Dos meses después...
Como de costumbre, me levanto para ir al trabajo, pero esta mañana me siento indispuesta. Tengo síntomas que indican que estoy enferma. No me siento bien y siento que no debería ir a trabajar hoy. Pero no puedo faltar, especialmente porque el jefe estará allí hoy. El señor Jones, como es conocido. Espero que su apellido sea solo una coincidencia.Estoy confundida y preocupada. Al poner un pie en el suelo, me mareo y necesito acostarme para sentirme mejor. Estoy enferma y sé que no puedo faltar al trabajo. No puedo poner en peligro mi empleo. Me siento tan mal que quiero llorar. Las náuseas llegan y corro al baño para vomitar. No sé qué me está pasando, pero necesito ver a un médico para saberlo.Solo tengo media hora para estar lista y salir de casa. Mamá se da cuenta de que algo está mal cuando me ve pálida y me insiste en que coma antes de irme. Intento tranquilizarla, pero sé que es intuitiva y probablemente sospeche la verdad. Le doy un beso en la mejilla y me apresuro a tomar un taxi hacia el trabajo.Llego al lujoso hotel en donde trabajo. A pesar de que tengo muchas responsabilidades, el salario es bueno y no puedo permitirme perder este empleo. Camino por la recepción y sufro otro mareo, pero logro calmarme rápidamente y disimularlo. Me encuentro con mi compañera Sandra, una rubia de ojos azules, y ella me comenta sobre el jefe y su reputación de ser estricto.Me cambio rápidamente y trato de arreglarme antes de que llegue el jefe. A pesar de no sentirme bien, fingiré estar bien para no causar problemas. Me encuentro con María, otra compañera de trabajo amable y conversadora. Ella me comenta sobre la visita del jefe y la importancia de que todas estemos presentes.Braxton, el gerente, entra a la sala y nos informa sobre la llegada del jefe. Nos mantenemos de pie y me doy cuenta de que hay una tarima al frente. Nunca antes había estado en esta sala, ya que no me corresponde limpiarla.***Sandra está a mi lado.—¿Faltará mucho tiempo para que ya se parezca? Espero que tomen en cuenta el tiempo que estamos perdiendo aquí.Yo también me pregunto lo mismo, pero como no sé la respuesta, solo me encojo de hombros y espero como el resto.—De seguro ya falta poco, no sé —digo al rato.María se une a nosotras.—No parloteen mucho, allí el gerente no nos quita la mirada de encima —expresa.Y efectivamente me doy cuenta de que Braxton nos está mirando. Como si no tuviera otra cosa mejor que hacer. A veces pienso que es un hombre demasiado observador para mi gusto, al punto de que su manera de mirar se vuelve opresora.María, en cambio, dice que solo es muy estricto. Afortunadamente, ninguna de nosotras ha sido regañada, por lo que puedo asegurar que hemos estado haciendo las cosas bien. Y así seguirá siendo.Entonces, cuando menos lo esperamos, se nos avisa que el jefe ya está allí y es recibido con muchos aplausos. Yo me uno a la ovación, tratando de verle, porque estoy casi al final de la fila. Por fin veo al hombre con traje y mi corazón se paraliza. Empieza a latir de forma irregular y ya no es el mismo, amenaza con salirse de mi pecho y la incredulidad crece sin parar. Es todo un desafío hacer como si nada está pasando, porque Zared Jones es el mismo de hace años, el hombre con quién me acosté; él es el dueño del hotel.Estúpidamente, todo este tiempo estuve pensando que se trataba de otra persona y no del mismo. Ahora todo se conecta, además de tener sentido, aumenta el temor en mí por saberlo tan cerca y yo ser una de sus empleadas. Esto tiene que ser una broma, y no, es todo real.—Buenos días a todos. Me presento como ZaredJones, el dueño de este hotel y creador del mismo. Es un placer poder estar aquí, agradezco a todos los empleados diligentes y responsables, quienes han estado trabajando muchísimo para ofrecer un servicio de calidad a nuestros clientes. Gracias a ustedes, este hotel se ha convertido en la elección de muchos. Seré breve, tengo buenas noticias.—¿Estás bien, Ana? —me pregunta Sandra con cara de preocupación y asiento, pero me doy cuenta de que no puedo dejar de temblar. Porque en realidad no me encuentro bien y sigo sintiéndome estupefacta al verlo allí —. No lo creo, creo que de verdad te está pasando algo, estás temblando... Oye.—Dije que estoy bien —emito y un mareo me sacude, casi haciendo que pierda el equilibrio, por suerte ella no me suelta ni un momento y estoy agradecida por ello.