Estoy emocionada por la oportunidad de trabajar en un hotel que está a punto de inaugurarse. Le cuento a mi madre sobre el empleo y ella está sorprendida por el alto sueldo que ofrecen. Ella me anima a asegurarme de conocer todas las tareas y horarios antes de firmar el contrato. Estoy decidida a aprovechar esta oportunidad y ahorrar para mi propio negocio. Mamá se va a trabajar y me arreglo para encontrarme con Camilo, el encargado de las entrevistas laborales. Llego a la cafetería y él aparece, es un hombre apuesto y amable. Discutimos las condiciones y él responde todas mis preguntas. Al final, estoy emocionada por el trabajo y acepto la carpeta con el contrato para revisarlo en casa.
***
En mi primer día de trabajo en el lujoso hotel , me sentía emocionada y un poco nerviosa. Había pasado días revisando el contrato y preparándome para esta oportunidad, y finalmente estaba aquí, lista para dar lo mejor de mí.
Cuando llegué al hotel, me encontré con Camilo, el encargado de las entrevistas laborales y quien me había contratado. Su sonrisa me calmó un poco.
—Te voy a mostrar un poco el hotel.
—Oh, de acuerdo.
Después de nuestra breve charla, Camilo me llevó a dar un tour por todo el hotel. Empezamos por el elegante lobby, donde pude apreciar la grandiosidad y el lujo que rodeaban el lugar. Los sofisticados muebles, la iluminación tenue y una hermosa decoración creaban una atmósfera acogedora y lujosa.
Continuamos nuestro recorrido hacia el área de las habitaciones. Pasamos por los diferentes pisos, donde se encontraban las elegantes suites y las habitaciones de lujo. Pude apreciar la exquisitez en los detalles de cada habitación, desde las camas impecablemente hechas hasta los baños de mármol.
Después, visitamos el restaurante del hotel, donde los chefs preparaban platos deliciosos y elegantes. El aroma de la comida llenaba el aire, despertando mi apetito y haciéndome desear probar cada uno de los manjares que se servían en ese lugar.
Luego, caminamos por la zona de la piscina, rodeada de hermosos jardines. Era un oasis de tranquilidad y relax, donde los huéspedes podrían disfrutar de un refrescante baño o simplemente descansar bajo el cálido sol.
Finalmente, visitamos el gimnasio y el spa, donde los clientes podrían cuidar de su salud y bienestar. Equipados con la última tecnología y los mejores equipos, estos espacios me transmitieron una sensación de relajación y cuidado personal.
Yo estaba impresionada por la belleza y el alto nivel de servicio que se ofrecía en este lugar. Sabía que había tomado la decisión correcta al aceptar este trabajo tan prometedor.
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P.O.V Zared
Si no la detengo ahora, estoy seguro de que puede terminar con todo a su paso, y eso es algo que no puedo permitir. No tiene que actuar así ante una situación que no comprende realmente. Ambos ya no nos sentimos a gusto estando juntos y finalmente puedo aceptar que no estamos hechos para estar en pareja. Lo mejor es terminar con esta relación, ya que no nos llevará a ningún lado. En un futuro cercano, planeo casarme y claramente ella no está incluida en esos planes.
Hemos estado juntos durante un tiempo y creí conocerla, pero ahora veo que no es la chica que quiero para toda la vida. No tengo otra opción que terminar la relación. He estado buscando el momento adecuado para decírselo de la manera más delicada posible, pero Samantha no tomará la noticia bien. Observo cómo se desata en violencia y rápidamente me acerco a ella, tomando sus brazos para detenerla.
—...Lo siento, lamento mucho tener que hacer esto, pero piensa que es por nuestro bien. Nosotros no estamos bien, no somos una pareja que se quiere, y eso es algo que debo admitir. He intentado que las cosas cambien con el tiempo, pero creo que será en vano. Hasta el día de hoy seguimos igual y, aunque pueda sonar frío y malvado, no siento absolutamente nada de amor por ti. Tal vez sólo siento respeto y me he mantenido a tu lado sin reflexionar en eso.
