Lo descubrirás dentro de tres meses 

Capítulo 2 Lo descubrirás dentro de tres meses 

Sebastián Myers acababa de llegar al sitio donde funcionaban sus oficinas, ya había perdido la cuenta de los desayunos, almuerzos o reuniones de negocios, que había compartido en su tiempo como Director Ejecutivo de la Corporación de Medios Audiovisuales Myers.

No se concebía como un empresario implacable, más bien como un negociador, ese era su fuerte, conocía las fortalezas y las debilidades humanas, tenía años escuchando a su mamá hablando de lo mismo, desde que nació, y por ende se había convertido en un negociador nato, su especialidad eran los tratos, incluso su próximo matrimonio era eso, solo un trato de negocios, para complacer a su abuelo quien veía en este matrimonio una posibilidad para asegurar un heredero.

Era un hombre de negocios y cuando daba su palabra, la mantenía, siempre, eso lo sabían sus adversarios. Su ética era reconocida por todos, y nadie dudaba de su palabra, era sin duda su mejor carta de presentación.

Toda su fortuna estaba asociada a su apellido y a él personalmente su trabajo le llenaba los días; era lo que le daba sentido a su vida, lo que le hacía mantener la normalidad, era toda su vida. Su pecado principal era ser demasiado ambicioso, por consiguiente se había convertido en un adicto al trabajo decidido a hacer crecer el negocio familiar. Además, ¿qué otra cosa iba a hacer con su tiempo?

Sus dos amigos estaban felizmente casados, y entre sus negocios y su familia casi no tenían tiempo para reunirse, así que más podía hacer.

Un recuerdo grato vino a su mente de la única mujer que verdaderamente le había impresionado con ferocidad, sonrió al recordarlo, por desgracia al día siguiente no estaba en su habitación y nadie supo darle señas de ella, volvió al museo con el propósito de encontrarla, pero no pudo ser.

Su infancia y adolescencia había sido excelente, sus padres eran amorosos y tenían un buen matrimonio, su familia era la envidia de sus dos amigos, los cuales venían de familias desastrosas. No obstante, su abuelo vivía agobiándolo, él dio por hecho que él era el futuro de los negocios, ya que su propio padre Edward le interesaba más cuidar a su familia, y en cuanto pudo le paso todo a Sebastián.

Este era un imperio de varias generaciones y su abuelo se había encargado de formarlo y de que tuviera independencia de pensamiento como de acto, y la noción de que era necesario expandirse. Un negocio que no se diversificaba tendía a desaparecer y así estaban incursionando en tantas áreas tecnológicas de la comunicación que de pronto sentía que todo se escapaba de sus manos y cada vez tenía menos tiempo.

Su padre era un hombre tranquilo, resultando ser la decepción de su abuelo, no obstante era un hombre feliz y despreocupado, no hacía más que lo se requería, y eso dio como resultado que la carga de Sebastián era cada día más pesada.

Recordó la conversación que sostuvo con su abuelo hace dos meses. al regresar de París después de recibir la llamada del asistente de su abuelo, tuvo que ir de inmediato al hospital. El abuelo Jackson había sufrido un infarto y lo requería con urgencia. Superado la situación de emergencia quedo muy delicado de salud.

Posteriormente, fue citado a la habitación donde se restablecía el viejo Jackson Myers, encontrándose allí al abogado del viejo. ¿En qué estaría pensando el abuelo? Lo vio observarlo fijamente con esa mirada afilada. Después de un rato le dijo:

—Voy a rehacer mi testamento. Esta propiedad, todos mis bienes y mis acciones serán tuyas, pero tengo una condición

Que Sebastián supiera, él heredaría las acciones del abuelo Jackson, y las de su padre, además de la mayoría de las propiedades personales de su abuelo, así que se enojaría si hubiera estado trabajando a cambio de nada en absoluto.

—Gracias —dijo, porque sabía que era la única respuesta que se esperaba de él—¿Cuál es la condición?

—… debes casarte en un máximo de tres meses.

