—Sí, creo que mejor comemos afuera —le dijo un poco nerviosa— ¿No te parece?—Sí, Sí —le replicó él, consciente de que había asustado a Rachel con toda seguridad, él no podía verla pero se le notaba la tensión en su respuesta—Como tú quieras, Rachel. —Pues, la verdad es que me encanta conocer lugares nuevos, ¿Tienes alguno por allí que me sorprenda y se coma bien? —le dijo en tono casual para quitarle presión al momento.—Hmmm, eso me gusta, déjame ver… Sí, creo que tengo un buen lugar —le dijo después de pensar unos segundos— Es un sitio no muy pomposo, pero tiene buena comida internacional.—Creo que ese restaurante me agradará mucho —dijo con una sonrisa en su cara, la tensión estaba bajando a grandes pasos.Patrick sonrió ante la confianza serena de ella, nunca dejaba de sorprenderle. Y pensar que le hacía sentir tantas cosas, pero tendría que tener cuidado de no asustarla, sabía que el compromiso y todo eso iba a ser algo muy incómodo, algo a lo que tendría que acostumbrarse cad
Rachel aguantó la respiración por la sorpresa y luego fue soltando el aire poco a poco hasta que estuvo lista para contestar, sabía que ese era un paso lógico y que tendría que ser pronto. Le hubiera gustado tener más tiempo para compenetrarse más con Patrick, aunque se dijo que eso sólo ocurriría si tenían intimidad, el solo pensamiento hizo teñir sus mejillas de nuevo.—Sí, sé que eso es necesario —le dijo con sencillez— pero no deja de ser intimidante y por eso uno siempre quiere retardar momentos como ese.—¿Quieres que lo dejemos para más adelante? —le preguntó él un poco preocupado.—No, de ninguna manera, debemos continuar con lo que habíamos planeado, ¿no es cierto? —dijo ella con firmeza y con expresión decidida.—Así es, pero un día o dos adicionales no nos van a perturbar el plan por mucho, ¿No te parece? —dijo el entre divertido y admirado de la firmeza femenina.—Es posible, pero no quiero estar postergando las cosas que debemos hacer —lo decidido de su respuesta dejó a
Haciendo un supremo esfuerzo, Patrick detuvo el errante vagabundear de sus manos, que ya estaban peligrosamente cerca de los pechos femeninos, incluso una de ellas se había posado suavemente sobre el pecho izquierdo de Rachel haciendo que esta se estremeciera de placer y emitiera un suave gemido de placer aun pegada a la boca masculina.Finalmente, haciendo un esfuerzo por controlar su propio deseo, Patrick puso sus manos sobre los delicados hombros femeninos e hizo fuerza para separarla de él, cuando ella se dió cuenta de que la estaba apartando, aflojó la presión que hacía para estar más pegada a la boca masculina y se le quedó mirando a los ojos con un expresión de confusión en su cara—¿Hice algo mal? —consiguió decir, respirando entrecortadamente, lo que hacía que sus maravillosos pechos subieran y bajaran rítmicamente haciendo que Patrick sintiera deseos de apretarlos fuertemente entre sus manos.—No cariño —dijo él con la misma dificultad para hablar sosegadamente, su respiraci
Sin embargo no pudo evitar la tentación de tocar sus pechos suavemente, la sensación era divina, y mucho más intensa era si se imaginaba que las manos no eran suyas sino las de Patrick, el sólo pensamiento la hizo arquearse de placer y sintió una especie de calambre en su intimidad que la asustó porque nunca había sentido algo como eso.No había sido un orgasmo, sino más bien una espasmo placentero que la hizo dar un pequeño brinco en el jacuzzi. Decidió que lo mejor era salir de allí e ir a su cama, ponerse unas pijamas holgadas y acostarse a dormir, sino terminaría acariciándose ella misma y eso nunca le había gustado, pero ahora no estaba segura, ¡había cambiado en tantas cosas!Esa noche Rachel se acostó pensando en su compromiso con Patrick Hamilton, aún le parecía un sueño y no una inminente realidad que estaba muy cerca de cumplirse. Se esforzó por mirar el evento desde el puto de vista prácitco, dejando de lado la obvia circunstancia de que vioviría con un hombre, que le dasrí