—No lo estás —insiste, dejando salir un suspiro, y no digo nada.Tiene razón, no estoy bien. Pero tampoco sé qué es lo que me está sucediendo exactamente.—... Los empleados con el mejor desempeño durante los siguientes cinco meses tendrán la oportunidad de ir a las Bahamas con todos los gastos incluidos. Hemos creado un paquete especial para el disfrute de los seleccionados. Esto podría tomarse como un incentivo. Además de eso, quiero hablar sobre algunos asuntos que...—¡Dios mío! Ayuda, se ha desmayado —es lo último que escucho a Sandra decir, luego de que todo a mi alrededor se ha nublado por completo.La inconsciencia se ha apoderado de mí. Y, ¿cómo no? ¡El dueño del hotel donde trabajo es el mismísimo con quien me acosté! Zared Jones, el joven de mi pasado y el hombre de mi presente, mi jefe.P.O.V Zared Jones. El grito desesperado de una de las empleadas, me alarma y no dudo ni un momento en acercarme para saber qué es lo que pasa, entonces me doy cuenta de que se trata de Anastasia tendida en el suelo, no le pido a ninguno de mis guardaespaldas o empleados que se encarguen de ella, lo hago yo mismo, llamándola por su nombre, cosa que no pienso demasiado al estar sumergido en la desesperación, es por eso que muchos se quedan extrañados, pero en eso en este momento me importa un bledo, solo quiero que ella se encuentre bien. Me llaman por todos lados queriendo llevar a Anastasia por mí, pero les digo que yo mismo iré al hospital, no me conformo con llevarla a la enfermería qué hay dentro del hotel. Es así como la subo a la parte trasera del auto. Una chica que parece ser cercana a ella, ha insistido muchísimo para ir con ella en la parte trasera, y se lo permito. —¿Eres amiga de Anastasia? —Señor, solo su compañera, pero sí somos cercanas. ¡Dios! Le dije que no estaba
Sonrío.—Gracias. Me iré a cambiar. Oye, no voy a volver al hotel por el día de hoy. Mañana comenzaré a trabajar otra vez, pero hoy definitivamente me tengo que tomar el día para descansar y poner en orden mi cabeza, que es un completo caos.—Bien, en ese caso no deberías preocuparte. Digo, estás embarazada y es algo que deberías hablar entonces en el hotel.—¡No! —exclamo y luego me disculpo por haber subido el tono de voz—. No quiero hacer eso, no es como si fuera a obtener una licencia médica, oh vamos, seamos conscientes de que yo soy la que cumple una sola función como mucama, por lo que pueden fácilmente buscar otra persona que se encargue de mi labor. Lo que tengo pensado hacer es trabajar durante los primeros meses nada más, luego hablaré, pero ahora no quiero arriesgarme a perder mi empleo.—Definitivamente no voy a estar de acuerdo con lo que estás diciendo, es peligroso que te pongas a trabajar y más a sabiendas de que son labores agotadoras estando encinta. Piénsalo un poc
El qué dirán... La reacción de Zared cuando se entere... Mi futuro... Todo tipo de inquietudes se dispersan en mi mente a la hora de dormir, lo que me impide descansar como siempre. En lugar de eso, solo me atrapa el insomnio, convirtiéndome en su prisionera y haciéndome sentir desesperada.Antes de acostarme, me siento en la cama y miro mi abdomen. ¿Cómo es posible que una personita tan pequeña esté viviendo allí dentro? Lo más increíble de todo es que viene de mí y de él... Nunca habría imaginado quedarme embarazada, y mucho menos de Zared. ¿Quién lo diría?Aunque tengo razones para seguir adelante y no preocuparme por lo que los demás puedan decir de mí, decidí ocultar mi embarazo por mi propio bien. De esa manera, no correré el riesgo de perder mi empleo. Decirle a Zared sobre esto sería arriesgarme demasiado, y como no sé qué va a suceder con certeza, prefiero guardar silencio y mantener el secreto hasta que pueda decidir si es posible revelarlo.Recibo una llamada telefónica en
He escuchado a algunas mucamas hablar sobre lo maravilloso que es estar ahí, la vista es increíble. Me imagino que sí, después de todo es bastante alto. Ya no puedo esperar para vivirlo en persona.Miro la tarjeta magnética, es dorada y negra, a diferencia de las otras que son solo negras. Esto significa que puedo salir de aquí. Mis ojos se pierden por todo el lugar, ya estoy dentro de esa suite, el dorado es dominante, con tecnología y muebles ostentosos. La cama está perfectamente hecha. En realidad, todo está en orden, no solo han hecho una limpieza profunda, estoy incrédula mientras miro la llave magnética. ¿Fue un error de Braxton asignarme una habitación en la que no tengo que hacer absolutamente nada?—¿Cómo pudo pasar por alto esto? —me quejo mientras camino alrededor del lugar. De verdad es muy grande, y todo lo que hay aquí vale más que mi vida.¡Dios mío! En verdad es la suite más hermosa que he... Bueno, no es como si hubiera estado en otra antes. Me detengo de repente al