Ella gruñe.
—¿No me amas? No puedo creer lo imbécil que eres. Suéltame. Además, no eres tú quien está terminando esta relación, lo haré yo. No quiero seguir al lado de alguien que no me da ni una mínima atención, que solo se preocupa por su trabajo. Nunca me has dado un lugar. Creo que solo jugaste con mis sentimientos y sigues haciéndolo ahora. No te agradezco por lo que vivimos, al final parece que estabas fingiendo.
La libero y ella me mira con furia. Sé que sigue molesta, pero no voy a contradecirla ni llevarle la contraria para evitar otra discusión absurda. Necesito un poco de paz, es demasiado tarde para estar sumergidos en una acalorada discusión. Lo único que quiero ahora es poder descansar tranquilamente. He tenido una jornada laboral ajetreada y ahora esto...
—Samantha, ¿por qué no tomas las cosas como una adulta? Esto es importante y es normal que te sientas enojada conmigo. Tómate tu tiempo para darte cuenta de que esta es la mejor decisión para ambos —le susurro. Ella niega con la cabeza, en total desacuerdo con lo que digo. Sé que no me va a dar la razón, que no quiere admitir que nuestra relación no estaba funcionando.
—No, una relación necesita el esfuerzo de ambas partes y yo era la única que luchaba por nosotros. Me has dejado de lado por tu trabajo, no es justo. Creo que jugaste con mis sentimientos y sigues haciéndolo. Eres un maldito imbécil, no te imaginas cuánto te odio. Nadie debería ser tratada como tú me tratas —apunta con sus filosos ojos clavados en mí. Sé que no la comprendo.
—Supongamos que tienes razón y que puse mi trabajo por encima de todo, pero nada va a cambiar, no estamos...
—Respóndeme algo y dime si ya apareció la persona por la que me estás dejando. ¿Es más importante que yo? ¿Tiene todo lo que yo no tengo?
—Tiene lo que no he encontrado en ti. ¿Eso es lo que querías escuchar? Hay muchas diferencias y solo con verla una vez he podido entenderlo —admito y ella me mira con odio.
—No puedo creer el grado en el que me estás diciendo cómo es ella, como si estuvieras describiendo a tu amante.
—No, no somos amantes. Pero después de todo lo que te he confesado, sería difícil creerme. Puedes dormir en la cama, yo me quedaré en el sofá —digo, porque no pienso dormir junto a ella.
Pero estoy seguro de que no aceptará y terminará por irse de mi piso. Así es ella. Lo sé.
—No, no pienso seguir respirando bajo el mismo techo que un descarado e idiota como tú. No sé qué intentas conseguir con todo esto. De la noche a la mañana has tomado una decisión de la que te arrepentirás toda tu vida, ¿de acuerdo? —dice.
Ella se expresa como si tuviera razón, pero no me arrepentiré de esta decisión. Creo que estoy haciendo lo correcto, no puedo seguir con alguien con quien no llegaré lejos.
No lo haré.
No digo más palabras, ha sido suficiente. Samantha se dirige hacia la salida y en unos segundos, estoy solo en mi habitación. El silencio aligera el ambiente y me brinda la paz que tanto necesitaba. Debería intentar dormir un poco, pero después de lo ocurrido, no puedo conciliar el sueño.
M****a. No pensé que sería capaz de ser tan directo y expresar que hay alguien más en mi vida, alguien que me ha impactado y abierto los ojos. Conocí a Anastasia y ella es especial por sí sola. Por eso...
Es difícil.
