—¿Me quieres decir por qué hicimos eso? – Preguntó indignada.
—¿El qué? – Respondió con cierta calma, controlando el mal humor que ella misma le había provocado.
Leia tiró su mano y se soltó de su agarre.
— ¡Esto! Nunca me había sentido tan avergonzada, y nunca se había exhibido mi vida sexual de esta manera— respondió indignada y viéndolo a los ojos.
—Solo es un ginecólogo, ese es su trabajo — le restó importancia.
Siguieron descendiendo, una planta luego otra.
—Y visitar uno es decisión personal, no tenías derecho—. Le recriminó con su vista en el display del ascensor de la puerta.
—Estamos teniendo sexo, no quieres un hijo ¿o sí
—Mírame a mí — le ordenó celoso y probó superficialmente sus labios mientras salía y entraba con fuerza en ella.Leia apenas podía mantener sus ojos abiertos, sus gemidos eran más largos y más audibles, Caleb estaba usando más fuerza de la que había empleado las veces anteriores y ella… ella estaba disfrutando y reaccionando a él… ¿por qué? ¿Por qué le gustaba hacerlo con él si no lo amaba? ¿Por qué disfrutaba de sus caricias y de esas sensaciones de dominio, que él parecía tener sobre ella? … Se estaba volviendo loca, se aseguró, o una pervertida, también fue una opción.—¡Agh! – el jadeó roncamente una y otra vez sobre los ya rojos y labios abiertos de Leia, su miembro era apretado en su interior cada que ingresaba y liberad
—¿Dónde demonios se habrá metido Leia? – se preguntó el pelinegro al marcarle por quinta vez en esas tres horas que la había estado buscando y el aparato le negara el tono.—¡Ey, James! – Saludó un alegre ojiazul —¿Qué haces? – llegó hasta él en el estacionamiento del campus de la universidad.Erick recién llegaba, y James estaba por marcharse.—Intento comunicarme con Leia, pero no responde el móvil— respondió James con fastidio.—¿Y se puede saber para qué la buscas? – Cuestionó curioso su joven e inseparable amigo.James rodó los ojos— Leia le dijo a mi madre lo de Emireth— respondió agriamente.Erick abrió los ojos con sorpresa— ¡Wow! &
—No lo sé… Leia ha cambiado — mencionó dudoso el pelinegro, suspiró frustrado a su animoso amigo quedarse serio —y ahora, ¿qué ocurre contigo? – cuestiono James al ver el rostro pálido de Erick.La sangre de Erick de heló ante la sorpresa… ¿Qué hacía Leia bajándose del auto de Caleb y por qué se dejaba besar por él? Sus ojos temblaron incrédulos ¿qué estaba pasando? Leia y su primo habían terminado su inesperada relación, entonces ¿por qué?James frunció el ceño al no obtener respuesta y volteó a ver en la dirección hacia donde él lo hacía…—¿Eh? ¡Oh, cierto! ¡Leia! – Respingó el joven de coleta y lo abrazó por la espalda para obligarlo a caminar –
Caleb cortó la comunicación y centró su vista en el camino, la empresa ya lo fastidiaba y todavía no se hacía cargo de ella completamente, aunque lo único bueno era que ya disponía nuevamente de la totalidad de sus cuentas y el importante incremento que tuvieron las mismas.Suspiró derrotado, estaba cansado, ese día había sido agotador y salvo Leia, todo había sido tedioso, negó en silencio, al menos por ese día había sido todo para él, necesitaba una ducha y dormir, giró el volante de su auto al adentrarse al estacionamiento subterráneo del edificio donde vivía.Bajó y aseguró su auto, al hacerlo alguien más hizo lo mismo de un auto tras él. Caleb acostumbrado a ello, no le prestó importancia.—He estado esperando por ti— volteó de medio lado
Leia se asomó por la ventana, el día era fresco pero el sol ya se asomaba alto, volteó desanimada a su cama y se encogió de hombros, un pantalón de mezclilla claro, una blusa delgada de cuello alto y oscuro, junto con un suéter delgado y botones estaban bien, odiaba esos primeros días de cambio de estación, nunca sabía qué ropa usar, si se abrigaba de más, por el mediodía moría de calor, pero si no lo hacía, padecería de frío las primeras horas del día.—¡Leia! – Entró la pelicorta sin anunciarse sorprendiendo a la pelinegra mientras se colocaba su pantalón.—¡Hilary! – Se quejó incómoda —¿no te enseñaron a tocar? –La otra hizo una seña con la mano al restarle importancia — Compartimos dormitorio por m
—¿Qué es este lugar? – Le preguntó cuándo él se encerró con ella. La luz era poca ya que los ventanales eran iguales a los del exterior, largos y en lo alto, pero la luz que entraba era mucho menor. —Un almacén de limpieza — respondió despreocupado al girarla y apresarla contra la pared. Cuando los ojos de Leia se acostumbraron a la obscuridad parcial, no se fijó en los estantes con productos de limpieza, en los cestos perfectamente acomodados o en los diversos trapeadores y mop’s colgados de una de las paredes… Leia solo pudo ser consiente del imponente cuerpo de Caleb apresándola y su aroma embriagante sobresalir del de los detergentes. Un estremecimiento recorrido su espalda e hizo su Respiración pesada...“otra vez esa Sensación” fue consciente del poder que el parecía tener sobre ella, y de cómo se mantenía a la expectativa de lo que el fuese a hacer un… “No lo permitas” se aconsejó inter
—Leia va a matarte — Le aclaró la castaña.—Ah, déjala, Tiene mejores cosas que estas — Replicó la pelicorta al tirar una bolsa a uno de los cestos de basura alejados de las habitaciones.—Eres una pesada, esos son sus gustos — Volvió a decir la castaña al cruzar sus brazos y voltear a ver a su exuberante amiga.Hilary la ignoró, volteó su rostro y se extrañó de ver a cierto pelinegro que se olvidó de replicar.—Oye — Mencionó débilmente.—¿Qué? – Cuestionó curiosa la castaña al dejar en el olvido la próxima molestia de Leia.—¿Qué hará solo ahí James? – Preguntó al ver al rubio sentado en una de las bancas cercanas a una peque&nt
Dejó de teclear en su ordenador — y eso es todo – dijo la cobriza.Kristel se quedó inmóvil e incrédula a lo que Leia le había dicho —¿y por qué no? – Le preguntó sin entenderla —¿Por Emireth? – Leia le había contado “todo”Leia suspiró desanimada, se había jurado no llorar cuando lo dejó parado en medio de ese reverdecido patio.} — No fue como yo lo esperaba — confesó y mordió su labio preocupada al bajar el rostro.—¿Sabes qué?… Cancelaré a Erick y hablaremos toda la tarde, hasta que te aclares… estás muy confundida — mencionó y se levantó de la cama de la pelinegra para buscar su celular.—No Kristel, ni se te ocurra — la detuvo al ponerse de pie— Ve