Apoyó uno de sus pulcros zapatos negros en la plancha del estacionamiento del campus universitario, para posteriormente bajar de su auto, su rubio flequillo se alborotó con el fresco viento y entrecerró sus azules ojos a causa del mismo, comenzó a avanzar y activó la alarma del vehículo, ladeó su rostro al sentir su móvil vibrar en el bolsillo de su pantalón de vestir negro.
“Todo está listo” era el mensaje que recibió acompañado de varios ridículos emojis de caritas felices, copas en brindis y conos con confetis.
—Es un idiota — mencionó Caleb fastidiado al devolver el aparato a su bolsillo y seguir avanzando.
—Vaya, qué sorpresa verte por aquí, ¿Olvidaste nuestra cita? — mencionó irónicamente la fría pelinegra al salirle al paso de entre la verde vegetación, seguro intentando acortar el camino hasta ese lugar.
—Algo así — mencionó el rubio sin mucho interés al detenerse pues la chica se det
Leia se sorprendió disfrutando el momento, gimió cuando él apretó uno de sus glúteos y la presionó más contra él, nunca dejaron de besarse y sus ojos siempre estuvieron cerrados, lo entendió, pues los pasos del joven, aunque fueron de prisa, fueron ligeramente torpes. —Caleb— lo llamó en un jadeo cuando él se subió a su cuerpo estando ya sobre la cama. Su cuerpo ardía. —Solo déjame hacértelo — suplicó con voz ronca y la alzó para colocarla en medio de la cama. Ella gimió cuando él mordió su cuello conteniendo seguramente su pasión, sintió la suavidad de la cama. “¿has estado en su cama?... es sumamente suave ¿verdad?”… la voz burlona de Darlene se hizo presente en ese momento… Apretó sus ojos con más fuerza, ¿por qué eso la molestaba ahora?... ella ya sabía lo de ellos dos. Caleb metió su mano bajo de la falda de su vestido y ella ladeó el rostro y abrió ligeramente sus
Tocó con poca delicadeza la blanca y dura puerta de ese conocido departamento.Una sonrisa de lado y satisfecha se formó en los labios de la joven pelinegra al verlo llegar a ella como muchas veces antes.—Sabía que volverías…— mencionó y lo sujetó de la mano de la cual se apoyaba en la pared para adentrarlo al casi lujoso departamento.La chica no perdió tiempo y probó los labios del ojiazul que se le antojaron más embriagantes que de costumbre, esta vez había bebido. No le importó, ebrio o no, ella lo deseaba, lo amaba.—No pienso ser tierno, Darlene— mencionó al obligarla a soltarlo al sujetarla de su largo y lacio cabello, él necesitaba saciarse y no iba a caer en las mismas tonterías que con Leia.La chica sonrió satisfecha —nunca lo h
La claridad del amanecer apareció molestando sus ojos cerrados, Leia frunció el ceño y soltó un suave quejido incómodo, quiso girarse, pero al sentir un peso sobre su cuerpo que le impidió tal acto, abrió los ojos despacio, para terminar sorprendida.—¡Dios! — mencionó del mismo modo, y casi con miedo de despertar al semidesnudo sujeto que dormía prácticamente sobre ella.Caleb gruñó molesto al oírla, pero no se despertó, Leia sintió la respiración pausada y caliente del rubio en su cuello al estar abrazándola por la cintura y con una de sus piernas entre las de ella, abrió la boca al comprender que iba a ser sumamente difícil de escapar de ahí sin despertarlo.“¿Qué hice?” se preguntó preocupada “me quedé con él,
—¿Qué querías?... sabes que no le podemos guardar un secreto — mencionó con simpleza la castaña al encogerse de hombros. Ella veía divertida, como Leia era atosigada por la pelicorta, desde el marco de la puerta donde se encontraba recargada.—Pasaré por alto que pretendías mantenerme al margen— aseguró la chica al girarse y sentarse sobre la pequeña cama de la pelinegra —ahora cuéntame — pidió con una fingida calma.Leia rodó los ojos y dejó escapar un suspiro —bueno… no fue la gran cosa, como supongo que piensas — mencionó y no se atrevió a verla directamente a la cara.—¿No lo hicieron? – cuestiono Hilary sintiéndose un poco decepcionada.—¡Por Dios, no! — respondió apresurada y su r
Después de liberarse de Hilary y terminar con sus clases, Leia caminaba con unos cuantos libros entre sus brazos por los empedrados caminos que entrelazaban los distintos edificios de la universidad, caminó bajo la sombra de los árboles evadiendo a varios de sus compañeros universitarios, frunció el ceño al ver a Caleb salir del gimnasio directo al estacionamiento y con su maleta deportiva al hombro, se detuvo un momento al casi cruzarse y lo miró con sorpresa avanzar sin prestarle atención, el fugaz vistazo que le dio le habló de su molestia.—¡Caleb! — el delgado grito de una mujer atrajo su atención y la vio correr hasta llegar al auto del joven, donde él ya se encontraba.Leia permaneció inmóvil y de pronto sintió náuseas… había esperado verlo y casi estaba segura que él la llamaría o le p
—Las diez…— mencionó al revisar la hora en su celular, era sábado y los dos días habían pasado sin casi notarlo, se detuvo abruptamente al ver tanto a Kristel, Hilary y todo el equipo de baloncesto reunidos en el lugar, acompañados por el escuadrón de animación del mismo.—Me alegra saber que no lo olvidaste — se tensó al reconocer esa varonil voz, que salía de entre los árboles cercanos y sentir al portador acercarse hasta ella y terminar envolviéndola en un abrazo desde su espalda.Caleb se aferró a su cintura y volvió a olfatear su fresco cabello, sonrió sentirla estremecerse.—¿Q-que significa…? — cuestionó Leia y se molestó con ella misma al sentirse tan nerviosa. Seguro era por tener la mayoría de los ojos de las personas frente a ellos, enci
—Ey ¿qué ocurrió? — cuestionó Leia cuando él la soltó un momento e ingresó al pequeño cuarto de los vestidores, para segundos más tarde salir con su maleta al hombro. —¿Caleb? — volvió a nombrarlo y lo veía claramente molesto, todavía sin voltearla a ver. También se molestó —¡Basta ya! — habló y se tiró para soltarse. La fría y molesta mirada azulina se clavó en ella en ese momento —vámonos, Leia— habló amenazante. —¿Qué demonios ocurre? — cuestionó ya molesta. Caleb estaba tratándola como un simple bulto. —¿Qué ocurre? — devolvió del mismo modo y se acercó, haciéndola retroceder —que deberías dejar de mostrar tu estupidez en público — escupió por fin al golpear su palma contra la pared, acorralándola. —¿Qué? — mencionó nerviosa. —Que yo soy tu maldito novio, y deja de estar apoyando a aquel imbécil como si él lo fuera — le gritó y volvió a tomarla de la mano para sacar
—D-duele…— confesó al pegar su mejilla en el casi blanquecino cabello del rubio.—Necesito que te acostumbres… de lo contrario no podrás albergarme— mencionó con su respiración todavía agitada.Leia contrajo el ceño en una mezcla de dolor y placer… Caleb volvió a besar sus senos para continuar extasiándose de ella y distraerla de la molestia.La joven soltó el lubricado miembro del rubio y se apoyó de sus hombros— Ce-Caleb…— mencionó y sus piernas se tensaron… un tercer dedo se había introducido en su interior y buscaba abrir espacio para la masculinidad del joven… estaba segura que lo hacía para evitarle un dolor igual a la última vez, pero eso no significaba que no doliera en ese momento.—Un poco