Dos meses después... Como de costumbre, me levanto para ir al trabajo, pero esta mañana me siento indispuesta. Tengo síntomas que indican que estoy enferma. No me siento bien y siento que no debería ir a trabajar hoy. Pero no puedo faltar, especialmente porque el jefe estará allí hoy. El señor Jones, como es conocido. Espero que su apellido sea solo una coincidencia. Estoy confundida y preocupada. Al poner un pie en el suelo, me mareo y necesito acostarme para sentirme mejor. Estoy enferma y sé que no puedo faltar al trabajo. No puedo poner en peligro mi empleo. Me siento tan mal que quiero llorar. Las náuseas llegan y corro al baño para vomitar. No sé qué me está pasando, pero necesito ver a un médico para saberlo. Solo tengo media hora para estar lista y salir de casa. Mamá se da cuenta de que algo está mal cuando me ve pálida y me insiste en que coma antes de irme. Intento tranquilizarla, pero sé que es intuitiva y probablemente sospeche la verdad. Le doy un beso en la mejilla y
P.O.V Zared Jones. El grito desesperado de una de las empleadas, me alarma y no dudo ni un momento en acercarme para saber qué es lo que pasa, entonces me doy cuenta de que se trata de Anastasia tendida en el suelo, no le pido a ninguno de mis guardaespaldas o empleados que se encarguen de ella, lo hago yo mismo, llamándola por su nombre, cosa que no pienso demasiado al estar sumergido en la desesperación, es por eso que muchos se quedan extrañados, pero en eso en este momento me importa un bledo, solo quiero que ella se encuentre bien. Me llaman por todos lados queriendo llevar a Anastasia por mí, pero les digo que yo mismo iré al hospital, no me conformo con llevarla a la enfermería qué hay dentro del hotel. Es así como la subo a la parte trasera del auto. Una chica que parece ser cercana a ella, ha insistido muchísimo para ir con ella en la parte trasera, y se lo permito. —¿Eres amiga de Anastasia? —Señor, solo su compañera, pero sí somos cercanas. ¡Dios! Le dije que no estaba
Sonrío.—Gracias. Me iré a cambiar. Oye, no voy a volver al hotel por el día de hoy. Mañana comenzaré a trabajar otra vez, pero hoy definitivamente me tengo que tomar el día para descansar y poner en orden mi cabeza, que es un completo caos.—Bien, en ese caso no deberías preocuparte. Digo, estás embarazada y es algo que deberías hablar entonces en el hotel.—¡No! —exclamo y luego me disculpo por haber subido el tono de voz—. No quiero hacer eso, no es como si fuera a obtener una licencia médica, oh vamos, seamos conscientes de que yo soy la que cumple una sola función como mucama, por lo que pueden fácilmente buscar otra persona que se encargue de mi labor. Lo que tengo pensado hacer es trabajar durante los primeros meses nada más, luego hablaré, pero ahora no quiero arriesgarme a perder mi empleo.—Definitivamente no voy a estar de acuerdo con lo que estás diciendo, es peligroso que te pongas a trabajar y más a sabiendas de que son labores agotadoras estando encinta. Piénsalo un poc
El qué dirán... La reacción de Zared cuando se entere... Mi futuro... Todo tipo de inquietudes se dispersan en mi mente a la hora de dormir, lo que me impide descansar como siempre. En lugar de eso, solo me atrapa el insomnio, convirtiéndome en su prisionera y haciéndome sentir desesperada.Antes de acostarme, me siento en la cama y miro mi abdomen. ¿Cómo es posible que una personita tan pequeña esté viviendo allí dentro? Lo más increíble de todo es que viene de mí y de él... Nunca habría imaginado quedarme embarazada, y mucho menos de Zared. ¿Quién lo diría?Aunque tengo razones para seguir adelante y no preocuparme por lo que los demás puedan decir de mí, decidí ocultar mi embarazo por mi propio bien. De esa manera, no correré el riesgo de perder mi empleo. Decirle a Zared sobre esto sería arriesgarme demasiado, y como no sé qué va a suceder con certeza, prefiero guardar silencio y mantener el secreto hasta que pueda decidir si es posible revelarlo.Recibo una llamada telefónica en
