Capítulo 42. Demasiada desesperaciónNarra David De María RamírezRomina no se había medido, tenía que ir a abrir su gran bocota, eso no tenía perdón de Dios, ni de nadie.–Lo pudo hacer porque no solo es amiga tuya – Dijo Sabadelle – Es amiga también de Alondra y la pusiste entre la espada y la pared.No podía justificar lo que había hecho Romina, sí, según decía que quería Alondra, lo que menos pudo haber hecho fue eso porque ahora la que iba a sufrir sería su amiga, porque Altagracia no era nadie para mí y lo podía decir con plena convicción siempre a la que iba a amar sería a mi consentida a nadie más.–Basta colega, solo espero que te hayas valido de tu habilidad de mentiroso y que le hayas dicho a Alondra que no es verdad lo de Altagracia.El que me podía salvar de toda esta situación, sería mi colega, él sí no le podía decir la verdad a Alondra y eso era lo que esperaba de él, pues sabía salir siempre de esas dificultades diciendo unas buenas mentiras.–Lo siento colega, pero l
Capítulo 43. Otro intento fallidoNarra Alondra Ferreyra PérezLloré desconsolada al escuchar que David, había sido capaz de meterse a la cama con una de mis primas hermanas, eso era más de lo que llegué a pensar que él sería capaz de hacer. El mundo cayó desvanecido a mis pies, David para mí es el hombre, más bueno, y más tierno del mundo, y él no podía haberme olvidado y mucho menos haberme hecho lo que me hizo con Altagracia.Simone y Daniel, impidieron que, de nuevo, quisiera acabar con mi vida, pues Daniel había logrado que me bajara de esa pared de la que me iba a lanzar al vacío.–Alondra, tienes que tranquilizarte – Simone me abrazó para consolarme – Dinos, ¿Qué ha pasado?Mi mente se había quedado en blanco, desearía haber actuado más de prisa y saltar por esa pared, ya no estaría sintiendo este dolor que se ha empeñado en quedarse en mi pecho.–Sí, Alondra, no ibas a saltar al vacío nada más porque sí, algo muy malo tuvo que pasarte – Daniel me mantenía sentada en sus pierna
Capítulo 44. Una nueva páginaNarra Alondra Ferreyra PérezDe lo contrario no me hubiera atrevido a conocerlo, a buscarlo en el baile, pues me había encantado desde que lo había visto.–Y yo, quiero algo más que verte a ti – Me atreví a decir lo pensado por mi mente – Me encantas Daniel, quiero seguir conociéndote.–Yo también a ti, Alondra.–Tendrán por lo pronto, toda la noche para conocerse y entregarse en mi recámara. Solo porque quiero mucho a Alondra, se las voy a prestar.Simone, puso una nueva película, la cual vimos y yo ya estaba mucho más calmada, pues en mi mente se empezó a materializar la idea de que podía lograr olvidar a David, con Daniel, veía un mundo de posibilidades, no me iba a cerrar a una oportunidad, algo que tenía a la mano.–Muchas gracias, Simone, no te hubieras molestado.Le dije a mi amiga cuando nos llevó a su recámara, que era donde íbamos a pasar Daniel y yo la noche, no quería molestarla, pues estaba dejando la comodidad de su cama para dejárnosla a no
Capítulo 45. Una semana en el limboNarra David De María RamírezDesperté en un lugar que parecía ser un hospital y cuando abrí bien los ojos me di cuenta de que sí lo era. Volteé a mi alrededor y pude ver a mi colega entrando a mi habitación con una cara de felicidad y no sé por qué sonreía si según yo recordaba nos acabábamos de pelear de una manera terrible, hacía unas horas. Sabadelle se acercó a mi lado y me sonrió.Me pareció extraño que no entrara Altagracia con él, ya que siempre estaba cerca de alguno de los dos, era como si fuera nuestra sombra, y ahora caía en cuenta que por ella, por la rabia que me habían provocado sus palabras, fue que me había tomado esas cuatro cápsulas y por eso me encontraba en el hospital.–Hola colega, gracias a Dios que reaccionas por poco y andabas yéndote de este mundo, eres un exagerado, por poco y no estuviéramos teniendo esta conversación – Sabadelle, me quiso hacer ver mi realidad – Has pasado poco más de una semana aquí, te pasaste con las
