―Es un buen hombre. ―Dianela le sonrió con picardía. ―En las ultimas dos semanas te he visto sonreír muchísimo, eso tiene mucho que ver ¿No? ―Freya miró a la mujer divertida, es la mas feliz por la buena relación que tiene con Cedrick. ―Vale, tenemos una buena conexión, pero solo somos amigos. ―Le volvió a aclarar la situación. ―Salimos de comida, nos vemos en el bar y él nos visita, pero es solamente como amigos, ¿Lo entiende señora casamentera? ―Dianela carcajeó. ―Ese hombre se ha enamorado de ti y con razón. ―La miró orgullosa. ―Eres una buena chica, hermosa y dulce, ¿Qué hombre no caería a tus pies? ―Alastahir Archibald. ―Le recordó amargamente. ―Al hombre que se acercó a mí en esa cena solo para que yo admirara lo bien que está con su mujer embarazada. ―¿No lo has escuchado? ―Freya negó. ―¿No crees que si trata de hablar contigo es por algo? Cariño. ―La obligó a que la mirara. ―Escucha lo que tiene para decirte, ¿No crees que es lo mejor? ―No, por supuesto que no es lo mejor
Alastahir llegó a casa, cansado por las terapias y aburrido de los tantos problemas que está teniendo con el proyecto que está en el exterior. De su cabeza no sale las palabras de Freya, esa mujer que solo era dulzura y quien era incapaz de lastimar a nadie con sus palabras, le dijo cosas que realmente le llegaron. ―Señor. ―Donald se acercó a su jefe. ―Tenemos la información que nos pidió. ―Le tendió un sobre, Alastahir lo abrió de inmediato y al ver las fotos una sonrisa se dibujó en sus labios. ―¿Está en casa? ―Miró al hombre. ―Sí, señor. ―Donald se echó a un lado. ―Y está furiosa porque alguien le dijo que usted no había estado aquí en todo el día. ―Alastahir asintió. ―Archie, no te vayas lejos, saldremos nuevamente. ―Entrando a la casa se dirigió directamente a las escaleras para subir a la segunda planta. ―Veo que ya estás en casa. ―La miró una vez entró, está cansado de su ausencia y que siempre tenga que estar saliendo. ―Lo mismo puedo yo decir. ―Ginebra se puso en pie y l
―¿Regresarás muy tarde? ―Ginebra lo miró desde la cama, han pasado dos semanas desde que se sometió a la prueba y él parece ignorarla todo el tiempo. ―Bichito, te estoy hablando. ―Alastahir como siempre hace, asintió sin más.―Y espero encontrarte aquí. ―La voz gruesa, como siempre la tensó, pensó que tenía el juego ganado y ese despiadado hombre invirtió los roles. ¿Cómo no pensó en que él ya no era el mismo después del accidente?―Blake vendrá a casa, creo que saldremos a comer. ―Suspiró. ―Si así lo deseas, puedes enviar a un guardaespaldas conmigo.―Haz lo que quieras. ―No le dio importancia, quiso chantajearlo y él odia que lo tomen de tonto. ―Solamente espero que estés en casa cuando llegue aquí. ―Ginebra se puso en pie y se acercó a él con intención de seducirlo.―¿No quieres hacer el amor antes de que te vayas? ―Alastahir se alejó de ella, no le apetece nada con ella, en lo más profundo de su corazón siente que algo no va bien. ―¿Te estás dando cuenta de lo injusto que eres? ―L
Freya recorrió la cafetería con la mirada y al encontrar a quien buscaba, dio un largo suspiro y se acercó. No puede olvidar la bofetada que le dio en el bar y las intenciones que tenía de seguir golpeándola. Tras asegurarse de que su vientre no se notaba gracias al abrigo, le dio frente.―Llegaste. ―Ginebra se puso en pie para saludarla, pero Freya decidió mantener la distancia. ―Por favor, siéntate. ―Le sonrió un poco incómoda por el rechazo. ―Ya he pedido los cafés. ―Freya se sentó.―No tengo demasiado tiempo. ―Le hizo saber Freya. ―He aceptado este café para dejar claras las cosas. ―Ginebra se mordió la lengua, solo escuchar su irritante voz provoca golpearla. Todavía no entiende como es que Alastahir no deja de pensarla, es patética.―Tranquila. ―Desvió la mirada por unos segundos. ―No tienes que estar a la defensiva, sé lo que hice y realmente me lamento. ―Freya por alguna razón no le creyó. ―De verdad quiero que me disculpes, Alastahir finalmente me lo contó todo y tú no hicist
