—Ya te ibas ¿no? — interrumpió Caleb y para Erick pasó desapercibida su molestia.
—Creo que no tengo tanta prisa, después de todo — mencionó echando por los suelos los nuevos planes del ojiazul y con su interés puesto en la joven frente a ellos.
—Y-yo si me voy…— mencionó Leia avergonzada, se inclinó haciendo una leve reverencia a ambos jóvenes—… y nuevamente disculpas – dijo la cobriza para luego huir de allí.
Erick sonrió de medio lado divertido y Caleb clavó su mirada molesta e indignada en la espalda de la cobriza por su estupidez… la muy ingenua había logrado llamar la atención de su estúpido amigo al actuar así.
—Es muy bonita…es la chica más bonita y tierna que he visto, parece una muñeca
—¿A qué demonios juegas Leia? — se preguntó Caleb molesto mientras terminaba de mandar ese mensaje, se levantó y comenzó a cambiarse, por esa mañana había sido todo para él, iría a su departamento y después de bañarse regresaría para su bloque de clases vespertinas.Se colgó la maleta al hombro, y revisó una vez más su celular sin tener respuesta alguna… lo guardó con poca delicadeza en su bolsillo y salió, se detuvo abruptamente al ver la cabellera negruzca de su capitán y las delgadas manos de una joven aferrándose a su espalda, frunció el ceño… ¿ella era…?El fuerte golpe que dio la puerta sobresaltó a la cobriza, y James giró su rostro para encontrarse con la mirada enfurecida del rubio al que tanto detestaba que había sido el culpab
Leia gimió entre el beso por el nuevo roce de sus sexos, de manera automática con sus brazos rodeó el cuello masculino, en ese momento olvidó que había ido a romper con él, Caleb era alguien nocivo para ella y altamente adictivo… eso podría jurarlo aunque se negara a aceptarlo.No se dio cuenta cuándo fue que él caminó con ella hasta que fue consciente que su espalda pegaba contra el firme y viejo tronco de uno de los tantos árboles que poseía el campus.Él dejó sus labios y bajó a su cuello… ella se atrevió a abrir sus ojos ligeramente… al menos el lugar era solitario a pesar de ser mediodía, ¿Qué iba a hacer?... Caleb la estaba arrastrando a su juego y ella no ponía mucha resistencia.—Agh— él gimió cuando su miembro erecto se apret&oa
Caleb miraba con enojo a Leia, ella lo había puesto en una situación en la que no había querido estar nunca.—¿A dónde demonios crees que vas? — Caleb la detuvo de la mano y su tono fue amenazante.—A hablar con él…— mencionó Leia ligeramente preocupada, pero obviando su respuesta.—No, antes me explicas esto — ordenó y no la soltó, su semblante seguía fríamente molesto.Ella frunció el ceño indignada— ¿Qué querías que le dijera? Me estabas besando y… y tocando — finalizó la cobriza después de una pequeña pausa.Ahora el que frunció el ceño fue él.—Debo ir— mencionó e intentó soltarse.
Ingresó al área de duchas y pasó por el delgado pasillo, y se detuvo frente al pequeño casillero que se le había otorgado y sacó sus productos de baño.—¿Kristel? — preguntó con cierta pena y en voz alta, al llegar al blanco y gran cuarto de las duchas.El vapor alcanzaba a cubrir gran parte del área de espera… todas las regaderas se encontraban una al lado de la otra y recorrían todo el cuarto, en medio había una gran barra que soportaba los lavabos y un, ahora, empañado espejo, de cada lado de los mismos.—¿Leia? — escuchó la voz de Kristel en las regaderas del lado izquierdo.—Kristel se me hizo tarde— informó y con cierta prisa abrió la puerta y entró al cubículo de al lado —…casi no alcanzaba a ducharme &mdash
—¿T-tu… reputación? — cuestionó Leia en un intento de olvidarse de eso que sentía ahí abajo.—Si — mencionó al morder su labio y acercarse a su cuello.—¿Estás loco? — le preguntó consternada y giró sus ojos a él que ya besaba su oído, provocándole descargas eléctricas por su cuerpo, estaba segura que, de seguir así, sus ojos se cerrarían y se dejaría llevar por él y lo que sea que desease hacerle, se odiaba.—No — aclaró y habló en su oído logrando que la intimidad femenina se humedeciera y la calidez de ese lugar se sintiera en su endurecido miembro, comenzó a embestirla lentamente… quería mojarla más, deseaba hacerle algo.—¿Por… qué? — pr
“Todavía huele a ella”, pensó al llevar a su afilada nariz el delgado sostén que le había quitado a Leia el día que le frustró la cita a su capitán, Caleb estaba acostado en su cama, recién volvía de estar con Leia… esa niña lo frustraba ¿Hasta cuándo la iba seguir esperando? Estaba seguro que no faltaba mucho para lograr su objetivo después de la relación que mantenían.—Leia— la nombró y su sonrisa se extendió, esta vez con un toque malicioso -… no vas a ser tú quien gané, mocosa — mencionó al jugar con el sostén entre sus dedos.Tenía que ser muy inteligente si no quería que las cosas se le echaran a perder, le iba a resultar imposible no molestar a James, ya que el imbécil seguro seguiría reclamando a Leia como suya o algo
No lo puedo creer… - mencionó casi consternada Kristel al momento de cortar la llamada.—¿Qué? – preguntó desinteresada la pelicorta que al final había decidido dormir con Kristel.—Erick dijo que…que Leia sale con… C…Caleb — informó y volteó a verla sin creer en sus palabras.—¿Qué? – dijo casi sin voz la pelicorta por la sorpresa.Kristel solo asintió en silencio.— ¿Crees que lo cayó por mi…culpa? – preguntó dudosa, después de todo, ella siempre hablaba mal de Caleb … ¿cuándo fue que Leia se interesó en él?—¿Debo decirles? – se cuestionaba la cobriza sentada en la pequeña cama de su habitación. To
Resopló fastidiado y sus azulinos ojos siguieron recorriendo el lugar ¿Dónde demonios se había metido Leia? Estaba seguro que debería encontrarse con los pasillos del edificio de su facultad, anoche no tuvieron tiempo de pensar algo lógico para explicar el ridículo noviazgo que tenían, lo que menos quería era que ella se inventara una estúpida historia donde lo hiciera ver mal, revisó su celular, y ella no había respondido a ninguno de sus mensajes, ni al par de llamadas que le hizo.Siguió caminando y veía con insistencia al alumnado mientras avanzaba en dirección a su primera clase.Un tirón en su brazo lo obligó a detenerse, volteó a ver molesto al causante del hecho.—¿Es cierto? – la fría y molesta voz de Emireth detuvo las palabras que estuvo a punto de decir.<