¡Estaba embarazada!.

Capítulo 1¡Estaba embarazada!.

Dos meses después…

Britania se casaba al día siguiente y en este justo momento acababa de descubrir que estaba embarazada y no precisamente de su prometido. Sabiendo el problema que se avecinaba tenía que contarlo todo de una buena vez y que rodaran cabezas, mejor dicho que rodara su propia cabeza.

Miró la varita de plástico que sujetaba con dedos temblorosos. Era uno de esos paquetes que aseguraban ser totalmente eficaz. Y en este momento mostraba sin duda alguna que estaba embarazada, destellando un anuncio luminoso, así como en Las Vegas.

¡Estaba embarazada!. Sintió revuelto el estómago y se quedó sin aire. Las rodillas se le debilitaron, y tuvo que sentarse en el sanitario, Una risa nerviosa broto de su garganta y murmuro ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo pudo ser tan fértil? Solo fue una vez, una maravillosa, sensual, exquisita y espectacular única vez. Sus dudas y sus miedos la iban a volver loca, ¿qué podía hacer?

Ese mismo día ella en pleno almuerzo considero su deber informarle de su embarazo a su padrastro Antón Lewis. Después de que él salió de su asombro, fue hasta ella, la levanto con rudeza de la silla y la abofeteo sin importarle la presencia de su madre en el comedor. Él la abofeteo sin importarle nada, cada una de sus mejillas estaba marcada e incluso cayó al suelo por el impacto de las bofetadas —me estás diciendo que Alexander no es el padre de ese bastardo—preguntaba como loco, el maltratador delante de mi sumisa madre sin tomar en cuenta que ella observara

—No lo es, por eso no puedo casarme con él—le dijo angustiada escuchando el llanto de su llorosa mamá y la diversión de las dos hijas de Antón

—Tienes dos opciones, cásate con él y hazle creer que es su hijo, la segunda opción es que abortes una vez que te cases, también podemos posponer la boda mientras abortas y después te puedes casar

¿Engañarlo? No, nunca podría engañar a un hombre endosándole un hijo que no era de él, abortar ni hablar. —No haré nada de eso, no me casaré y punto, esta conversación ha terminado—quería demostrar valentía, pero esto no era nada cierto, su temblor le llegaba hasta la raíz del cabello, tenía miedo de ese hombre, deseo nunca haber regresado

— ¡Eres una zorra!, ¿crees que avergonzaras a mi familia? En mala hora regresaste ¿Sabes que te puedo obligar a abortar?

—No soy de tu familia, mejor dicho no soy nada tuyo y no te pedí que me comprometieras en matrimonio, así que resuelve ese problema, si me obligas gritaré hasta que alguien me escuches, iré a los medios de comunicación, le diré la verdad al mundo entero, que quieres matar a mi hijo, además tienes dos hijas solteras, que ese demonio se case con una de ellas—le dijo

—Maldita desgraciada, así pagas todo el bien que te he hecho—intento abofetearla de nuevo y escucho a Victoria llamarlo

—Antón, no por favor, ya detente— le suplico su esposa. Él se giró para ver a su angustiada esposa y salió directo al despacho

Si algo era cierto, es que aparentemente su mamá hasta la fecha, era muy importante para este hombre, ella le había dado un hijo, poniendo en peligro su vida, el único varón después de tener dos hijas de otro matrimonio, por lo que al mejor estilo de Enrique Tudor, este condenado y ridículo rey consentía a mamá, y milagrosamente se detuvo, es decir, no siguió golpeándola el muy degenerado y salió de allí envuelto en una gran furia.

Britania apretó los labios, no quería llorar porque si comenzaba a llorar el llanto sería interminable. Ella se pasó la mano por la nariz. Debió hacerse esa prueba hace días, pero estaba en negación, no quería asumir la verdad, además antes o después ya no se podía hacer nada.