Tres agonizantes días pasó Alastahir viendo sufrir a Ginebra y deseando que el bebé sobreviviera, pero al cuarto día no pudieron hacer más nada y el bebé nació muerto. Ginebra hizo una actuación digna de un Oscar y la furia de Alastahir está realmente fuera de control.Al inicio no creyó en las palabras de Ginebra, él no procesaba el hecho de que esa mujer aparentemente buena fuera capaz de algo tan atroz, pero las cámaras no desmintieron a Ginebra, se ve claramente cuando Freya colocó la mano sobre la tasa de Ginebra.―Bichito. ―Ginebra suspiró al despertar. ―Creí que te habías marchado. ―Susurró estirando su mano, Alastahir no la ha abandonado ni un segundo y eso le gusta, él no deja de mimarla y decirle que todo estará bien porque se ocupará de eso.―Aquí estoy. ―Se acercó a ella. ―Jamás te dejaría sola, no en este momento. ―Las lágrimas desbordaron los ojos de Ginebra.―¿Ya llamaron de la clínica? ―Quiso saber. ―Sé que te hará falta esos resultados para que realmente te duele la m
―¿Llegó tan pronto? ―Dianela se sorprendió. ―Ni siquiera hemos terminado la cena. ―Freya se llevó una papa azada a la boca.―Yo iré a abrirle, así lo reprendo por llegar más pronto de lo que esperábamos. ―Bromeó corriendo a la puerta. ―Cuando dijiste que llegarías lo antes posible. ―La abrió. ―No consideré que lo harías tan rápido y... ―Su cara de shock fue inevitable. ―¿Cedrick? ―Buscó la cara del hombre tras ese enorme ramo de flores.―Hola, lucero. ―Apartó el ramo y le sonrió. ―Esto es para ti, pero prefiero llevarlo yo. ―Se ofreció.―Vamos, pasa por favor. ―Se hizo a un lado para dejarlo entrar. ―No debiste molestarte, mira que me has estado mimando todos estos días. ―Cedrick dejó el ramo de flores sobre la mesita de centro y tirando de ella la abrazó.―Quiero ayudarlas a cocinar. ―Besó sus labios. ―Y te mimaré todos los días cuantas veces pueda. ―Se separó de ella con una sonrisa en los labios. ―¿Dónde está la mejor cocinera del mundo? ―Dianela abrió los brazos para recibir el ab
Tres semanas pasaron desde que Alastahir tomó la decisión de enviar a la cárcel a Freya como castigo por la muerte de su hijo, tres semanas en las que no puede dormir, en las que trata de convencerse así mismo de que lo hizo por el amor de su vida, que fue lo correcto.Ginebra está feliz por ser victoriosa, su plan salió a la perfección, ahora no tiene que lidiar con esa mojigata ni criar a un bastardo que fue abandonado por su verdadero padre. Ya está a punto de salir del hospital, pero la actitud de Alastahir ha cambiado, se le ve triste y debatido.―Bichito. ―Ginebra tendió la mano para que se acercara a ella. ―Por favor, no estés triste, podremos intentar tener otro bebé después. ―Le sonrió con cariño.―Lo sé, pero no puedo evitarlo. ―Besó el dorso de su mano, no le ha dicho que Freya espera dos hijos y son de él, no le ha comentado que la envió a la cárcel embarazada porque piensa que lo puede ver como un monstruo. ―Todo está listo, en cuanto venga la doctora con la salida aproba
―Tienes que comer. ―La mujer la miró con fastidio. ―No puedes tirar la comida siempre que te la traemos, ¿Acaso no piensas en tus bebés? ―Freya la ignoró por completo, está furiosa, nunca en su vida lo había estado tanto como ahora.―¿Les preocupa que no coma, pero no que esté aislada y deba trabajar como una esclava aun con mi embarazo? ―Gruñó amargada. ―Largase de aquí, no me interesa lo que me diga. ―La oficial maldijo, no es la misma chica que encarceló por primera vez meses atrás.―Mala madre. ―Escupió furiosa por no lograr que comiera algo, esas palabras le dolieron a Freya, es cierto lo que dice, se deja llevar por la ira y no piensa en sus bebés, pero ¿Cómo soportar la idea que el hombre al que ama y el padre de sus hijos la metió a la cárcel por algo que ella no hizo? ¿Cómo relajarse cuando la tienen de esclava aislada del resto?―Te odi0 Alastahir Archibald, te detesto como jamás había detestado a alguien. ―Las lágrimas de furia brotaron de sus ojos y rápidamente se convirti