NinaEran casi las cuatro de la mañana cuando finalmente regresé a mi dormitorio. Jessica y Lori ya estaban dormidas en sus habitaciones a juzgar por lo oscuro y silencioso que estaba todo. La suite estaba hecha un desastre por la fiesta y sin duda pasaríamos el día siguiente limpiando, pero yo esta
"Sí", respondió él. "Aunque no es tan emocionante cuando ya sabemos que vamos a aplastar al otro equipo. Espero que nos den una buena pelea". Jessica soltó una risita como una adolescente inmadura. Me arriesgué y levanté la vista, esperando ver a Enzo alejándose, pero en su lugar me encontré con su
NinaEntramos en el estadio, que ya estaba lleno de estudiantes entusiasmados. La mitad del estadio estaba reservada para nuestra universidad, mientras que la otra mitad estaba reservada para la otra universidad. Los colores de nuestra universidad eran el burdeos y el dorado, y los de la otra era el
"Espero que no se lastime", dijo otra chica a mi lado, incorporándose en su asiento para ver por encima de alguien que teníamos delante. Enzo marcó un gol y, de repente, el capitán del otro equipo tiró su palo de hockey y su casco al hielo y se lanzó sobre Enzo. El público jadeó mientras estos se p
NinaJusto como pensaba, Jessica llegó a casa una hora más tarde con el ceño fruncido. "¿Adónde te fuiste?", me preguntó. Estaba sentada en el sofá con un libro cuando ella llegó. Levanté la vista y por suerte, ya había preparado una excusa de antemano. "Me dio dolor de estómago", respondí. "Tal
"Hola, Enzo", dijo Lisa con voz cantarina, balanceando la coleta mientras se acercaba a él. La mayoría de las otras chicas de la universidad no se atreverían a acercarse a Enzo tan despreocupadamente con tantas chicas a su alrededor, pero teniendo en cuenta que Enzo y Lisa solían salir, no era del t
Nina¿Yo? ¿Por qué yo? ¿Por qué el jugador estrella del equipo de hockey, el chico soñado de todas las chicas, el adonis Enzo Rivers, querría estar conmigo? Mi mente se llenó de recuerdos de aquel rollo de una noche… Era como si pudiera sentir sus manos sobre mi cuerpo, y cuando me apartó el cabel
EnzoCuando vi a la chica humana de las dos trenzas negras en el bar el viernes por la noche, sinceramente no me lo pensé dos veces. No era más que otra chica humana normal... guapa, con buen cuerpo, pero definitivamente inútil para mí. Verás, soy un hombre lobo. Nunca estuve destinado a tener nada