Nina"¿Vienes o no, lobito?".Luke y yo nos lanzamos una mirada incómoda cuando el hombre se paró frente a nosotros con su linterna apagada."¿Adónde nos llevas?", pregunté tímidamente.El hombre resopló. "A la reina", dijo molesto. "Y si no te apuras, puede que lleguemos demasiado tarde para tu esposo. El ritual solo dura un tiempo".Eso fue todo lo que necesitaba para convencerme. A pesar de la mirada preocupada de Luke, seguí al hombre hasta la puerta y volví al aire húmedo. Se reunieron más personas, intrigadas por nuestra repentina aparición, pero apenas me di cuenta con mis pensamientos agitándose vertiginosamente.No sabía adónde íbamos exactamente, pero mientras eso nos acercara a Enzo, aceptaría lo que fuera.Durante la siguiente media hora, nuestro silencioso guía se abrió paso con facilidad entre el verde follaje tropical sin mirar atrás ni reducir la velocidad para seguir nuestros torpes pasos extranjeros. Me tropecé con raíces enredadas en un intento de seguirle el
NinaLas rejas de la extraña celda debían de ser de plata, porque me quemaron la carne cuando intenté alcanzar a Enzo. Me estremecí y me aparté de su contacto."Enzo", jadeé, "¿qué está pasando aquí?"."Nina, Luke, ¿por qué arriesgaron todo para venir aquí?". Enzo se levantó, negando con la cabeza y agarrándose el pelo. "No sabes ni la mitad de la depravación de Mila... ¡está completamente loca!"."Sí, amigo, ya lo vemos", dijo Luke, con la voz tensa de tanto gritar. Me giré para verlo levantarse; por suerte, estaba bien. Yo también. Enzo, en cambio..."¿Quién era ese cadáver de ahí fuera?", dije. "Enzo, ¿qué pasó? ¿Te lastimaste?".Enzo se mofó y señaló las cuerdas plateadas que le rodeaban las muñecas y el cuello, haciendo una mueca de dolor. "¿Aparte de este desastre?", preguntó. "Sí, supongo que estoy bien. Y ese cadáver... era un cambiaformas. Mila, ella... nos hizo pelear hasta la muerte"."Mierda...", Luke murmuró. Ahora era él quien se agarraba el pelo.Mis ojos se abri
Nina"Hasta la muerte".Enzo y yo dimos un paso atrás, mirando a Mila con cautela."¿Hasta la muerte?", Enzo se mofó. "Mila, ¿estás loca?"."No". Se encogió de hombros, mirándose las uñas carmesí. "No estoy loca. Es una tradición"."Ilumínanos, entonces", dije. No tenía ninguna intención de pelear hasta la muerte con mi propio esposo. Tenía que haber una grieta en la fachada de Mila, de alguna manera, en algún lugar. Estaba decidida a encontrarla; ya había hecho lo mismo con personas malvadas. ¿Qué hacía a Mila tan diferente?"Déjame dejarlo perfectamente claro", ronroneó Mila, su voz goteaba una mezcla de desdén y burla. "Mañana, al amanecer, ustedes dos pelearán ferozmente hasta la muerte. No se permitirán trucos ni piedad, solo una lucha feroz hasta que quede un único vencedor. ¿Estamos de acuerdo?".Levantó una ceja delgada cuando terminó, mirándonos como a insectos a los que planeaba aplastar bajo el tacón de su bota. No me había sentido tan pequeña desde antes de acabar co
NinaEra la noche de mi fiesta de mayoría de edad. Estaba emocionada sobre todo por una cosa: esta noche, Justin finalmente anunciaría que él era mi novio. Justin y yo llevábamos saliendo un par de meses, pero hasta ahora habíamos mantenido las cosas en secreto. En realidad, yo habría preferido hacer pública nuestra relación enseguida, pues él era uno de los chicos más guapos y populares del campus, y además, estaba en el equipo de hockey, pero él insistió en que esperáramos el momento oportuno. "Quiero anunciar nuestra relación en una noche especial, cariño", me había dicho él. Llevaba tiempo preguntándome cuándo haría pública nuestra relación, pero quizá sí tenía razón; era mejor esperar hasta un momento especial. Eso significaba que me amaba de verdad, ¿no? Mientras me admiraba frente al espejo, me sentí segura de que Justin anunciaría nuestra relación esta noche. Escogí un conjunto de lencería especial, que ahora llevaba debajo de mi ropa, porque estaba segura de que finalme
