CAP 51

El hombre, al mirarla tan callada. Decidió no esperar más y elegir por ella, tomando el látigo en sus gruesas manos.

Saco el látigo de la caja en que venía envuelto y lo movió delante de la mujer, haciendo que la respiración se le detuviera por unos segundos, parte que cuelga del látigo le recordó a ella, como una cola de caballo y en ese momento poco lindo, le llego a su mente el recuerdo de potra, su corazón equino, que se volvió su compañero en las clases de montura.

Él, le roza ligeramente, bajando desde su clavícula hasta su estómago, ella lo contrajo sin pensar y trataba de no hacer más ruido que su agitada respiración, para no activar más el placer y los ocultos deseos e ideas que tenía ese hombre.

Él, le da un suave latigazo en sus muslos, ella deja escapar un pequeño grito ahogado, más por la sorpresa que por dolor.

Mientras intenta acostumbrarse a la sensación, vuelve a golpearla, esta vez sobre sus pechos, donde la piel es suave y provocando que ahora si sienta dolor.

- Lea
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