Aisha se vio entre dos enormes cuerpos de acero. La tensión entre ellos era palpable y lo peor podía pasar en cualquier momento.—No te lo diré otra vez, aléjate de Aisha. No es una mujer para que juegues con ella como si fuera una cualquiera, Leo.—lo increpó Nader y Aisha lo miró asustada al ver que cerraba los puños.—Te olvidas que aquí el único que salió un perro que solo sabe jugar con las mujeres eres tú. En eso eres igual que él. —gruñó Leo sujetando la chaqueta de su traje como si quisiera usarla para ahorcar a su primo y Nader sabía que se refería a su padre.Los dos se miraban y se preparaban para ver cuál de ellos daría el primer golpe, pero una voz, que no esperaban escuchar en aquel teatro, impidió que se desatase la guerra entre dos primos… buenos, entre dos hermanos.—¿Qué sucede aquí? —preguntó el jeque Murad Khalil, el padre de Nader y padre biológico de Leo.Nader se giró abruptamente para ver a su padre.—¿Papá qué haces aquí? —inquirió Nader desconcertado mientras
Vivir con total libertad por una noche, es lo que deseaba Aisha con todas sus fuerzas. Olvidar su posición social en un mundo repleto de personas egoístas que solo valoraban el estatus, el poder adquisitivo y la belleza. No era un lugar perfecto, mucho menos acogedor, pero ella quería descubrirlo.Aisha se sentía abrumada con toda la atención que estaba recibiendo por parte de algunos invitados. Para su sorpresa varios de ellos ni siquiera asociaban la imagen de la mujer elegante, que eclipsaba a todas las demás en aquella gala, con la figura anterior de aquella simple secretaria prácticamente invisible.Hombres hacían fila para intercambiar algunas palabras con Aisha, y se impresionaban al enterarse que tenía una estrecha relación con la ex esposa del príncipe heredero de Arabia Saudí. Esa información fue bien recibida por la familia real de Mónaco, ya que el hijo del príncipe Albert II le había regalado toda su atención, interesándose por las costumbres en la que Aisha fue educada.
Nader volvió a levantarla en sus fuertes brazos, caminó muy despacio con ella hasta el centro de la azotea y luego la bajo sobre una inesperada superficie.Aisha notó algo frío y liso bajo sus pies, sus manos se clavaron en los brazos de Nader.—Abre los ojos. —pidió Nader y Aisha lo hizo muy despacio.La impresión que se llevó fue tan grande que Aisha se agarró a Nader. Los dos estaban sobre el techo de cristal del teatro. Bajo sus pies estaban todos los invitados de la fiesta siguiendo el ritmo que tocaba la orquesta.—¡Por Alá! —exclamó Aisha asustada y Nader esbozó una sonrisa admirando su belleza y la sorpresa en su cara. —¡Nos vamos a caer!—No sucederá nada malo. Este cristal es seguro y resistente. —aseguró Nader y tomó sus manos con delicadeza para no asustarla. —Baila conmigo.—No sé bailar, y no creo que pueda hacerlo aquí. Mucho menos con toda la Conferencia ahí abajo. Podrían vernos. —respondió Aisha con la respiración entrecortada.—No pueden vernos, estamos en una altur
Cada lágrima que corría por el rostro de Aisha, Nader podía sentirlas, incluso saborearlas. Eso lo excitaba más y estaba loco por probar más de ella y de su inocencia.Nader aprovechó el afortunado momento en el que Aisha abrió un poco sus labios para tomar aire, y profundizó ese beso introduciendo la lengua en su cavidad. Aisha retrocedió asustada, con la respiración acelerada y nerviosa por no entender lo que estaba haciendo.-¿Por qué hizo eso...por qué metió su lengua en mi boca? -preguntó la chica mientras que Nader juntaba sus frentes. Su respiración se escuchaba pesada y todo su cuerpo estaba en plena tensión.-Porque quiero probarte. Así es como un hombre besa a la mujer que desea, no hay nada de malo en lo que acabo de hacerte, prometo que te va a gustar descubrir todo lo que puedo hacer con mi lengua. -explicó Nader dejando un recorrido de besos en su cuello.Los labios de Nader en esa zona tan sensible del cuerpo la tenían excitada y nerviosa. Aisha no tenía control sobre s
