Angélica Ross.Me despierto con un dolor de cabeza muy fuerte, me quedo mirando el techo blanco por unos momentos hasta que me armo de valor para levantarme y tomar un medicamento para el dolor que estoy sintiendo.- Buenos días, flor del día - mi hermano invade mi habitación con una bandeja de café en sus manos.- ¿Puedes hablar en voz baja? - Pregunto mientras me froto los ojos.- Estoy hablando normal, cachaceira - acusa y le muestra el dedo medio.- La fiesta estuvo muy buena ayer - comento - No recuerdo nada de nada - digo.- Muy bien - le sostiene una sonrisa - Anda, come algo.- ¿Por qué aguantaste la sonrisa y me miraste sugestivamente? - pregunto intrigada.- Nada, hermanita - se sienta a mi lado y tomo un sorbo del jugo de naranja que trajo - Conocí a nuestro vecino caliente, alias su jefe ayer - escupo todo el jugo en la cama con miedo - Dios - se levanta haciendo una cara de disgusto - No voy a cambiar esa hoja.- ¿Qué quieres decir con que Vicente estuvo aquí ayer? - preg
Vicente Cooper.Angélica no se presentó en el hospital al día siguiente de su cumpleaños, aceptó tranquilamente el descanso que le di, esta noticia la recibí de su hermano cuando lo llamé desde el aeropuerto para saber de ella.No viajaría con la cabeza tranquila sin saber de ella, esta mujer se está convirtiendo en una persona muy importante en mi vida y tengo miedo a donde me puede llevar este sentimiento.- Está bien, solo perdida en sus pensamientos, después de que le dije algunas cosas de ayer - comenta - Le dije que era un número desconocido que me llamaba - ríe - El tonto creyó, claro que no le contaría nuestro secretito no ¿cuñado?- ¿Qué pequeño secreto? - Cuestiono.- Que ahora estamos cerca y que nos juntaremos para hablar de ella - dice como si no fuera gran cosa.- No somos cuñados, Antone - le recuerdo.- Aún no lo estamos - enfatiza la última palabra - Por cierto, Angélica está justo aquí frente a mí - susurra algo - ¡Tu jefe!- No hace falta - trato de interrumpirlo, p
Vicente Cooper.Después de unos días de viaje finalmente regresé al hospital, tenía algunos pacientes que atender y una cirugía complicada que hacer durante el fin de semana, estoy empezando a cansarme, necesito vacaciones.Durante estos días que estuve fuera no hablé con Angélica, confieso que la extraño un poco. Es mentira, la extraño mucho, pero aún no la he encontrado.Paso unos minutos atendiendo a una paciente y cuando sale escucho que tocan la puerta de la oficina, autorizo la entrada y entra ella, motivo de mis noches de insomnio.Lleva un maquillaje sencillo que realza su rostro pálido y en contraste con su boca un labial rojo, que me llamó la atención por unos instantes. Su cabello corto está suelto y daría cualquier cosa en este momento por oler la suavidad de los feos negros.- ¿Podemos hablar unos minutos, doctor? - pregunta abrazando su portapapeles.- Sí - respondo y vuelvo a mirar unos archivos en la computadora, para disimular la alegría de verla.Se paró frente a mí
Vicente Cooper.- Oh, hola - salgo de mi ensoñación cuando me llama por segunda vez.- ¿Puedes sacar la tortita del horno?- Sí, sí - Muevo la cabeza a los lados para ahuyentar estos pensamientos, este calor que estoy sintiendo consumirme solo puede ser del horno, tiene que ser.- Ten cuidado de no quemarte - dice preocupado - ¿Dormiste bien? ¿Descansado?- Sí.- Entonces presta atención – dice enojada – Tus manos son demasiado preciosas para quedar inutilizadas por una quemadura.- Estoy atenta, parece que le hablas a un niño - me quejo.Así que me acerco a ella y trato de agarrar el paño de cocina, pero ella lo sujeta con fuerza y entramos en un tira y afloja tonto.- ¿Estás sonriendo? - pregunta sorprendido.- No - Lo niego rápido.- Tienes un hoyuelo - dice sonriendo y me toca la mejilla.Aprovecho su distracción y recorro su cuerpo con la tela acercándola a mí, el dulce aroma de su perfume invade mis fosas nasales.- Me haces sonreír, ángel.- Si viniera de otra persona pensaría
