NinaLuke frunció las cejas cuando escuchó mencionar un portal.Sacudió la cabeza. "No creo que pueda ser un portal", dijo, en voz baja para que no lo escucharan. "Los portales solo pueden abrirse en lugares como Montaña Vista, donde el borde entre reinos es delgado"."¿Qué te dice que el borde no es delgado aquí?", pregunté. Recordé mi primera visita a esta ciudad con Enzo, cuando me fijé en una mujer extraña entre la multitud. También estaba esa supuesta adivina."Solo debería haber puntos delgados a miles y miles de kilómetros unos de otros", respondió Luke pensativo. "No tendría sentido que aquí existiera uno".Fruncí el ceño mientras mis pensamientos corrían sin control. "Aunque si Enzo realmente fue secuestrado de algún modo...". Me estremecí, incapaz de dar voz a las oscuras posibilidades que ahora se arremolinaban en mi mente.Luke apretó los puños. "Tienes razón. Aún no sabemos a qué clase de peligro podría enfrentarse. Mantengamos la mente abierta a cualquier posibilida
NinaLa pareja de ancianos me miraba fijamente a mí y a Luke, al que apretaba la muñeca con más fuerza de la que creía. Luke tenía los ojos muy abiertos, sin pestañear. Yo lo miraba implorante."¿Cómo dices, cariño?", preguntó la anciana, y su voz me devolvió a la realidad. "¿Qué era eso de un... qué dijo?". Se volteó hacia su esposo."Algo sobre un portal", dijo el viejo. "Los niños de hoy en día...".Me sonrojé, dándome cuenta al instante de que acababa de soltar información sobrenatural secreta sin pensarlo dos veces. "Oh, no es nada", dije rígidamente. "No importa".La pareja de ancianos intercambió miradas curiosas. Por fin, después de recuperar sus sentidos, Luke se apresuró a suavizar mi error y empezó a guiarme suavemente por el pasillo agarrándome por el codo. "Gracias de nuevo, sinceramente, por su ayuda", dijo a la desconcertada pareja por encima del hombro. "Se lo agradezco mucho".Una vez doblamos la esquina y nos alejamos del alcance de la pareja de ancianos, agarré
EnzoMe desperté con pereza por el sonido del hierro que gemía en mis oídos. Levanté la cabeza de la piedra helada en la que estaba acostado y distinguí una silueta pequeña que entraba en mi celda con cautela."Despiértese, mi señor", dijo en voz baja la muchacha, la misma de antes. Se arrodilló a mi lado y me apartó con cuidado un mechón de pelo de los ojos. "Ya es hora".Gruñendo, volví a agarrar su muñeca, pero ella aprendió la lección la primera vez. Saltó hábilmente hacia atrás como un gato. Dejé que mi mano cayera al suelo, débil y con un dolor intenso donde las cuerdas plateadas aún se encontraban con mi carne."Terminemos de una vez", gruñí.Cada moretón de mi cuerpo me pedía a gritos que desafiara y, si me quedaban fuerzas, lucharía con uñas y dientes. Pero horas y horas de plata drenando continuamente la vida de mi cuerpo me redujeron a poco más que una cáscara.No tuve fuerzas para resistir cuando la muchacha me ayudó a levantarme lentamente. Dimos juntos unos pasos tambalea
Nina"Díganme qué quieren, intrusos", repitió el hombre armado con un cuchillo mientras más personas salían de entre el vivo follaje. Fruncí el ceño mientras miraba sus apariencias; ciertamente parecían humanos, pero mi lobo percibió un extraño olor mientras los miraba.Eran cambiaformas, pero no lobos; muy parecidos a esa extraña mujer que vi entre la multitud en la ciudad. Aparté la mirada de una mujer con ojos casi felinos para encontrarme con la mirada de pánico de Luke.Levanté las manos lentamente contra la fría amenaza de la espada. "Por favor, no pretendemos hacer daño", empecé temblando. "Solo estoy buscando a mi esposo, Enzo. Lo tomaron como rehén y el rastro nos trajo aquí inesperadamente...".Dudé bajo su silencioso escrutinio antes de continuar."Si él pasó por aquí, por favor, solo queremos llevarlo sano y salvo a casa. Nos iremos sin causar problemas, lo prometo".Miré incómoda a una de las personas, con el corazón latiéndome en el pecho. Durante varios segundos qu