NinaEnzo debió de notar la expresión de mi cara cuando finalmente lo reconocí, porque sonrió satisfecho y me ofreció una servilleta. "Se te corrió el maquillaje". Me sonrojé y tomé la servilleta de su mano, usándola para limpiarme el maquillaje mientras Enzo seguía mirándome fijamente. "¿Una noche dura?", preguntó él una vez que terminé de limpiarme el maquillaje. "Supongo que sí", respondí yo. "Sabes", dijo él, con sus intensos ojos marrones estudiando mi cara, "te ves mejor sin maquillaje". Sus palabras me hicieron sonrojar aún más. ¿Qué probabilidades había de que el capitán del equipo de hockey se me insinuara la noche de mi cumpleaños, justo después de que mi novio me hubiera engañado? "¿Tratas a todas las chicas así?", pregunté de repente, sorprendida y avergonzada por mi propia pregunta. Tenía que ser por el alcohol. Enzo volvió a sonreír y se terminó su copa. Se acercó y con sus dedos me apartó un poco el cabello de la cara. "Si tanto te intriga cómo trato a l
NinaEran casi las cuatro de la mañana cuando finalmente regresé a mi dormitorio. Jessica y Lori ya estaban dormidas en sus habitaciones a juzgar por lo oscuro y silencioso que estaba todo. La suite estaba hecha un desastre por la fiesta y sin duda pasaríamos el día siguiente limpiando, pero yo estaba demasiado resacosa y cansada para preocuparme en ese momento. Parecía que Lori y Jessica me habían cambiado las sábanas, cosa que tendría que agradecerles por la mañana. No habría podido dormir en las mismas sábanas en las que Justin y Lisa habían tenido sexo. Mientras estaba en la cama intentando dormir, no me dejaban dormir mis remordimientos. ¿Acababa de darle mi virginidad a un casi desconocido? ¿A un mujeriego? ¿Todo para vengarme de Justin y Lisa? Nunca había sido tan impulsiva, sobre todo cuando se trataba de amor. Ahora mismo, me sentía avergonzada y abochornada por esta metedura de pata. Enzo era increíblemente atractivo y el sexo fue maravilloso, pero ahora mismo, solo quería
NinaEntramos en el estadio, que ya estaba lleno de estudiantes entusiasmados. La mitad del estadio estaba reservada para nuestra universidad, mientras que la otra mitad estaba reservada para la otra universidad. Los colores de nuestra universidad eran el burdeos y el dorado, y los de la otra era el azul y el negro. "Busquemos un buen lugar", dijo Jessica. La seguí por las escaleras y nos metimos entre las filas de asientos hasta llegar a un par de asientos vacíos. Una vez sentadas, pude escuchar la conversación entre las chicas que me rodeaban; la mayoría de los temas de conversación giraban en torno a Enzo. "¿Crees que nos hará ganar otra vez?". "¡Claro! Enzo siempre juega a la perfección". "¡Me siento tan afortunada de ir a la misma universidad que él!". Me encogí un poco ante la conversación, así que me puse a navegar por el móvil mientras esperaba a que empezara el partido. A mi lado, Jessica sacó unos binoculares y empezó a explorar la pista de hielo. Podía ver a las
NinaJusto como pensaba, Jessica llegó a casa una hora más tarde con el ceño fruncido. "¿Adónde te fuiste?", me preguntó. Estaba sentada en el sofá con un libro cuando ella llegó. Levanté la vista y por suerte, ya había preparado una excusa de antemano. "Me dio dolor de estómago", respondí. "Tal vez por todo el alcohol de anoche. No pude atravesar la multitud, así que decidí regresar a casa". Jessica dejó escapar un suspiro y entonces se dirigió a su habitación. "Espero que te sientas mejor ahora al menos, porque hay una fiesta en a hoguera más tarde ya que ganamos el partido. Y ni se te ocurra decir que no. Tienes que ponerte ropa sexy y enseñarle a Justin lo que se está perdiendo". Al decir eso, Jessica desapareció en su habitación, presumiblemente para prepararse para la fiesta. Le envié un mensaje rápido a Lori. [¿Dónde estás? ¿Vas a la fiesta más tarde?]Unos minutos después, Lori respondió: [Sí, se lo prometí a Jess]. Guardé el móvil, solté un suspiro y cerré el