NinaEran casi las cuatro de la mañana cuando finalmente regresé a mi dormitorio. Jessica y Lori ya estaban dormidas en sus habitaciones a juzgar por lo oscuro y silencioso que estaba todo. La suite estaba hecha un desastre por la fiesta y sin duda pasaríamos el día siguiente limpiando, pero yo estaba demasiado resacosa y cansada para preocuparme en ese momento. Parecía que Lori y Jessica me habían cambiado las sábanas, cosa que tendría que agradecerles por la mañana. No habría podido dormir en las mismas sábanas en las que Justin y Lisa habían tenido sexo. Mientras estaba en la cama intentando dormir, no me dejaban dormir mis remordimientos. ¿Acababa de darle mi virginidad a un casi desconocido? ¿A un mujeriego? ¿Todo para vengarme de Justin y Lisa? Nunca había sido tan impulsiva, sobre todo cuando se trataba de amor. Ahora mismo, me sentía avergonzada y abochornada por esta metedura de pata. Enzo era increíblemente atractivo y el sexo fue maravilloso, pero ahora mismo, solo quería
NinaEntramos en el estadio, que ya estaba lleno de estudiantes entusiasmados. La mitad del estadio estaba reservada para nuestra universidad, mientras que la otra mitad estaba reservada para la otra universidad. Los colores de nuestra universidad eran el burdeos y el dorado, y los de la otra era el azul y el negro. "Busquemos un buen lugar", dijo Jessica. La seguí por las escaleras y nos metimos entre las filas de asientos hasta llegar a un par de asientos vacíos. Una vez sentadas, pude escuchar la conversación entre las chicas que me rodeaban; la mayoría de los temas de conversación giraban en torno a Enzo. "¿Crees que nos hará ganar otra vez?". "¡Claro! Enzo siempre juega a la perfección". "¡Me siento tan afortunada de ir a la misma universidad que él!". Me encogí un poco ante la conversación, así que me puse a navegar por el móvil mientras esperaba a que empezara el partido. A mi lado, Jessica sacó unos binoculares y empezó a explorar la pista de hielo. Podía ver a las
NinaJusto como pensaba, Jessica llegó a casa una hora más tarde con el ceño fruncido. "¿Adónde te fuiste?", me preguntó. Estaba sentada en el sofá con un libro cuando ella llegó. Levanté la vista y por suerte, ya había preparado una excusa de antemano. "Me dio dolor de estómago", respondí. "Tal vez por todo el alcohol de anoche. No pude atravesar la multitud, así que decidí regresar a casa". Jessica dejó escapar un suspiro y entonces se dirigió a su habitación. "Espero que te sientas mejor ahora al menos, porque hay una fiesta en a hoguera más tarde ya que ganamos el partido. Y ni se te ocurra decir que no. Tienes que ponerte ropa sexy y enseñarle a Justin lo que se está perdiendo". Al decir eso, Jessica desapareció en su habitación, presumiblemente para prepararse para la fiesta. Le envié un mensaje rápido a Lori. [¿Dónde estás? ¿Vas a la fiesta más tarde?]Unos minutos después, Lori respondió: [Sí, se lo prometí a Jess]. Guardé el móvil, solté un suspiro y cerré el
Nina¿Yo? ¿Por qué yo? ¿Por qué el jugador estrella del equipo de hockey, el chico soñado de todas las chicas, el adonis Enzo Rivers, querría estar conmigo? Mi mente se llenó de recuerdos de aquel rollo de una noche… Era como si pudiera sentir sus manos sobre mi cuerpo, y cuando me apartó el cabello de la cara, mi cuerpo se estremeció ante su contacto. Había sido tan suave y cariñoso cuando nos acostamos. ¿Era él así con todas las chicas, o solo era una actuación? Tenía que ser una actuación. Una alarma se encendió dentro de mí, y me decía: ‘No confíes en este mujeriego’. Después de años de ser incapaz de encontrar el amor, no podía creer que sus sentimientos pudieran ser genuinos. Mi primer amor había sido similar, el jugador de fútbol estrella de mi escuela, y mira cómo eso terminó. Nunca más. "Escucha, ya te di lo que querías", le dije mientras me alejaba. "Nos acostamos una vez. No intentes hacerme creer que tú, de entre toda la gente, me querrías otra vez. ¿Quién te met