Al rato, me quedo satisfecha en el sofá. Pareciera que soy más una huésped que una mucama. Debería estar limpiando habitaciones y haciendo el agotador trabajo, pero todo es tan extraño que estoy aquí, en uno de los mejores cuartos, solo porque al jefe se le ocurrió que me quede hasta que regrese.Empiezo a sentir fatiga, y no es para menos, no tengo con quién hablar. Al menos, cuando trabajo con Sandra o María en una habitación, podemos conversar un rato y hacer el trabajo menos agotador.Es entonces cuando recuerdo mi estado. Sonrío un poco y miro mi abdomen, que aún no es demasiado grande, pero falta muy poco para que se note el embarazo. Me gustaría saber si es niña o niño, pero lo más importante es que sea un pequeño sano y fuerte. También pienso en la posibilidad de que se parezca a Zared. ¡Dios! Son demasiadas emociones y en cualquier momento podría ponerme sentimental y empezar a llorar.Sería lindo que estuviera a mi lado durante todo este proceso.Pero eso no es seguro.Cuand
—¿Ya puedo retirarme? Aún tengo otras cosas que debo hacer. —Dime algo, ¿de seguro no tienes algo que decirme? En ese momento paso saliva con dificultad. Me está tuteando de nuevo y me está preguntando directamente si tengo algo que decir. No quiero decirle nada. —No, ¿por qué crees que tengo algo que decir? —Porque desde que me viste, no has dejado de actuar extrañamente, como si quisieras ocultar algo —suelta directamente y casi me atraganto con mi propia saliva.No puedo creer que ahora esté hablando de eso. —Zared... —Pensé que no volverías a llamarme por mi nombre. Hasta ahora ha sido formalmente. —Tú también lo has hecho —exclamo. Él se acerca peligrosamente a mí y sé que debería tomarlo como una advertencia para salir corriendo sin dudar. Pero mis pies se sienten atrapados en el suelo, incapaces de moverse. Su presencia es abrumadora, no puedo moverme ni un centímetro. Ya está allí y me reduce a nada con solo una mirada. Lleva una mano a mi rostro y algunos de sus dedo
A la salida, Sandra y María acordamos ir a comer. No me quiero negar porque no quiero quedar como una arruina planes. Porque habría preferido irme directamente a casa y poder descansar. Sin embargo ahora estoy en un restaurante local, debo admitir que tienen una selección de platillos que me apetecen mucho. Pero debo ser muy rigurosa con lo que elijo para comer y más cuando estoy embarazada. No debo comer demasiado. Solo lo justo. Mientras ella charlan, yo escucho. No sé cómo participar en la plática. —¿De verdad aprovechaste la oferta de fin de semana? Porque yo no tengo idea de cómo es, bueno, tampoco soy muy asidua a las comprar. Bien por ti —le dice Sandra. María sonríe y me mira. —¿Por qué tan callada? Deberías participar también en la conversación. No pasa nada. ¿A ti sí te gusta comprarla o eres como Sandra? Ahora las dos tienen los ojos clavados en mí, a la espera de una respuesta. Sonrío un poco. —No, no soy amante de salir a comprar pero es algo que disfruto cuando lo
Una vez que Camilo se ha ido de la habitación, decido que es hora de revisar las cámaras de seguridad. No sé qué es lo que me voy a encontrar, pero necesito ver esa cinta de seguridad de todas maneras. Hay una urgencia increíble dentro de mí por saber qué está pasando. Si resulta ser que ella espera un hijo mío y sigue sin decírmelo, tendré que tomar medidas. Pero no puedo permitir que me siga mintiendo, necesito saber la verdad y, además, podría ser peligroso para ella estar aquí, haciendo tantas cosas a la vez. Afortunadamente, coloqué micrófonos, solo así podría tener acceso a lo que ella pudo haber dicho.Al parecer, solo se pasó recorriendo el lugar donde está la otra persona y luego la vi hablando por teléfono. Es allí cuando decido prestar un poco más de atención y darme cuenta de que está hablando con alguien cercano.Y sí, entre tantas cosas, menciona ese tema. Me quedo helado al saber que ahora mismo estoy confirmando algo de lo que tenía sospechas. Me llevo las manos a la c