Britania lo siguió al despacho adolorida por los golpes y la caída, seguida de su mamá. las carcajadas de las hijas de Antón se escuchaban desde la distancia, este drama les fascinaba, nunca estuvieron de acuerdo con el matrimonio de Antón, mucho menos con que tuviera un hijo a su edad que pusiera en peligro su propia herencia., asi que ¡Se merecía este problema!

La puerta del despacho del magnate Antón Lewis se cerró de un solo golpe, casi golpea a su hijastra que venía detrás de él, ya que ella necesitaba dar por terminada esta situación. Él se giró observándola de frente y contempló a su hijastra con una pronun­ciada desaprobación y rabia por frustrar sus planes de formar una futura sociedad con Alexander.

— ¡Descarada! —musitó, pronunciando la palabra con desprecio y desdén—Eres una descerebrada, una mujer sin pudor, sin ninguna vergüenza, ni siquiera saber como evitar un embarazo  ¡Cómo pudiste ser tan imbecil!

Con expresión sombría, estudió los rasgos de la mujer que estaba frente a él. Sus austeros y afilados rasgos se endurecieron para convertirse en una máscara de fría reserva.

El tenía la desgracia de tenerla como su hijastra, era lo único desagradable que había traído al matrimonio su amada mujer. Desde el principio fue un estorbo, si se hubiera ido, perdido o muerto lo hubiera agradecido, solo que no quería que sufriera su mujer, en la actualidad estaba al cuidado de su hijo que contaba con pocos meses, el parto había sido complicado, casi los pierde, y este era su único hijo varón, su heredero.

Considerando su edad, esto era una proeza masculina y dada la edad de su esposa hubo un gran riesgo. Por lo tanto, Britania debía largarse, era necesario casarla con alguien, y pasarle ese problema a otro, así su esposa estaría más tranquila y ya no se preocuparía tanto por esa perdedora tan parecida a su padre.

Además, este matrimonio le traería un buen negocio. A pesar de todo, ni eso pudo hacer bien, está condenada sinvergüenza. Su rostro cambió al percibir la entrada de su esposa al despacho y ya no quiso decir nada más, no quería preocupar mas a Victoria, su esposa.

—Habla con ella tú misma, convéncela de que es lo mejor para ella y para la familia, , es tu hija, trata de resolver eso y tú—le dijo apuntándole con el dedo—será mejor que no hagas llorar a tu madre, hay que cuidar su salud.

—Hija… ¿Qué vas a hacer? —observo a su sufrida madre, una vez se marchó él, y en verdad lamentó ser la causante de su sufrimiento

—No lo sé mama, pero no me voy a casar mañana y tampoco voy a abortar, y no voy a perjudicar a tu familia, has hecho lo que has podido por mí, mereces ser feliz, vive tu vida, es el momento de ser feliz—o eso en verdad esperaba, ya que este hombre había demostrado que es un maltratador

—No lo seré, no estaré tranquila, si te imagino quién sabe dónde, porque conociéndote sospechó que te vas ¿Me equivoco? ¿Qué haremos con ese hombre y su familia? ¿Sabes que Antón está metido en un gran problema? ¡Si te vas él debe dar muchas explicaciones! ¡Debes entender que su actitud se debe a su preocupación!

—Se lo merece, ¿acaso yo lo mandé a comprometerme en mi nombre?—le dio rabia que ella pensara en él en este momento, su mama había sido testigo de su maltrato y aun seguía pensando en él, pues claro que se iría, no permitiría un golpe más, aunque le preocupara su madre

—Y tú, me preocupas, hija, muchísimo, no quiero desampararte y estás embarazada, sabes lo difícil que estar así en la calle, vivir sola, a una mujer sola le cuesta desenvolverse, mucho mas si está embarazada —la expresión de su mamá era de absoluta tristeza, quizás estaba recordando su propia experiencia

—No puedo casarme engañando a ese hombre, tampoco voy a abortar a mi hijo, el tiene derecho a vivir

— ¿Cómo pudiste malograr tu vida así, hijita?—le indico entristecida pensando en que no la podría ver más, tenía que pensar en su propio bebe recién nacido, el la necesitaba y ya no se sentía con fuerzas para mendigar o criar a un hijo sola o peor aún dejarlo, para seguir a su hija.