— ¿Estás loco abuelo? ¿Has perdido la cabeza? ¿No crees que me estás pidiendo demasiado? —recordó con quién hablaba, era su abuelo, y estaba convaleciente, tenía que controlarse, era conocido como un negociador, debía tratar este asunto como un trato de negocios

—Sabía que te enojarías —sonrió el viejo arrogante, muy divertido, en su mente él sabía que eran pocas las situaciones que alteraban a su nieto.

— ¿Acaso era un chiste? —considero esa alternativa y se tranquilizó

—No lo es, y no pienso cambiar de opinión. Tú escoges, debes casarte, si no lo haces, perderás todo, sabes que tu padre solo tiene unas pocas acciones—Sebastián observo al viejo abogado, quien en este momento bajo la cabeza y suspiro

— ¿Dime que no puede hacer eso?

Él lo miró y le respondió —Son sus bienes y puede hacer lo que a él le dé la gana.

—Ya he tomado una decisión o te casas y serán tuyas las acciones, propiedades o todo cambiará de manos

— ¿Y si no lo hago?

—Le daré todo a James —añadió con aspereza.

— ¿James? Tu hijo adoptivo es un adicto al juego y su propio hijo no es nada confiable, en sus manos destruirías todo lo que hemos pasado años construyendo

—Estaré muerto a quien le importa lo que pase—se encogió de hombros con una actitud indiferente

—Y dime, todo mi trabajo, mis esfuerzos durante tantos años no te interesa en nada, ¿por qué me engañaste durante años, haciendo que trabajara como un imbécil, si al final ibas a hacer esto?, Yo pude haber trabajado en algo mío, y no estar sujeto de tu voluntad, razón tienen mi padre al no interesarle nada de esto

El abuelo volvió a encogerse de hombros —Has hecho un buen trabajo, pero tu vida personal es un asco, ya tienes casi 35 años y nada que piensas en casarte, así que heredes o no, los negocios algún día pasaran a otras manos, no he visto que desees casarte o formar una familia. Yo estuve casado, tuve a tu padre y él te tuvo a ti, los dos cumplimos nuestra misión, ahora tú ya deberías tener un hijo, pero no te veo las intenciones, te repito, ya sea que heredes o no nuestros negocios fracasaran y pasaran a manos de tus primos.  Es mejor hacer algo ya mismo.

—Si lo haces y tienes un heredero, todo se salvará, si no lo hace es igual se perderá todo, porque no te veo intenciones inmediatas de casarte o tener hijos

—Acaso la enfermedad te tostó el cerebro, como sabes que nunca me casaré o no tendré un hijo, acaso un hombre tiene fecha de vencimiento para casarse, o el matrimonio es la única forma de tener un hijo

—Quiero que lo hagas, tu heredero debe ser legítimo, y quiero conocerlo, necesito morirme en paz, cuando muera quiero saber que nuestro trabajo no se ha perdido, es mi último intento de salvar nuestro apellido y mi esfuerzo de toda la vida

—Al casarte hay muchas posibilidades de que tendrás un hijo rápidamente, eres un hombre atractivo y tus múltiples aventuras demuestran que las mujeres te desean. Además, te conozco, sé que no deseas perder los negocios por lo que has trabajado tanto, mejor dicho que alguien se beneficie de nuestro esfuerzo y trabajo.

—Y en verdad piensas que obligándome lograras los resultados esperados

—No te estoy imponiendo una chica en particular, solo deseo estar convencido de que no te busca por tu herencia y que sea una buena chica

—Caramba muchas gracias por no imponerme una mujer en específico—le dijo irónico

—Aunque Tomás—señalo al viejo abogado con su dedo—tienen una lista de posibles candidatas ideales para que las estudies—dicho esto el abogado le paso un listado de nombres y antecedentes

— ¿Te das cuenta de lo que haces? Te mandaré a revisar con un médico, debes tener alguien el cerebro, no estamos en la edad media para que me obligues a casarme

—Estoy consciente de lo que hago y mi habilidad mental es incuestionable, no podrás argumentar eso. Bueno, decide ¿Qué harás?

—Presumo que lo descubrirás dentro de tres meses 

Al final no encontró otra solución más que la de comprometerse, era el fruto de su trabajo, no había otra opción. —¡Le daré lo que pide, pero bajo mis propios términos!—se repitió a sí mismo

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