Ambos, tanto Aisha como Nader sintieron un mal sabor de boca por esa infeliz respuesta del ingeniero, pero Aline removió cosas en el interior de Nader que él no pudo obviar. También se sentía un cobarde por haberla abandonado prácticamente en el altar sin decirle nada, sin darle una explicación razonable para su abrupta decisión y por evitarla durante años, de la misma manera que ella lo hizo por tener el corazón roto.Aline sonrió segura de que tenía el camino libre. Nader la abandonó cuando era una jovencita que no sabía utilizar sus armas, pero todo había cambiado y había ido a ese viaje con la única intención de recuperar su billete premiado, Nader Khalil.—Pues entonces, a tu secretaria no le importará que robe unos segundos de tu tiempo para ponernos al día. —se aventuró Aline deseando estar a solas con Nader.Desde que Nader la dejó sola, con una mano delante y otra detrás, Aline no volvió a encontrar otro hombre que la llenara, tanto sexual como económicamente, de la misma for
Aisha se encontraba anonadada con esa lluvia de atención repentina viniendo de su protector y de un hombre que no tenía papas en la lengua.Nader no volvió a soltar su brazo, ignorando sus protestas, pues el león que la acechaba estaba cada vez más cerca y no tenía intención de marcharse.Leo no terminaba de entender en que instante el lado protector de Nader había despertado. Su primo siempre había sido el típico hombre que miraba a las mujeres como si fueran objeto y no era para más, ya que eso le había enseñado su maravillosa madre. Pero con Aisha ocurría algo diferente, aunque estaba claro que no tenían ninguna relación íntima con la muchacha.De todas formas, a Leo le costaba centrar su atención e interpretar la actitud de su primo, pues la belleza tan exquisita de Aisha lo había hipnotizado. Nubló su juicio y asesinó sus neuronas. Ya no era una persona normal, apenas era un hombre que podía vivir para descubrir los misterios de aquella adorable chica.Aisha miraba de reojo como
Aisha tuvo que correr para seguir el ritmo de Nader, que no paró hasta que llegaron al hotel donde estarían hospedados en Montecarlo.—¡Más despacio, por favor señor Khalil, más despacio! —suplicó Aisha casi sin aire. Nader iba a toda velocidad como si estuviera huyendo de alguien. —Si sigue así terminaré cayéndome, señor Khalil.—¡A mí que soy tu protector me dices “señor”, pero con un hombre que conoces de unas horas ya lo estabas tratando con toda la confianza! —rugió Nader exasperado sin dejar de caminar y Aisha tropezó. Cansado, furioso y loco por encerrarla en una habitación Nader la subió a su hombro. Así, como un troglodita la cargó hasta la Suite Presidencial.—¡Está usted loco! —chilló Aisha golpeando su espalda. —Yo apenas hice lo que me pidió su primo. No le di ni una confianza.—¡Pues no es lo que me ha parecido Aisha, te he visto sonreír con él como si fueras una adolescente enamorada! —bramó Nader sin poder tragarse los celos, y cuando una pareja pasó al lado de ellos e
La idea de mirar su protegida a los ojos, de acercarse a ella después de todo lo que deseó hacerle mientras la escuchaba bañarse, era bochornosa. Nader estaba avergonzado. Se consideraba un verdadero depravado por haber fantaseado con robarle la virginidad a Aisha. Lo peor era asumir que lo había gozado como nunca, y que durante la noche volvió a caer en la tentación de una segunda masturbación porque la primera no había sido suficiente.Por ese motivo, a la mañana siguiente el ingeniero tomó una bolígrafo, un folio en blanco y escribió una nota.“Me siento avergonzado por mi actitud anoche. No quería hacerte daño, mucho menos faltarte al respeto con mis palabras. Solo intento protegerte, mi niña. Por favor te pido que te mantengas alejada de Leo. Es una buena persona, pero lleva muchos años sin saber relacionarse con el resto del mundo. Nos vemos en la gala esta noche, cualquier cosa que necesites el personal del hotel está a tu disposición.”Att: Nader Khalil. Cuando Aisha leyó la
