Caleb subió segundos después y no pudo evitar tragar pesadamente al verla echar su cabeza ligeramente hacia atrás, Leia estaba mareada y no se había percatado que el cierre de su vestido exhibía un poco más ese par de pechos que moría por probar.
Bajó la mirada vio la cremosa piel de sus piernas apenas cubiertas por ese pequeño vestido, negó en silencio y arrancó el vehículo antes de obedecer a sus instintos, el no era un maldito aprovechado que abusaba de mujeres alcoholizadas.
—¿Es tu amante? — preguntó secamente la cobriza cuando el auto estuvo en marcha.
—Estuve con ella un tiempo — mencionó Caleb seguro de a quién se refería.
—¿La amaste? — cuestionó Leia sin entender la molestia que sentía.
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—¡Maldición! — mencionó molesto mientras sentía el agua fría recorrer su cuerpo.Leia lo había dejado demasiado…emocionado, y el, se bañaba con agua fría para enfriarse, le había costado una fuerza enorme fuerza de voluntad que no sabia que tenia el no hacerle el amor allí mismo, ella era tan hermosa y tan ardiente si se lo proponía que se sentía francamente impactado…pero, aun así, no era el tipo de hombre que se aprovechaba de una mujer ebria.Una vez que retiró el exceso de agua de su cabello, acercó un par de cobijas a la cama.—Vamos a ver qué dices cuando despiertes a mi lado, desnuda por la mañana — y su sonrisa se extendió… iba hacerla sufrir un rato jugándole una mala broma.Dejó caer la blanca toalla que cubr&
El rubio volteó de medio lado a ver a la pelinegra de jeans y camiseta rosa… detuvo su andar para esperarla. Leia se acercó apresurada a él sin percatarse que su voz no solo llamó la atención del aludido, sino también del rubio, su novia y Erick, quienes también cursaban dicha carrera. —¿Si? — la saludó con media sonrisa, Leia todavía se veía avergonzada y no se atrevía a sostenerle la vista. —Ne-necesitamos hablar — mencionó nerviosa por el tema y por las miradas curiosas de varios alumnos que avanzaban por el pasillo y que era la primera vez que los veían juntos. —¿De qué? — cuestionó curioso y se acercó a ella para tomarla de la barbilla y obligarla a verlo. —De…— se animó a hablar y lo vio a los ojos —…de que si, si pasó lo que pasó… entonces… Caleb frunció el ceño al comprenderla —olvídalo— mencionó secamente al soltarla.
Leia había intentado volver a su clase, pero recordó la forma poco educada con la que había salido y prefirió no hacerlo, se quedó recargada en la pared del pasillo, a varios metros de la puerta mientras la clase terminaba para poder recoger sus cosas.—¿Leia? — se sobresaltó al reconocer la voz del pelinegro casi a su lado.—J…James — lo nombró y por unos segundos perdió el aliento.—Creí que mentías — confesó el rubio y se recargó en la pared a su lado.—¿De qué hablas? — preguntó nerviosa y fingió no tener idea.—De ustedes… ese tipo no es de fiar — habló calmado soportando la molestia que sentía al compartirla.Leia mordió su labio y medit&oacut
El ojiazul asintió mientras prestaba atención al camino maltratado por donde transitaban, Leia lo observó dudosa ¿carreras clandestinas? Ni siquiera quería pensar con qué clase de gente se relacionaba, giró su rostro y tras unos minutos observó el terreno liso por el que supuso correrían, varias estructuras más que supuso no terminaron de construir, ni siquiera recordaba por qué habían cerrado ese lugar.—¿Este lugar no es radiactivo? — cuestionó curiosa.Caleb no pudo reprimir un intento de carcajada.— Eres muy ingenua Leia – dijo Caleb riendo.—Pero dicen que lo es…—Si lo fuera no estuvieran construyendo en las inmediaciones — replicó seguro.Leia torció los labios al darle la razón.
Leia vio con sorpresa la forma tan estúpidamente repentina en que se vio en esa posición. Caleb se deslizó en el asiento y su intimidad sintió el grosor del miembro del joven, que amenazaba con despertar, ella abrió los ojos con sorpresa y lo vio sonreír orgulloso. —Entiéndelo, no me gusta que nadie toque o vea lo que es mío — informó el rubio y sus manos acariciaron celosas su delgada cintura. La piel de la cobriza se erizó. — N-no soy un objeto, y no soy tuya, esto solo es…— interpuso su orgullo al hablar y aun así, lo hizo nerviosa. —¿Un trato? — cuestionó Caleb despacio y sonriendo de medio lado. Leia podía observar sus ojos turquesa brillar por la tenue luz lunar, sintió un cosquilleó extraño en su estómago. —Si… Él la sujetó de la cintura y se alzó para besar fugazmente sus labios, ella se quedó inmóvil pero su
Apoyó su espalda sobre el mullido colchón al darse vuelta mientras luchaba por volver a dormir, era sábado, y aunque seguía cansada por no haber dormido suficiente, el sueño la había abandonado minutos antes, todavía no amanecía y esa madrugada era fresca, su cuerpo se mantenía calentito por una cobija afelpada. Suspiró intentando relajarse… llevó una de sus manos a su cuello y sintió el palpitar de su corazón ligeramente más acelerado. —¿Qué te está pasando, Leia? — se preguntó en un susurro. Se sentía extraña, había llegado muy tarde después de salir con Caleb, Kristel por suerte la había esperado para abrirle, tuvo que contarle algunos detalles, pero omitió, como siempre, esos momentos que Caleb la hacía vivir. — ¡Dios! — mencionó despacio al cerrar los ojos. Caleb le dijo que le gustaba… sintió su corazón acelerarse un poco más al recordarlo, no entendía esa reacción extraña que eso le ha
—Pensé que no vendrías hoy — saludó Darlene ocultando su molestia al casi verse descubierta.Caleb la vio de reojo al ingresar al gimnasio —solo tuve cosas qué hacer — respondió con simpleza y sin detenerse.La chica frunció los labios con molestia al verse prácticamente ignorada.— ¿Cuándo nos veremos? — preguntó secamente al seguirlo.—No lo sé – respondió el rubio con indiferencia.—¿Qué demonios te pasa, Caleb? — alzó la voz molesta, obligando al joven a detenerse y voltearla a ver.—¿Qué demonios me pasa? — preguntó irónicamente —¿qué debería pasarme? – cuestiono el apuesto rubio con un deje de burla.<
Apoyó uno de sus pulcros zapatos negros en la plancha del estacionamiento del campus universitario, para posteriormente bajar de su auto, su rubio flequillo se alborotó con el fresco viento y entrecerró sus azules ojos a causa del mismo, comenzó a avanzar y activó la alarma del vehículo, ladeó su rostro al sentir su móvil vibrar en el bolsillo de su pantalón de vestir negro. “Todo está listo” era el mensaje que recibió acompañado de varios ridículos emojis de caritas felices, copas en brindis y conos con confetis. —Es un idiota — mencionó Caleb fastidiado al devolver el aparato a su bolsillo y seguir avanzando. —Vaya, qué sorpresa verte por aquí, ¿Olvidaste nuestra cita? — mencionó irónicamente la fría pelinegra al salirle al paso de entre la verde vegetación, seguro intentando acortar el camino hasta ese lugar. —Algo así — mencionó el rubio sin mucho interés al detenerse pues la chica se det