Al entrar en la clínica los recibió una doctora que por lo visto conocía a Patrick desde hacía bastante tiempo, era una señora de mediana edad con los cabellos entrecanos y un rostro suave y sereno que debió haber sido muy hermoso en su juventud.—Hola, Patrick —le dijo con tono cariñoso mientras ponía la mejilla para que él le diera un beso en ella.—Hola, Leonor, ¿Cómo has estado? —le contestó él dándole el beso.—He estado mejor, ya me siento una ancianita.—No seas tonta, solo quieres que te diga que estás igual de hermosa como siempre.—Sabes que me gusta que me halaguen, ¿Cómo está el terco de tu padre?—Está bien, dentro de lo que cabe.—Imagino que esta preciosidad que viene contigo es tu prometida, ¿No?—Así es, Leonor. Te presento a mi futura esposa —le dijo poniendo un falso tono formal— Rachel, esta es la doctora Leonor Travers, especialista en fertilidad y estudios de ADN. Gran amiga de mi papá y su eterna enamorada.—Hola, es un gran placer —la saludó Rachel con su acost
Rachel se levantó de la camilla después de que la doctora limpiara los restos de gel y le dirigiera una mirada asesina a Patrick porque este no le quitaba los ojos de encima al vientre de Rachel. Se metió detrás del diván que estaba al fondo del consultorio para vestirse de nuevo.—Ya puedes quitar la cara de tonto quwe tines, Patrick —dijo la doctora mirándolo de frente.—¿Cuál cara? —dijo Patrick a la defensiva.—Esa cara de tonto enamorado que tienes —le dijo en voz normal y despues, bajando el tono csi hasta un susurro le dijo— Y deja de mirarla como si te la quisieras comer, patrick. Imagino que estás muy enamorado de ella, pero vas a terminar asustándola con esa actitud de lobo muerto de hambre.Patrick se le quedó mirando a los vivos ojos azules para saber si le estaba echando broma o estaba hablando en serio, porque no podía creer que él estuviera mirando a Rachel de la manera que ella le decía, aunque tenía que reconocer que su hermosa piel blanca y tersa cubriendo una hermos
Rachel estuvo bastante concentrada en el trabajo de ese día, aunque de vez en cuando su mente se iba a vagabundear en el recuerdo del beso que se habían dado esa mañana en la oficina de Patrick.Cuando recordaba ese momento un calor extraños le recorría todo el pecho, porque a pesar de que había sido un momento donde la pasión parecía tomar todo el espacio, eso no había sido completamente cierto, porque aparte de la manifiesta excitación que sentía con Patrick, también había un incipiente sentimiento que quería anidar en su pecho, pero ella lo rechazaba por temor.Porque ¿Qué pasaría si Patrick decidiera que ellos no iban a compartir la intimidad? Y pero aún, ¿qué sucedería si ella se enamoraba locamente de este hombre, que si bien había cambiado muchísimo, podría retroceder y convertirse de nuevo en un cavernícola moderno?Y lo peor del caso es que tendrían un hijo, ¡Un hijo! ¡y eso implicaba tanto! Sería un pedacito de carne viviente de los dos, su sangre mezclada con la sangre de P
—¡Oh, Patrick! —dijo la Nana con la voz conmovida por el cariño que pudo sentir en ella— Creo que no pudiste haber elegido mejor, mi niño.Le dió un beso en la mejilla a él y los condujo hacia adentro de la imponente vivienda. Rachel miraba todo con regocijo, se sentía como en un sueño de cuento de hadas.La Nana la llevaba a ella de la mano, Rachel se sintió muy cómoda con ella, y no pudo evitar decírselo con su característica franqueza.—Me agrada mucho haberte conocido, Nana —le dijo con su voz suave— Y me alegro tanto de que seas tan buena, así podrás ayudarme cuando me toque enfrentarme al dragón.Lo dijo refiriéndose a Ivonne, la madre de Patrick, y ella la entendió perfectamente.—No te preocupes, mi niña —le dijo apretando su mano— Nadie jamás te hará daño si yo puedo evitarlo, y no le temas a ella, no es más que alguien solitario.Con esa sorprendente declaración terminó de conducirlos hasta la biblioteca del viejo Hamilton. Patrick quedó tan intrigado con eso que se dijo que