Capítulo 39. Cómo en un sueñoNarra Alondra Ferreyra PérezDaniel esa noche se despidió de mí y de Simone y se fue a bordo de su camioneta pick-up de lujo. Simone cerró la puerta y apenas nos quedamos solas y ella me abrazó y sacó una botella que tenía reservada para ocasiones más que especiales y esta era una de ellas. No podía creer después de todo lo que había sufrido por David, ahora estuviera feliz después de haber probado otros labios y otros besos que no fueran los de mi güero, Simone me volvió a la realidad.–Quedaste picada con ese Danielito y ¿quién no? Está como quiere – Se descaró Simone – Suertuda, afortunada y aventada que eres Alondra. Por eso hoy tomaremos de esta botella.No le iba a decir que no, estábamos para celebrar todo lo que viniera después, estaba lista para lo que fuera, Daniel me gustaba mucho, y sus besos hicieron que me olvidara de mi tristeza.–Sí, Simone, vamos a darle fin – Respondí – Y de Daniel, no has visto ni has sabido nada, por poco me hace suya
Capítulo 40. Lo peor que me han dichoNarra Alondra Ferreyra PérezMe encontraba sobre nubes de algodón, era como estar volando libremente por el cielo.–Soñé toda la noche con tus besos, y tus caricias, Alondra – Me dijo seduciéndome enseguida – Me encantas.Yo también había soñado con él, pero aquí había un problema y ahora que estábamos los dos sobrios, teníamos que hablar sobre ese tema, había otra persona involucrada, la chica que estaba ayer con él, pues la había dejado en el baile, o ya no supe en realidad que había pasado con ella.–Daniel, pero y la otra mujer con la que estabas en el baile.Eso lo teníamos que dejar muy claro, no quería problemas si estábamos en algo y llegara alguien a hacernos un pleito, mejor que arreglara su situación con ella y después me viniera a buscar.–Desde que te vi, ella y todas las demás dejaron de existir. Tú eres la única ahora y depende de ti, si quieres estar junto a mí, no tengo nada con nadie más.¿Qué me estaba pasando con Daniel? Pensé
Capítulo 41. Muy mala decisión de palabrasNarra David De María RamírezAltagracia quedó muy herida con los golpes que le había dado Romina y en cuanto Romina se fue, Altagracia se nos quedó mirando con un gesto de mucho coraje a Sabadelle y a mí. Yo no podía decir nada tampoco y no entendía que se ganaba Romina viniendo a hacer jarana de algo que no tenía que hacerlo, parecía que ella no entendía que Alondra y yo, ya hemos terminado.–Qué lindos se ven, mirándome sin preocuparse de lo que me pasa – Altagracia, nos reclamó – No se queden como idiotas, parece que no ven que estoy sangrando.Lo que había hecho Romina, no nos dio tiempo de reaccionar y así había dejado a Altagracia toda sangrante y bastante enojada, pero no pudimos ni siquiera defenderla.–Sí, lo vemos, pero no debiste venir a meterte – Sabadelle la acabó – Nadie te dijo que lo hicieras y ahora, has empeorado las cosas con Romina, para mí y para De María.De seguro Romina no iba a querer volver a ver a mi colega, por eso
Capítulo 42. Demasiada desesperaciónNarra David De María RamírezRomina no se había medido, tenía que ir a abrir su gran bocota, eso no tenía perdón de Dios, ni de nadie.–Lo pudo hacer porque no solo es amiga tuya – Dijo Sabadelle – Es amiga también de Alondra y la pusiste entre la espada y la pared.No podía justificar lo que había hecho Romina, sí, según decía que quería Alondra, lo que menos pudo haber hecho fue eso porque ahora la que iba a sufrir sería su amiga, porque Altagracia no era nadie para mí y lo podía decir con plena convicción siempre a la que iba a amar sería a mi consentida a nadie más.–Basta colega, solo espero que te hayas valido de tu habilidad de mentiroso y que le hayas dicho a Alondra que no es verdad lo de Altagracia.El que me podía salvar de toda esta situación, sería mi colega, él sí no le podía decir la verdad a Alondra y eso era lo que esperaba de él, pues sabía salir siempre de esas dificultades diciendo unas buenas mentiras.–Lo siento colega, pero l