Vicente Cooper.- Estábamos hablando de tu historia - recuerda ella.- ¿De verdad quieres saber sobre esto?- ¿Te abrirías a mí?- Estás cenando en mi casa, ya hemos dormido en la misma cama y somos - Dudo un poco - Somos amigos, pero tienes que prometer que no se lo dirás a nadie.- Te lo prometo - dice apresuradamente - ¿Por qué se separaron?- Es un asunto bastante delicado.- Tómate todo el tiempo que necesites - anima.- Me separé hace unos años - comienzo - Mi esposa me había engañado.- Oh que aburrido. De verdad una vaca - comenta y yo sonrío - Vamos, quiero saber los detalles más sórdidos para poder mentalizarme que se le cae el pelo y se le marchita el pecho.- Me amas, Angélica.- Cuéntame más sobre la vaca.- El nombre de la vaca es Kate.- Nombre piraña - comenta.- No estudié mucho, me especialicé, tomé cursos de perfeccionamiento y toda mi dedicación fue alejarme de mi esposa, estábamos casados. Llegó un momento en que mi padre se enfermó y necesitaba que yo me hiciera
Vicente Cooper.Realmente se ha ido, suspiro de frustración y decido leer el libro para tratar de controlar mi mente. Después de que la habitación de Angélica ha pasado por horas, no sé, unos minutos, un tiempo determinado, la puerta de mi habitación, a la derecha, pasa la puerta de mi habitación.- Que susto - Me llevé la mano al pecho - Olvidé cerrar la puerta.- Menos mal que no cerró - dice mirándome fijamente. Ya había desistido de esperar allí, se me olvidó algo, doctor.- ¿Te gustan los panqueques? - cuestiono mientras dejo el libro a un lado y acaricio su cuerpo con mis dedos.Está vestida con un camisón rosa transparente corto que es mejor que un bikini. Siento que mi corazón late rápido.- No, quiero preguntar lo mío - se acerca.Estoy sentada en el sofá, como en su cumpleaños, y esta vez no está borracha.- Entonces pregunta - Ánimo.- ¿Crees que ser ideal necesita ser una mujer separada?- Disculpe, no entendí.- Estaba acostado en mi cama, desde un enorme ventanal de mi c
Vicente Cooper.Me quedo con la boca abierta, sin saber qué hacer.¿Fue porque dije que ella quiere casarse y tener hijos y yo no?¿Fue porque insinué que era un error?¿O fue porque se dio cuenta de que era más que sexo?¿Es porque se detuvo a pensar que estaba arriesgando demasiado para que estuviéramos juntos?Hay tantas preguntas y no sé cómo responder a ninguna de ellas, pero no importa. A la mierda las preguntas. A la mierda mi pasado. La quiero ahora y será mía.Así que cuando tomes una decisión, tómala por mí, ¡porque me quieres, porque me quieres! Recuerdo tus palabras hace unos momentos.Quiere que corra tras ella, ¿no?¿Pero no es eso lo que he estado haciendo desde que nos conocimos: rendirme?Tomo una respiración profunda y camino con pasos duros hacia su apartamento, toco la manija de la puerta y para mi completa alegría está abierta. Entro, cierro la puerta y me dirijo hacia el pasillo de las habitaciones, cuando me acerco escucho que tiran cosas contra la pared.¿Está
Vicente Cooper.Decido ignorar sus últimas palabras y tiro de su cuerpo encima de mí, se sienta a horcajadas sobre mi regazo y siento su intimidad rozar la mía, lo que arranca un gemido ronco de mi garganta. Su mano descarada baja por mi pecho y se mete dentro de mis shorts, su dedo juega con la cabeza hinchada y roja de mi pene con movimientos circulares, esparciendo el líquido que ya me estaba untando .- Quiero saborearte - dice ella con una pequeña sonrisa.- ¿No preferirías tomártelo con calma? - pregunto ronca de deseo.- Lo quiero todo - dice con firmeza - Quiero poner a prueba todo el conocimiento que obtuve viendo y leyendo sobre sexo.- Me encantaría ser tu conejillo de indias - Paso mi lengua lentamente sobre tu pezón - Así que cariño, quiero mi sabor en tu boca.Ella da una pequeña sonrisa y saca mi polla dura de mis pantalones cortos y boxers. Acerca su boca a mi oído y susurra.- Envíeme, señor.- Chúpame - le ordeno y ella desliza sus labios por mi pecho, su lengua se a