—sería peor casarme con ese hombre ¿Has visto como me mira? ¡Parece que me odiara! Además, tiene una amante, y se dice que tuvo algo que ver en la muerte de su esposa, eso lo sabe todo el mundo ¿Quieres ese destino para mí?

— ¡Yo no sé, hija! ¡No sé qué hacer o que decir, ya no sé ni que es lo que te conviene!

—Mamá, estaré bien, no te preocupes, olvídate de mí, saldré adelante, déjame ir, sé tú feliz, lo mereces después de tu vida tan incierta con papá—las dos se abrazaron llorando, ambas se dirigieron a la habitación y esa noche Britania salió de esa casa silenciosamente, considerando que nunca había sido su verdadero hogar

Se marchó con solo sus ahorros, y una tarjeta bancaria que le había dado su mamá, la acepto porque sabía que era necesario sostenerse económicamente por un tiempo y su hijo lo necesitaría.

La oscuridad de la noche se parecía a la oscuridad de su alma, no entendió bien donde su camino se había torcido, la única vez que había querido ser espontánea, que se había tomado un respiro. Ella no pensó, se dejó llevar por el deseo, con un hombre que le gustaba, solo quiso disfrutar un poco antes de casarse con ese demonio y paso esto, además el uso protección ¿Cómo pudo pasar esto?

Tampoco es que le convenía estar casada con ese Alexander Ruso, se murmuraba mucho de él y no era nada bueno, ya sea con su hijo o sin él, debía evitar a toda costa ese matrimonio sin sentido.

Camino hasta que encontró un taxi, el dinero que tenía le bastaría para alquilar una habitación en un hotel decente esta noche. ¡No podía hacer nada más!

Ya en una habitación de un hotel barato, aunque en apariencia decente, mientras comía algo que compro, Britania observo, en la televisión, al hombre que conoció en París, el hombre de una sola noche y para su completa desgracia, este mismo hombre estaba anunciando su compromiso a celebrarse al día siguiente en la misma fecha que su frustrada boda y su próximo enlace matrimonial.

Al día siguiente, muy temprano, en la mansión de Antón Lewis, se enfrentaban a la ira de Alexander Russo, el prometido de Britania.

La cara de Alexander Russo estaba deforme de la ira. Su rostro aún se veía atractivo a pesar de sus cicatrices en la mejilla derecha, resultado de un accidente donde murió su esposa por causas que no estaban lo suficientemente claras.

Antón Lewis en su mente maldijo de una y mil formas a su hijastra, la desgraciada le había complicado miserablemente la vida, este hombre no aceptaría este tipo de situación y humillación pública.

— ¿Qué dices Antón? ¿Esa mujer se atrevió a dejarme plantado, y justo hoy? ¿Te das cuenta de lo que hará eso a mi reputación? Me estás demostrando que no tienes ninguna autoridad sobre tu familia, si así eres para los negocios, no me atrevería jamás a asociarme contigo.

—Alexander, hay tiempo de suspenderlo todo, por eso te llamé, inventaremos cualquier cosa

— ¿Quieres que sea el hazmerreír de la ciudad?, Ya tengo fama de haberle hecho algo a mi esposa, ahora debo enfrentar los rumores de una novia fugitiva. Debes solucionar este desastre, te recuerdo que fuiste tú el que propuso el enlace y como sea este matrimonio debe efectuarse hoy mismo, no quedare en ridiculo ante la sociedad.

— Pero… ¡Ella se ha ido!—le dijo con temor, aunque este hombre era más joven que él, todos sabían lo despiadado que podía ser si se le llevaba la contraria o se le engañaba.

— ¡Ese no es mi problema! Recuerda que tienes dos hijas mas, cualquiera de ellas me servirá, necesito casarme. ¡Resuélvelo o atente a las consecuencias de tu ineptitud!

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