He escuchado a algunas mucamas hablar sobre lo maravilloso que es estar ahí, la vista es increíble. Me imagino que sí, después de todo es bastante alto. Ya no puedo esperar para vivirlo en persona.Miro la tarjeta magnética, es dorada y negra, a diferencia de las otras que son solo negras. Esto significa que puedo salir de aquí. Mis ojos se pierden por todo el lugar, ya estoy dentro de esa suite, el dorado es dominante, con tecnología y muebles ostentosos. La cama está perfectamente hecha. En realidad, todo está en orden, no solo han hecho una limpieza profunda, estoy incrédula mientras miro la llave magnética. ¿Fue un error de Braxton asignarme una habitación en la que no tengo que hacer absolutamente nada?—¿Cómo pudo pasar por alto esto? —me quejo mientras camino alrededor del lugar. De verdad es muy grande, y todo lo que hay aquí vale más que mi vida.¡Dios mío! En verdad es la suite más hermosa que he... Bueno, no es como si hubiera estado en otra antes. Me detengo de repente al
Al rato, me quedo satisfecha en el sofá. Pareciera que soy más una huésped que una mucama. Debería estar limpiando habitaciones y haciendo el agotador trabajo, pero todo es tan extraño que estoy aquí, en uno de los mejores cuartos, solo porque al jefe se le ocurrió que me quede hasta que regrese.Empiezo a sentir fatiga, y no es para menos, no tengo con quién hablar. Al menos, cuando trabajo con Sandra o María en una habitación, podemos conversar un rato y hacer el trabajo menos agotador.Es entonces cuando recuerdo mi estado. Sonrío un poco y miro mi abdomen, que aún no es demasiado grande, pero falta muy poco para que se note el embarazo. Me gustaría saber si es niña o niño, pero lo más importante es que sea un pequeño sano y fuerte. También pienso en la posibilidad de que se parezca a Zared. ¡Dios! Son demasiadas emociones y en cualquier momento podría ponerme sentimental y empezar a llorar.Sería lindo que estuviera a mi lado durante todo este proceso.Pero eso no es seguro.Cuand
—¿Ya puedo retirarme? Aún tengo otras cosas que debo hacer. —Dime algo, ¿de seguro no tienes algo que decirme? En ese momento paso saliva con dificultad. Me está tuteando de nuevo y me está preguntando directamente si tengo algo que decir. No quiero decirle nada. —No, ¿por qué crees que tengo algo que decir? —Porque desde que me viste, no has dejado de actuar extrañamente, como si quisieras ocultar algo —suelta directamente y casi me atraganto con mi propia saliva.No puedo creer que ahora esté hablando de eso. —Zared... —Pensé que no volverías a llamarme por mi nombre. Hasta ahora ha sido formalmente. —Tú también lo has hecho —exclamo. Él se acerca peligrosamente a mí y sé que debería tomarlo como una advertencia para salir corriendo sin dudar. Pero mis pies se sienten atrapados en el suelo, incapaces de moverse. Su presencia es abrumadora, no puedo moverme ni un centímetro. Ya está allí y me reduce a nada con solo una mirada. Lleva una mano a mi rostro y algunos de sus dedo
A la salida, Sandra y María acordamos ir a comer. No me quiero negar porque no quiero quedar como una arruina planes. Porque habría preferido irme directamente a casa y poder descansar. Sin embargo ahora estoy en un restaurante local, debo admitir que tienen una selección de platillos que me apetecen mucho. Pero debo ser muy rigurosa con lo que elijo para comer y más cuando estoy embarazada. No debo comer demasiado. Solo lo justo. Mientras ella charlan, yo escucho. No sé cómo participar en la plática. —¿De verdad aprovechaste la oferta de fin de semana? Porque yo no tengo idea de cómo es, bueno, tampoco soy muy asidua a las comprar. Bien por ti —le dice Sandra. María sonríe y me mira. —¿Por qué tan callada? Deberías participar también en la conversación. No pasa nada. ¿A ti sí te gusta comprarla o eres como Sandra? Ahora las dos tienen los ojos clavados en mí, a la espera de una respuesta. Sonrío un poco. —No, no soy amante de salir a comprar pero es algo que disfruto cuando lo