Capítulo 43. Otro intento fallidoNarra Alondra Ferreyra PérezLloré desconsolada al escuchar que David, había sido capaz de meterse a la cama con una de mis primas hermanas, eso era más de lo que llegué a pensar que él sería capaz de hacer. El mundo cayó desvanecido a mis pies, David para mí es el hombre, más bueno, y más tierno del mundo, y él no podía haberme olvidado y mucho menos haberme hecho lo que me hizo con Altagracia.Simone y Daniel, impidieron que, de nuevo, quisiera acabar con mi vida, pues Daniel había logrado que me bajara de esa pared de la que me iba a lanzar al vacío.–Alondra, tienes que tranquilizarte – Simone me abrazó para consolarme – Dinos, ¿Qué ha pasado?Mi mente se había quedado en blanco, desearía haber actuado más de prisa y saltar por esa pared, ya no estaría sintiendo este dolor que se ha empeñado en quedarse en mi pecho.–Sí, Alondra, no ibas a saltar al vacío nada más porque sí, algo muy malo tuvo que pasarte – Daniel me mantenía sentada en sus pierna
Capítulo 44. Una nueva páginaNarra Alondra Ferreyra PérezDe lo contrario no me hubiera atrevido a conocerlo, a buscarlo en el baile, pues me había encantado desde que lo había visto.–Y yo, quiero algo más que verte a ti – Me atreví a decir lo pensado por mi mente – Me encantas Daniel, quiero seguir conociéndote.–Yo también a ti, Alondra.–Tendrán por lo pronto, toda la noche para conocerse y entregarse en mi recámara. Solo porque quiero mucho a Alondra, se las voy a prestar.Simone, puso una nueva película, la cual vimos y yo ya estaba mucho más calmada, pues en mi mente se empezó a materializar la idea de que podía lograr olvidar a David, con Daniel, veía un mundo de posibilidades, no me iba a cerrar a una oportunidad, algo que tenía a la mano.–Muchas gracias, Simone, no te hubieras molestado.Le dije a mi amiga cuando nos llevó a su recámara, que era donde íbamos a pasar Daniel y yo la noche, no quería molestarla, pues estaba dejando la comodidad de su cama para dejárnosla a no
Capítulo 45. Una semana en el limboNarra David De María RamírezDesperté en un lugar que parecía ser un hospital y cuando abrí bien los ojos me di cuenta de que sí lo era. Volteé a mi alrededor y pude ver a mi colega entrando a mi habitación con una cara de felicidad y no sé por qué sonreía si según yo recordaba nos acabábamos de pelear de una manera terrible, hacía unas horas. Sabadelle se acercó a mi lado y me sonrió.Me pareció extraño que no entrara Altagracia con él, ya que siempre estaba cerca de alguno de los dos, era como si fuera nuestra sombra, y ahora caía en cuenta que por ella, por la rabia que me habían provocado sus palabras, fue que me había tomado esas cuatro cápsulas y por eso me encontraba en el hospital.–Hola colega, gracias a Dios que reaccionas por poco y andabas yéndote de este mundo, eres un exagerado, por poco y no estuviéramos teniendo esta conversación – Sabadelle, me quiso hacer ver mi realidad – Has pasado poco más de una semana aquí, te pasaste con las
Capítulo 46. Un recuerdo preciosoNarra David De María RamírezMi consentida estaba aquí, había venido a visitarme, era el mejor de los regalos que podía recibir por haber vuelto a la vida, era un premio que me daban, algo que no iba a dejar pasar, la amaba y no la volvería a perder, ahora que volvía a mí, la había esperado con los brazos abiertos, mi alma sentía una calma total, porque la sabía mía de nuevo, mi mujer, mi amor, mi consentida. –Alondra, mi consentida – Me levanté como resorte de la cama y empecé a buscarla – Mi princesa, mi muñequita, donde estás mi amor…Rompí en llanto al no verla por ningún lado, y entonces me senté en la orilla de la cama, con mis manos en mi rostro y sintiendo que mis lágrimas iban resbalando camino debajo de ellas, pero al levantar la vista pareció que viajé en el tiempo a ese lugar y a ese momento, en mi misma recámara y vi a mi consentida, luciendo un traje de baño, un bañador de dos piezas ante mí, era la mujer más hermosa que pudieron ver mi