Capítulo 46. Un recuerdo preciosoNarra David De María RamírezMi consentida estaba aquí, había venido a visitarme, era el mejor de los regalos que podía recibir por haber vuelto a la vida, era un premio que me daban, algo que no iba a dejar pasar, la amaba y no la volvería a perder, ahora que volvía a mí, la había esperado con los brazos abiertos, mi alma sentía una calma total, porque la sabía mía de nuevo, mi mujer, mi amor, mi consentida. –Alondra, mi consentida – Me levanté como resorte de la cama y empecé a buscarla – Mi princesa, mi muñequita, donde estás mi amor…Rompí en llanto al no verla por ningún lado, y entonces me senté en la orilla de la cama, con mis manos en mi rostro y sintiendo que mis lágrimas iban resbalando camino debajo de ellas, pero al levantar la vista pareció que viajé en el tiempo a ese lugar y a ese momento, en mi misma recámara y vi a mi consentida, luciendo un traje de baño, un bañador de dos piezas ante mí, era la mujer más hermosa que pudieron ver mi
Capítulo 47. Amigos de ocasiónNarra Alondra Ferreyra Pérez Daniel me estaba despertando al día siguiente y cuando vio que pude por fin abrir los ojos, me abrazó y me regaló un apasionado beso que hizo que de nuevo quisiera que lo de anoche se repitiera. La temperatura comenzó a encenderse entre nosotros como una mecha que no se puede mantener apagada, cuando escuché la voz de Simone.–Buenos días, Alondra, se te han pegado las sábanas – Mi amiga se reía – Daniel, me ha dicho que lo ayude a despertarte, el pobre está muy asustado.Era lo difícil de estar conmigo, que no se me podía despertar de manera normal, así que se tenían que emplear varias horas para poder despertarme, era algo que había pasado durante toda mi vida, no había una razón aparente para que esto sucediera.–Buenos días, hermosa Alondra – Daniel me besó intensamente – Te he traído una taza de café.Me gustaba lo atento que era Daniel, a ver si con esta taza de café que me había traído podía yo despertarme de un todo,
Capítulo 48. Un nuevo prospectoNarra Alondra Ferreyra Pérez No me iba a complicar la vida ahora, por el momento estábamos bien así, llevando las cosas tranquilas, no había prisa.–Claro que sí, entonces anota mi número y pásame el tuyo y nos ponemos de acuerdo para vernos después, ahora yo me tengo que meter a clases.Nos pasamos los teléfonos y quedamos así de llamarnos para podernos ver. Él me gustaba demasiado, como no me había gustado nadie hace mucho tiempo. Nos volvimos a abrazar a besar y yo sentía que mis piernas se hacían de flan y que todo en mí temblaba cuando me pegó a la camioneta para besarme.Me estaba yendo al cielo con esos intensos besos que estuve a nada de decirle que no me quedaría a clases y que nos fuéramos a otro lado, pero no me quería ver con mucha urgencia, aunque él no se quedaba atrás.–Qué tengas un excelente día, Alondra. Nos llamamos más tarde.–Tú también Daniel, me encantas.Nos besamos apasionadamente y por fin, me pude ir a meter a clases. Estaba
Capítulo 49. De regreso a MadridNarra David De María RamírezNuestros días en Algeciras terminaron, Sabadelle tenía que volver a Madrid porque tenía trabajo allá y yo, tenía que regresar a la Universidad. Claro que en los tiempos libres que tuviéramos ambos, íbamos a disfrutar plenamente de Altagracia que iba a estar con nosotros, pues había mentido a sus padres para quedarse una temporada más y mi colega y yo, estábamos encantados por poderla follar un tiempo más.–David, me van a dejar mucho rato sola – Se quejó Altagracia – Tú te irás toda la mañana a la Universidad y Sabadelle, tampoco va a estar.No podíamos hacer otra cosa, no íbamos a dejar de hacer nuestros deberes para complacerla, teníamos responsabilidades, aunque si iba a ser un desperdicio de tiempo al dejarla sola en el piso, solo que tendría que esperar hasta que regresara alguno de los dos.–Ya sé qué haremos contigo, Altagracia, eso en caso de que quieras tener un tercer hombre español – Mi colega sonrío con descaro