«El amor verdadero habla aunque esté en silencio». Walter Riso
—Debo irme —me dijo acariciando mi pelo enmarañado.
—¿Por qué? Quédate conmigo —le pedí mientras daba tiernos besos en su mejilla.
—Quisiera hacerlo. Pero el padre Francesco me está esperando.
—¿Quién es ese Francesco?
—Es mi mentor. Desde que era un joven seminarista me acogía en el verano en las parroquias donde estaba. Es un gran hombre y un espléndido sacerdote.
—Se ve que lo aprecias mucho.
—Sí, es mi ejemplo, lo admiro mucho.
—¿Cuándo vuelvo a verte? Los días pasan tan rápido y me gustaría aprovechar cada segundo contigo.
—¿Qué te parece si mañana las invito a almorzar? y de postre las llevaré a
«Por muy largo que sea el camino, lo más importante es dar el primer paso».Vinicius de Moraes—¿Qué te dijo Francesco? —me preguntó inmediatamente arrancó el vehículo y se puso en marcha hacia el hotel.—Le has contado todo a él y no me dijiste —le recriminé—. Me sentí desnuda delante de él y un poco avergonzada.—Lamento que te sintieras así. No pensé que nos íbamos a encontrar con él —se disculpó—. Le he contado todo porque Francesco es un guía para mí, tiene toda mi confianza.—Está bien, no estoy enojada contigo, puedes contárselo a todo el mundo si quieres. Pero quiero saber ¿qué es lo que planeas hacer con nuestra relación? ¿Ya lo has decidido?—Eli… ¿Qu&eac
Tienes que correr riesgos. Sólo comprenderemos plenamente el milagro de la vida cuando permitimos que ocurra lo inesperado. Paulo CoelhoEran las 9:00 p.m. cuando regresé al apartahotel. Al entrar me di cuenta que Camila aún no regresaba. Saqué mi celular del bolsillo y me acosté sobre el sofá para revisarlo. Tenía algunos mensajes pero ninguno era de Christian o Camila. Decidí escribirle a ella para saber cómo iba con su cita. No obtuve respuesta, pero supuse que era indicio de que la estaba pasando muy bien. Sé que su ex había sido muy importante para ella y que en el fondo aún seguía teniendo sentimientos por él, pero sus diferencias en cuanto a los hijos y otros asuntos no les permitió continuar juntos. Por tal razón, desde su divorcio, no había tenido una relación formal y esperaba que este tal Matteo fuera algo serio y no u
No hay nada como mirarme en tus ojos de nuevo y recordar todas las promesas que hicimos antes de separarnos.—¿Qué hora es? —me preguntó mientras acariciaba mi espalda.Con pereza salí de entre el calor de su pecho, me estiré y tomé mi celular de la mesita de noche. Eran las ocho y media de la mañana.—Debo irme. Esta tarde me voy a Nápoles a la casa de mis padres. Si Camila no está despierta vendré a despedirme antes de marcharme. Estoy seguro que ella protestará, no le digas nada hasta que yo llegue.—Está bien. Voy a extrañarte —le dije volviéndome a acurrucar entre sus brazos.Sin ánimo de separarnos, nos levantamos y nos dimos una ducha rápida y nos vestimos. Antes de salir de la habitación lo besé como si fuera la última vez que lo vería y lo tendr&iacu
El amor puede esperar todavía cuando la razón desespera.George W. Lyttelton—¡Elicita! —escuchaba la voz aguda de mi madre llamándome entre la multitud de personas que esperaban a sus familiares.Al verla de lejos, llamó mi atención lo joven que se veía a sus cincuenta y un años. Mi madre era muy terca y por más que le dije que no era necesario que me fuera a buscar al aeropuerto, ella insistió. Mi madre decía que era muy triste llegar a un lugar y que nadie te recibiera. Para mí era solo cuestión de cultura.Apresuré el paso hacia ella y nos encontramos en un efusivo y fuerte abrazo. Luego de separarnos me llenó de besos, sin importarle avergonzarme delante de todas las personas que estaban cerca de nosotras.—¡Me alegra tanto verte! —exclamó emocionada—. Te extrañé t
Mi nombre es Cristiano D’Angelo, soy sacerdote para una de las diócesis de Roma. Fui ordenado a los veintinueve años y un año después me enviaron como misionero a una ciudad de Kenia, África, donde he permanecido por cinco años. El trabajo ha sido arduo, pero amo servir a los demás y me siento dichoso sólo con ver la amplia sonrisa en el rostro de un niño que aprende a leer en la escuela que tenemos en la casa – misión.En abril me apuñalaron por defender a una de nuestras niñas de la escuela de ser vendida como un animal al tráfico humano. En cuanto mis heridas cicatrizaron lo suficiente mi obispo me pidió que tomara un descanso, pero no quise ir inmediatamente con mi familia hasta que no estuviera totalmente recuperado, pues no quería preocuparlos con los gajes del oficio.Cuando estuve listo me dejé convencer por mi hermana Camila
«Y debo decir que confío en la casualidad de haberte conocido».Julio Cortázar¿Alguna persona puede decir que no se ha dejado tentar por un pecado irresistible? Bueno, en esta ocasión yo fui la tentación disfrazada de mujer que lo hizo pecar. ¿Qué es el destino? ¿Una casualidad que te pone en el lugar y el momento correcto? O ¿Una madeja de lana que va entretejiendo tu historia y de la que no podemos escapar? Sea lo que sea, bendito sea el destino que me llevó hasta él.Eran las 4:15 p.m. y estaba atrapada en el tráfico de la autopista 826. «¡Bendita ciudad de Miami y sus horas pico!», pensé furiosa mientras miraba los vehículos a ambos lados del taxi. «¿Por qué a todos se les ocurre salir de sus trabajos justo cuando me dirijo al aeropuerto? No puedo perder mi vuelo, estas so
«Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón».Gabriel García MárquezDespués de ocho horas de vuelo, por fin aterrizamos en Madrid. Dormí la mayoría del tiempo pero estaba estropeada y aún mi camino no terminaba. Otra vez emprendí la carrera para tomar mi siguiente vuelo con destino Milán, donde me esperaba Camila. Era un vuelo más corto, por lo que el avión era diminuto en comparación con el anterior.Me emocionaba reencontrarme con Camila. La consideraba como una de mis mejores amigas, la que siempre había estado para mí en los momentos que más la necesité, a pesar de la distancia. Me apoyó durante la enfermedad de mi padre y me ayudó a superar su partida. Nos conocimos en Florida International University[1] cuando apenas yo tenía vei
«No sé cuántas vidas me faltan, pero en cada una, espero encontrarme contigo».Edgar OceranskyEstacionamos el auto y nos sentamos en el área de llegada a esperar hasta que saliera el padre Cristiano. Camila se acercó a una de las pantallas y vio que el vuelo acababa de aterrizar, así que no tardaría en encontrarse con nosotras.Mientras tanto, Camila y yo charlamos sobre las cosas que haríamos en Grecia, y quedamos de acuerdo que ir a la isla de Mikonos ya no era una opción por respeto a nuestro clérigo acompañante. Aquella pequeña isla era la madre de las fiestas, algo así como Sodoma y Gomorra, y no queríamos incomodarlo, aunque nosotras nos moríamos por visitarla e irnos de rumba hasta el siguiente día.El celular de Camila volvió a sonar estrepitosamente. Ella se levantó de su asiento y camin&