Aline daba vueltas en la sala de estar de su suite. Delante de ella había cinco fotos de cinco millonarios mientras tanto su madre movía sus piezas para planear el próximo ataque.-¿Qué se supone que estás haciendo mamá?-inquirió Aline mirando aquellos hombres, conocía a cada uno de ellos y sabía que todos tenían algo en común. Sus fortunas, y el hecho de que eran hombres vulnerables y fáciles de engañar.-Cometiste la estupidez de permitir que un príncipe se marchase con una simple secretaria muerta de hambre, así que ahora tengo que buscar otro hombre para ti que nos de lo que necesitamos. -espetó Francesca molesta buscando información.-Estoy cansada mamá, no estudié una carrera para andar buscando un macho con la billetera llena. -respondió Aline con impaciencia y su madre soltó una carcajada.-No seas ridícula Aline, con tus estudios no llegarás a nada…bueno, o sí como la mayoría de las mujeres que han luchado por un lugar en este mundo, pero lo harás cuando seas una vieja decrép
Nader tomó la decisión de regresar a su hotel andando, pues tenía que despejar la cabeza de alguna manera para no pensar en su frustración. En el deseo de tener a Aisha, en sus sentimientos encontrados hacia a ella, y en el hecho de que si no podía estar con otra mujer, no sabía cómo iba a hacer para olvidarla.El amor para Nader era sinónimo de tristeza, engaños, amargura y destrucción. Para él no había nada de hermoso en esa droga que tantos soñaban probar. Pero Aisha, su Aisha…su niña soñaba con ser amada y Nader sabía que jamás sería capaz de darle una historia de ensueño, como esas románticas que tantas niñas tenían la ilusión de vivir.Por eso se sentía como un miserable por la propuesta que le hizo unas horas antes. En ese momento no podía pensar, solo quería tenerla bajo su cuerpo y escucharla gemir mientras la hacía suya. Su mente se vio nublada por el deseo y la lujuria. Se había comportado como un canalla que intentaba robar la inocencia de una chiquilla, que poco sabía de
—No comes, no hablas… así veo difícil que podamos disfrutar de esta velada juntos cariño. —dijo Aline agarrando la mano de Nader que estaba sobre la mesa para llamar su atención, ya que lo sentía distante.Nader trago en seco pensando que él no entendía el motivo por el que había decidido intentar estar con Aline otra vez. Pues sabía que la única con la que quería estar era justamente la mujer que necesitaba alejarla de él antes de que la hiciese daño.—Lo siento Aline, es solo que con tantos compromisos y reuniones tengo la cabeza a mil. Así me cuesta relajarme como me gustaría. —mintió Nader echando la culpa al trabajo.Era más fácil decirle eso a su ex novia antes que admitir que no pudo tener sexo con ella porque tenía a su secretaria metida en su cabeza. Todos sus pensamientos empezaban y terminaban en Aisha.—Bueno, digamos que el restaurante tampoco ayuda. —se quejó Aline mirando el lugar donde Nader la había llevado a cenar.—Tu secretaria nos hizo una reserva en el mejor resta
Una hora, tan sólo había pasado una hora desde que Aisha se había encerrado en la habitación para ponerse el vestido que la llevaría a romper todas las reglas que le impusieron a lo largo de su vida.El reflejo en el espejo estaba muy lejos de parecerse a la chica que solo había nacido para servir. La sirvienta que pasó la mayor parte de su invisible existencia con la cabeza gacha, pues esa era su obligación o de lo contrario terminaría encontrando la muerte. Ella tuvo que mantener la vista en el suelo durante años recordando cada segundo que aquel era su lugar. Siempre por debajo de los demás, de aquellos que nacieron en cunas de oro, literalmente.Leo sujetaba con una copa mirando la puerta de habitación de Aisha con expectación. Llevaba años sin sentirse tan atraído por una muchacha y Aisha era tan especial que fue capaz de despertar sentimientos en el ruso que él jamás había probado. Entonces esa maldita puerta se abrió de par en par para dar paso a ella, a la mujer más jodidament