EnzoMis ojos se clavaron en el enorme oso que se acercaba a mí a toda velocidad, doscientos kilos de furia gruñendo y garras largas como cuchillos. El ensordecedor rugido que se escapó de su garganta casi pareció hacer temblar la piedra bajo mis patas.Todos mis instintos me gritaron que me preparara para el impacto cuando el oso se abalanzó sobre mí."¿Qué demonios?", le dije a mi lobo. "¿Cómo...?"."Ni te lo preguntes", me dijo. "¡No te dejes matar, maldita sea!".Mi lobo tenía razón; no tenía tiempo para especulaciones o asombro. Era una bestia salvaje que se precipitaba hacia mí, listo para matar. Respirando hondo, me aparté justo antes de que el oso chocara conmigo. Arriba, los gritos despiadados surgieron de la multitud y captaron mi atención momentáneamente."¡Arráncale la garganta!"."¡Destripa al animal!".No sabía a quién de los dos estaban animando, al oso o a mí.Sin embargo, filtré la locura de la multitud y mis frenéticos pensamientos pensaron desesperadamente e
Nina"¿Vienes o no, lobito?".Luke y yo nos lanzamos una mirada incómoda cuando el hombre se paró frente a nosotros con su linterna apagada."¿Adónde nos llevas?", pregunté tímidamente.El hombre resopló. "A la reina", dijo molesto. "Y si no te apuras, puede que lleguemos demasiado tarde para tu esposo. El ritual solo dura un tiempo".Eso fue todo lo que necesitaba para convencerme. A pesar de la mirada preocupada de Luke, seguí al hombre hasta la puerta y volví al aire húmedo. Se reunieron más personas, intrigadas por nuestra repentina aparición, pero apenas me di cuenta con mis pensamientos agitándose vertiginosamente.No sabía adónde íbamos exactamente, pero mientras eso nos acercara a Enzo, aceptaría lo que fuera.Durante la siguiente media hora, nuestro silencioso guía se abrió paso con facilidad entre el verde follaje tropical sin mirar atrás ni reducir la velocidad para seguir nuestros torpes pasos extranjeros. Me tropecé con raíces enredadas en un intento de seguirle el
NinaLas rejas de la extraña celda debían de ser de plata, porque me quemaron la carne cuando intenté alcanzar a Enzo. Me estremecí y me aparté de su contacto."Enzo", jadeé, "¿qué está pasando aquí?"."Nina, Luke, ¿por qué arriesgaron todo para venir aquí?". Enzo se levantó, negando con la cabeza y agarrándose el pelo. "No sabes ni la mitad de la depravación de Mila... ¡está completamente loca!"."Sí, amigo, ya lo vemos", dijo Luke, con la voz tensa de tanto gritar. Me giré para verlo levantarse; por suerte, estaba bien. Yo también. Enzo, en cambio..."¿Quién era ese cadáver de ahí fuera?", dije. "Enzo, ¿qué pasó? ¿Te lastimaste?".Enzo se mofó y señaló las cuerdas plateadas que le rodeaban las muñecas y el cuello, haciendo una mueca de dolor. "¿Aparte de este desastre?", preguntó. "Sí, supongo que estoy bien. Y ese cadáver... era un cambiaformas. Mila, ella... nos hizo pelear hasta la muerte"."Mierda...", Luke murmuró. Ahora era él quien se agarraba el pelo.Mis ojos se abri
Nina"Hasta la muerte".Enzo y yo dimos un paso atrás, mirando a Mila con cautela."¿Hasta la muerte?", Enzo se mofó. "Mila, ¿estás loca?"."No". Se encogió de hombros, mirándose las uñas carmesí. "No estoy loca. Es una tradición"."Ilumínanos, entonces", dije. No tenía ninguna intención de pelear hasta la muerte con mi propio esposo. Tenía que haber una grieta en la fachada de Mila, de alguna manera, en algún lugar. Estaba decidida a encontrarla; ya había hecho lo mismo con personas malvadas. ¿Qué hacía a Mila tan diferente?"Déjame dejarlo perfectamente claro", ronroneó Mila, su voz goteaba una mezcla de desdén y burla. "Mañana, al amanecer, ustedes dos pelearán ferozmente hasta la muerte. No se permitirán trucos ni piedad, solo una lucha feroz hasta que quede un único vencedor. ¿Estamos de acuerdo?".Levantó una ceja delgada cuando terminó, mirándonos como a insectos a los que planeaba aplastar bajo el tacón de su bota. No me había sentido tan pequeña desde antes de acabar co