Tu eres mía

El ojiazul asintió mientras prestaba atención al camino maltratado por donde transitaban, Leia lo observó dudosa ¿carreras clandestinas? Ni siquiera quería pensar con qué clase de gente se relacionaba, giró su rostro y tras unos minutos observó el terreno liso por el que supuso correrían, varias estructuras más que supuso no terminaron de construir, ni siquiera recordaba por qué habían cerrado ese lugar.

—¿Este lugar no es radiactivo? — cuestionó curiosa.

Caleb no pudo reprimir un intento de carcajada.

— Eres muy ingenua Leia – dijo Caleb riendo.

—Pero dicen que lo es…

—Si lo fuera no estuvieran construyendo en las inmediaciones — replicó seguro.

Leia torció los labios al darle la razón.

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