la venda de los ojos, y noté como la luz hacía daño a mis ojos.- ¿Dónde estamos?.- pregunté asustada.- ¿qué hora es?.- los miré a todos, que parecían demasiado calmados.A mi alrededor solo había tierra despejada, no había edificios, ni casas, ni otros coches, ni siquiera otras personas, estábamos completamente solos.- ¿Vais a deshaceros de mi?Y para mi mayor vergüenza, noté como las piernas se me doblaban y caía al suelo sin poder
Estaba agotado, no podía definir la situación de ninguna otra manera. Sentía los miembros faltos de movilidad, y la cabeza estaba a punto de explotarme. Había pasado el día entero en mi despacho de la casa de la Manada, leyendo informes de seguridad, hablando con los miembros más importantes de mi manada, y no habíamos conseguido llegar a ninguna conclusión lógica sobre la culpabilidad de Esme. Había muchas pruebas contra ella, pero también algunas que parecían apuntar en otras direcciones.Al final, cansado y hambriento, y ya solo, pues todos los demás se habían retirado a dormir, me levanté de la silla, y me duché en el cuarto de baño anexo al que se accedía por una puerta secreta. En días como aquellos, me alegraba de que mi padre hubiera decidido incluir un cuarto de baño en el despacho del Alfa, era práctico, y además el agua me relajaba.Salí de allí más tranquilo, y me encaminé a mi cuarto, donde entré sin ni siquiera encender la luz, porque estaba tan familizarizado con la est
- Voy a destaparte la boca, y se me dices quien te ha enviado, te prometo ser justo y darte una muerte rápida.Moví la mano, con mucho cuidado por si tenía otra artimaña preparada y las palabras que salieron de la boca del atacante de me dejaron perplejo.- Soy yo.- murmuró la suave voz de Cat, que estaba ronca por el esfuerzo de respirar bajo mi mano.- y me ha mandado venir tu criada.- dijo con sorna.- como me has presentado como tu compañera y Luna de esta manada, ha creído adecuado instalarme en este cuarto.De repente el puñal cayó de mi mano, haciendo un ruido sordo al golpear el suelo, y sentí como mi cuerpo colapsaba por la infinidad de emociones que sentía en esos momentos. No podía creer que hubiera estado a punto de acabar con la vida de mi propia Luna, alarmado por todos los informes sobre conspiraciones que había leído en esos días. - ¡Cielos, Cat! Perdóname, de haber sabido que estarías aquí, jamás hubiera actuado de una forma tan irresponsable.Ella no decía nada, se ha