EnzoCuando vi a la chica humana de las dos trenzas negras en el bar el viernes por la noche, sinceramente no me lo pensé dos veces. No era más que otra chica humana normal... guapa, con buen cuerpo, pero definitivamente inútil para mí. Verás, soy un hombre lobo. Nunca estuve destinado a tener nada que ver con los humanos. De hecho, siempre me aburrieron; prefería estar con los de mi especie. Pero cuando mi padre vino un día y me dijo que iba a comprar una empresa para hacer negocios en el mundo humano y que quería que yo fuera la imagen de la empresa, no pude rechazarlo. Mi padre siempre tenía el control: él era el hombre lobo alfa y, como hijo suyo, yo debía hacer lo que él me dijera si quería ser el próximo alfa. Así que, cuando me matriculó en una universidad humana y me sometió a un riguroso entrenamiento para ser un dios del deporte, tuve que aguantarme. Todos los demás en la universidad pensaban que yo era humano, y por lo que yo sabía, ninguno de ellos sabía nada acerca de
NinaRegresé a la fiesta, intentando ignorar las extrañas interacciones que acababa de tener con Enzo y Lisa. Jessica estaba bailando con el grupo, mientras Lori seguía sentada en las escaleras de una de las cabañas fumando. No me apetecía bailar ahora mismo, así que fui a sentarme con Lori. Lori me pasó su porro sin decir nada cuando me senté. No fumaba muy a menudo, pero ahora solo quería relajarme, así que lo agarré voluntariamente y le di un par de caladas. "Te vi hablando con Enzo y Lisa", dijo Lori mientras agarraba el porro de vuelta y tiraba un poco de ceniza al suelo. "¿Todo bien?" Me encogí de hombros y me acerqué las rodillas al pecho. "Solo... cometí unos errores". Lori se rio y le dio una calada a su porro. "Sí", dijo, "liarse con chicos de hockey suele ser una mala idea". …El lunes por la mañana me sentí mucho mejor. Me levanté temprano para ir a clase y me puse un jersey de manga larga y unos pantalones jeans negros apretados. Cuando terminé de alistarme
NinaEnzo no pareció reconocerme enseguida con el uniforme y el cabello recogido. Entró y se sentó en el mostrador mientras yo le servía café a otro cliente, y que casi derramo por toda la mesa del susto.Me temblaban las manos al acercarme al mostrador. ¿Me estaba siguiendo o era solo una coincidencia? Ahora, más que nunca, me arrepentía de haberme acostado con él. ¿Por qué se empeñaba en jugar así con mis sentimientos? ¿No podía simplemente pasar a la siguiente chica? Caminé detrás del mostrador e inmediatamente le di la espalda, fingiendo que me ocupaba con la máquina de café. "Hola, Nina". Así que sí me reconoció. Respiré hondo y me giré hacia él. "¿Qué haces aquí?". Enzo miró a su alrededor y gesticuló un poco con las manos. "¿Qué quieres decir? Es una cafetería. Tengo hambre". Fruncí el ceño y crucé los brazos sobre el pecho. "Tú y yo sabemos que podrías haber ido a cualquier otro restaurante de la ciudad, pero elegiste éste. ¿Me estás siguiendo o algo?". Enzo
Nina"¿Y bien? ¿Qué te tocó?", preguntó Jessica. "Um... medicina deportiva", respondí, devolviéndole el teléfono. Jessica lucía confusa. "Pensé que querías..." "Cirugía, sí", dije yo mientras agarraba mi bolso y me dirigía a la puerta con Jessica siguiéndome. A primera hora de la mañana, iría a ver a la decana de la facultad de medicina y le pediría una reasignación.…"¿Y por qué quieres una reasignación?", me preguntó la decana cuando me planté delante de su mesa al día siguiente. Era una mujer de pelo rizado, gafas y cara seria. Tragué saliva e intenté calmar los nervios. "Es que... no es la dirección que esperaba tomar", respondí. "No me gusta la medicina deportiva". "No puedes pedir que te reasigne solo porque no te guste la práctica que te tocó", dijo la decana. "Y además, ni siquiera lo has probado todavía. ¿Cómo sabes que no te va a gustar?". Tenía razón: no podía pedir una nueva pasantía simplemente porque no me gustaba el que me habían asignado, y no había form