El ojiazul asintió mientras prestaba atención al camino maltratado por donde transitaban, Leia lo observó dudosa ¿carreras clandestinas? Ni siquiera quería pensar con qué clase de gente se relacionaba, giró su rostro y tras unos minutos observó el terreno liso por el que supuso correrían, varias estructuras más que supuso no terminaron de construir, ni siquiera recordaba por qué habían cerrado ese lugar.
—¿Este lugar no es radiactivo? — cuestionó curiosa.
Caleb no pudo reprimir un intento de carcajada.
— Eres muy ingenua Leia – dijo Caleb riendo.
—Pero dicen que lo es…
—Si lo fuera no estuvieran construyendo en las inmediaciones — replicó seguro.
Leia torció los labios al darle la razón.
Leia vio con sorpresa la forma tan estúpidamente repentina en que se vio en esa posición. Caleb se deslizó en el asiento y su intimidad sintió el grosor del miembro del joven, que amenazaba con despertar, ella abrió los ojos con sorpresa y lo vio sonreír orgulloso. —Entiéndelo, no me gusta que nadie toque o vea lo que es mío — informó el rubio y sus manos acariciaron celosas su delgada cintura. La piel de la cobriza se erizó. — N-no soy un objeto, y no soy tuya, esto solo es…— interpuso su orgullo al hablar y aun así, lo hizo nerviosa. —¿Un trato? — cuestionó Caleb despacio y sonriendo de medio lado. Leia podía observar sus ojos turquesa brillar por la tenue luz lunar, sintió un cosquilleó extraño en su estómago. —Si… Él la sujetó de la cintura y se alzó para besar fugazmente sus labios, ella se quedó inmóvil pero su
Apoyó su espalda sobre el mullido colchón al darse vuelta mientras luchaba por volver a dormir, era sábado, y aunque seguía cansada por no haber dormido suficiente, el sueño la había abandonado minutos antes, todavía no amanecía y esa madrugada era fresca, su cuerpo se mantenía calentito por una cobija afelpada. Suspiró intentando relajarse… llevó una de sus manos a su cuello y sintió el palpitar de su corazón ligeramente más acelerado. —¿Qué te está pasando, Leia? — se preguntó en un susurro. Se sentía extraña, había llegado muy tarde después de salir con Caleb, Kristel por suerte la había esperado para abrirle, tuvo que contarle algunos detalles, pero omitió, como siempre, esos momentos que Caleb la hacía vivir. — ¡Dios! — mencionó despacio al cerrar los ojos. Caleb le dijo que le gustaba… sintió su corazón acelerarse un poco más al recordarlo, no entendía esa reacción extraña que eso le ha
—Pensé que no vendrías hoy — saludó Darlene ocultando su molestia al casi verse descubierta.Caleb la vio de reojo al ingresar al gimnasio —solo tuve cosas qué hacer — respondió con simpleza y sin detenerse.La chica frunció los labios con molestia al verse prácticamente ignorada.— ¿Cuándo nos veremos? — preguntó secamente al seguirlo.—No lo sé – respondió el rubio con indiferencia.—¿Qué demonios te pasa, Caleb? — alzó la voz molesta, obligando al joven a detenerse y voltearla a ver.—¿Qué demonios me pasa? — preguntó irónicamente —¿qué debería pasarme? – cuestiono el apuesto rubio con un deje de burla.<
Apoyó uno de sus pulcros zapatos negros en la plancha del estacionamiento del campus universitario, para posteriormente bajar de su auto, su rubio flequillo se alborotó con el fresco viento y entrecerró sus azules ojos a causa del mismo, comenzó a avanzar y activó la alarma del vehículo, ladeó su rostro al sentir su móvil vibrar en el bolsillo de su pantalón de vestir negro. “Todo está listo” era el mensaje que recibió acompañado de varios ridículos emojis de caritas felices, copas en brindis y conos con confetis. —Es un idiota — mencionó Caleb fastidiado al devolver el aparato a su bolsillo y seguir avanzando. —Vaya, qué sorpresa verte por aquí, ¿Olvidaste nuestra cita? — mencionó irónicamente la fría pelinegra al salirle al paso de entre la verde vegetación, seguro intentando acortar el camino hasta ese lugar. —Algo así — mencionó el rubio sin mucho interés al detenerse pues la chica se det
Leia se sorprendió disfrutando el momento, gimió cuando él apretó uno de sus glúteos y la presionó más contra él, nunca dejaron de besarse y sus ojos siempre estuvieron cerrados, lo entendió, pues los pasos del joven, aunque fueron de prisa, fueron ligeramente torpes. —Caleb— lo llamó en un jadeo cuando él se subió a su cuerpo estando ya sobre la cama. Su cuerpo ardía. —Solo déjame hacértelo — suplicó con voz ronca y la alzó para colocarla en medio de la cama. Ella gimió cuando él mordió su cuello conteniendo seguramente su pasión, sintió la suavidad de la cama. “¿has estado en su cama?... es sumamente suave ¿verdad?”… la voz burlona de Darlene se hizo presente en ese momento… Apretó sus ojos con más fuerza, ¿por qué eso la molestaba ahora?... ella ya sabía lo de ellos dos. Caleb metió su mano bajo de la falda de su vestido y ella ladeó el rostro y abrió ligeramente sus
Tocó con poca delicadeza la blanca y dura puerta de ese conocido departamento.Una sonrisa de lado y satisfecha se formó en los labios de la joven pelinegra al verlo llegar a ella como muchas veces antes.—Sabía que volverías…— mencionó y lo sujetó de la mano de la cual se apoyaba en la pared para adentrarlo al casi lujoso departamento.La chica no perdió tiempo y probó los labios del ojiazul que se le antojaron más embriagantes que de costumbre, esta vez había bebido. No le importó, ebrio o no, ella lo deseaba, lo amaba.—No pienso ser tierno, Darlene— mencionó al obligarla a soltarlo al sujetarla de su largo y lacio cabello, él necesitaba saciarse y no iba a caer en las mismas tonterías que con Leia.La chica sonrió satisfecha —nunca lo h
La claridad del amanecer apareció molestando sus ojos cerrados, Leia frunció el ceño y soltó un suave quejido incómodo, quiso girarse, pero al sentir un peso sobre su cuerpo que le impidió tal acto, abrió los ojos despacio, para terminar sorprendida.—¡Dios! — mencionó del mismo modo, y casi con miedo de despertar al semidesnudo sujeto que dormía prácticamente sobre ella.Caleb gruñó molesto al oírla, pero no se despertó, Leia sintió la respiración pausada y caliente del rubio en su cuello al estar abrazándola por la cintura y con una de sus piernas entre las de ella, abrió la boca al comprender que iba a ser sumamente difícil de escapar de ahí sin despertarlo.“¿Qué hice?” se preguntó preocupada “me quedé con él,
—¿Qué querías?... sabes que no le podemos guardar un secreto — mencionó con simpleza la castaña al encogerse de hombros. Ella veía divertida, como Leia era atosigada por la pelicorta, desde el marco de la puerta donde se encontraba recargada.—Pasaré por alto que pretendías mantenerme al margen— aseguró la chica al girarse y sentarse sobre la pequeña cama de la pelinegra —ahora cuéntame — pidió con una fingida calma.Leia rodó los ojos y dejó escapar un suspiro —bueno… no fue la gran cosa, como supongo que piensas — mencionó y no se atrevió a verla directamente a la cara.—¿No lo hicieron? – cuestiono Hilary sintiéndose un poco decepcionada.—¡Por Dios, no! — respondió apresurada y su r