—Por favor, Nader. Los invitados ya se han fijado que estás intranquilo, que no te molestas en darles en dedicarles ni un minuto de tu tiempo desde que llegaste. —masculló Aline mirando a todas las personas que estaban llegando para la gran gala de apertura de la Conferencia. —Eres el anfitrión, tienes que mantener la compostura y el protocolo que para este tipo de eventos exige…— demandó Aline.-¡Poco me importa lo que exige el maldito protocolo Aline! Aisha lleva horas desaparecida y no sé nada de ella -bramó Nader nervioso echando su cabello hacia atrás.- Según me dijeron en recepción ella salió sola del hotel y en el teatro afirmaron que la vieron marcharse acompañada.-Bueno, puede que la niña haya hecho una amistad o quién sabe. A lo mejor se ha conseguido un novio. Hay cada loco para todo en este mundo que lo veo probable. -respondió Aline con una risita y Nader gruñó.-¡Mi niña no es de ese tipo de mujeres, Aline, eso te lo puedo asegurar! -refutó Nader. -El único motivo por e
Aisha se vio entre dos enormes cuerpos de acero. La tensión entre ellos era palpable y lo peor podía pasar en cualquier momento.—No te lo diré otra vez, aléjate de Aisha. No es una mujer para que juegues con ella como si fuera una cualquiera, Leo.—lo increpó Nader y Aisha lo miró asustada al ver que cerraba los puños.—Te olvidas que aquí el único que salió un perro que solo sabe jugar con las mujeres eres tú. En eso eres igual que él. —gruñó Leo sujetando la chaqueta de su traje como si quisiera usarla para ahorcar a su primo y Nader sabía que se refería a su padre.Los dos se miraban y se preparaban para ver cuál de ellos daría el primer golpe, pero una voz, que no esperaban escuchar en aquel teatro, impidió que se desatase la guerra entre dos primos… buenos, entre dos hermanos.—¿Qué sucede aquí? —preguntó el jeque Murad Khalil, el padre de Nader y padre biológico de Leo.Nader se giró abruptamente para ver a su padre.—¿Papá qué haces aquí? —inquirió Nader desconcertado mientras
Vivir con total libertad por una noche, es lo que deseaba Aisha con todas sus fuerzas. Olvidar su posición social en un mundo repleto de personas egoístas que solo valoraban el estatus, el poder adquisitivo y la belleza. No era un lugar perfecto, mucho menos acogedor, pero ella quería descubrirlo.Aisha se sentía abrumada con toda la atención que estaba recibiendo por parte de algunos invitados. Para su sorpresa varios de ellos ni siquiera asociaban la imagen de la mujer elegante, que eclipsaba a todas las demás en aquella gala, con la figura anterior de aquella simple secretaria prácticamente invisible.Hombres hacían fila para intercambiar algunas palabras con Aisha, y se impresionaban al enterarse que tenía una estrecha relación con la ex esposa del príncipe heredero de Arabia Saudí. Esa información fue bien recibida por la familia real de Mónaco, ya que el hijo del príncipe Albert II le había regalado toda su atención, interesándose por las costumbres en la que Aisha fue educada.
Nader volvió a levantarla en sus fuertes brazos, caminó muy despacio con ella hasta el centro de la azotea y luego la bajo sobre una inesperada superficie.Aisha notó algo frío y liso bajo sus pies, sus manos se clavaron en los brazos de Nader.—Abre los ojos. —pidió Nader y Aisha lo hizo muy despacio.La impresión que se llevó fue tan grande que Aisha se agarró a Nader. Los dos estaban sobre el techo de cristal del teatro. Bajo sus pies estaban todos los invitados de la fiesta siguiendo el ritmo que tocaba la orquesta.—¡Por Alá! —exclamó Aisha asustada y Nader esbozó una sonrisa admirando su belleza y la sorpresa en su cara. —¡Nos vamos a caer!—No sucederá nada malo. Este cristal es seguro y resistente. —aseguró Nader y tomó sus manos con delicadeza para no asustarla. —Baila conmigo.—No sé bailar, y no creo que pueda hacerlo aquí. Mucho menos con toda la Conferencia ahí abajo. Podrían vernos. —respondió Aisha con la respiración entrecortada.—No pueden vernos, estamos en una altur