El amor puede esperar todavía cuando la razón desespera. George W. Lyttelton
—¡Elicita! —escuchaba la voz aguda de mi madre llamándome entre la multitud de personas que esperaban a sus familiares.
Al verla de lejos, llamó mi atención lo joven que se veía a sus cincuenta y un años. Mi madre era muy terca y por más que le dije que no era necesario que me fuera a buscar al aeropuerto, ella insistió. Mi madre decía que era muy triste llegar a un lugar y que nadie te recibiera. Para mí era solo cuestión de cultura.
Apresuré el paso hacia ella y nos encontramos en un efusivo y fuerte abrazo. Luego de separarnos me llenó de besos, sin importarle avergonzarme delante de todas las personas que estaban cerca de nosotras.
—¡Me alegra tanto verte! —exclamó emocionada—. Te extrañé t
Mi nombre es Cristiano D’Angelo, soy sacerdote para una de las diócesis de Roma. Fui ordenado a los veintinueve años y un año después me enviaron como misionero a una ciudad de Kenia, África, donde he permanecido por cinco años. El trabajo ha sido arduo, pero amo servir a los demás y me siento dichoso sólo con ver la amplia sonrisa en el rostro de un niño que aprende a leer en la escuela que tenemos en la casa – misión.En abril me apuñalaron por defender a una de nuestras niñas de la escuela de ser vendida como un animal al tráfico humano. En cuanto mis heridas cicatrizaron lo suficiente mi obispo me pidió que tomara un descanso, pero no quise ir inmediatamente con mi familia hasta que no estuviera totalmente recuperado, pues no quería preocuparlos con los gajes del oficio.Cuando estuve listo me dejé convencer por mi hermana Camila
«Y debo decir que confío en la casualidad de haberte conocido».Julio Cortázar¿Alguna persona puede decir que no se ha dejado tentar por un pecado irresistible? Bueno, en esta ocasión yo fui la tentación disfrazada de mujer que lo hizo pecar. ¿Qué es el destino? ¿Una casualidad que te pone en el lugar y el momento correcto? O ¿Una madeja de lana que va entretejiendo tu historia y de la que no podemos escapar? Sea lo que sea, bendito sea el destino que me llevó hasta él.Eran las 4:15 p.m. y estaba atrapada en el tráfico de la autopista 826. «¡Bendita ciudad de Miami y sus horas pico!», pensé furiosa mientras miraba los vehículos a ambos lados del taxi. «¿Por qué a todos se les ocurre salir de sus trabajos justo cuando me dirijo al aeropuerto? No puedo perder mi vuelo, estas so
«Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón».Gabriel García MárquezDespués de ocho horas de vuelo, por fin aterrizamos en Madrid. Dormí la mayoría del tiempo pero estaba estropeada y aún mi camino no terminaba. Otra vez emprendí la carrera para tomar mi siguiente vuelo con destino Milán, donde me esperaba Camila. Era un vuelo más corto, por lo que el avión era diminuto en comparación con el anterior.Me emocionaba reencontrarme con Camila. La consideraba como una de mis mejores amigas, la que siempre había estado para mí en los momentos que más la necesité, a pesar de la distancia. Me apoyó durante la enfermedad de mi padre y me ayudó a superar su partida. Nos conocimos en Florida International University[1] cuando apenas yo tenía vei
«No sé cuántas vidas me faltan, pero en cada una, espero encontrarme contigo».Edgar OceranskyEstacionamos el auto y nos sentamos en el área de llegada a esperar hasta que saliera el padre Cristiano. Camila se acercó a una de las pantallas y vio que el vuelo acababa de aterrizar, así que no tardaría en encontrarse con nosotras.Mientras tanto, Camila y yo charlamos sobre las cosas que haríamos en Grecia, y quedamos de acuerdo que ir a la isla de Mikonos ya no era una opción por respeto a nuestro clérigo acompañante. Aquella pequeña isla era la madre de las fiestas, algo así como Sodoma y Gomorra, y no queríamos incomodarlo, aunque nosotras nos moríamos por visitarla e irnos de rumba hasta el siguiente día.El celular de Camila volvió a sonar estrepitosamente. Ella se levantó de su asiento y camin&
«En la vida no importa dónde viajes, solo importa con quién lo hagas».Charles Schulz—Tendrán que disculparme —comenzó a decir Camila con cara triste—. Estoy pasando por una terrible situación en Teen Today y debo resolverlas lo antes posible. Me temo que debo pedirles que cuando terminen de cenar tomen un taxi de regreso al apartamento porque debo irme a la empresa ahora mismo.—¿Qué es lo que sucede, Camila? —preguntó Christian preocupado.—No quería arruinarle la noche con esto, pero los diseños de la colección de la Semana de la Moda se han filtrado y la competencia nos ha plagiado. He tratado de resolverlo con los abogados, pero debo ir a reunirme con ellos en este momento para ver los pasos que vamos a seguir. No sé a qué horas llegaré a casa. Siento tanto tener que dejarlo
«El amor es respeto, lealtad y fidelidad, es compartir nuestros sueños y trabajar juntos para convertirlos en realidad». Eduardo Alighieri.—Eres increíble, mi amor —dijo mientras se hacía un espacio junto a mí en el sofá.—Tú también lo eres, mi amor—. Aunque en esta oportunidad no había sido tan increíble.—Tenía muchos deseos de estar contigo, no pude aguantar mucho. Te prometo que voy a recompensarte la próxima vez.—Está bien, cariño. Luego continuamos donde nos quedamos.—Lamento tener que irme. Mi deseo era pasar la noche contigo.—Siempre habrán más noches y estoy segura que las que pasaremos en Grecia serán las mejores de nuestras vidas. No te arrepentirás. Grecia es un lugar muy romántico y se presta para todo lo que una parej
«Y que el amor nos encuentre tomados de la mano». Daniel SpiegelDurante la primera hora de vuelo, Christian y yo no dijimos ni una palabra. Por un rato estuvo escribiendo en una libreta y me intrigó mucho saber sobre qué escribía. Después de eso sólo hablamos trivialidades sobre el clima, la calidad de la aerolínea y mirábamos el paisaje por la ventanilla del avión. El tiempo transcurrió rápido y luego de dos horas y algunos minutos de vuelo el avión puso sus ruedas sobre tierra firme.La alegría rebosaba mi corazón, pues por fin habíamos llegado a mi ciudad de ensueño. El aeropuerto estaba lleno de gente, pero el tránsito de personas era muy fluido. Estas fechas del año aumentaba en gran cantidad la afluencia de turistas. A la salida buscamos el autobús que nos llevaría a la Plaza Sint
«Las cosas prohibidas tienen un encanto secreto». Publio CornelioInmediatamente se ocultó el sol, la noche no se hizo esperar. Emprendimos el retorno al apartamento con rapidez, ya que, aunque parecía un lugar seguro, nunca se debía ser tan confianzudo en un país que apenas estábamos explorando. Al regreso, encontramos la escalinata oficial y la bajada fue mucho más rápida y menos incómoda que la subida, además, estaba iluminada por postes de luz. De camino, entramos a un supermarket y compramos las cosas que nos hacían falta para los días que estaríamos en Atenas.— Kaliníjta[1] —saludó el joven griego de la caja mientras iba pasando los artículos por el lector de códigos.—Kaliníjta —respondió Christian, quien al parecer conocía algu