Después de que James casi le asegurara tales cosas de Caleb y Emireth, su corazón se había apretado tanto que la consumía en dolor o angustia, ya no sabía; que había optado por asistir caminando hasta el trabajo … había sido una mala idea, aunque al menos la había ayudado a ahuyentar esos sentimientos que sintieron y que la quemaban al casi haber encontrado la respuesta a lo que tenía que hacer…se había tranquilizado, después de todo, Caleb se había comportado tan dulce con ella, le había abierto su corazón y sentimientos, era imposible que le hiciera una cosa tan cruel y tan desalmada, le había dejado varios mensajes, lo recibiría con una gran cena y se olvidaría de cualquier cosa que James le había dicho…no desconfiaría de su novio…seria honesta con el sobre su mal entendido de esa mañana, después de todo, no
-… Y todo por ese estúpido anillo— mencionó y acentúo el desprecio que le tenía con ese calificativo, mientras se daba la vuelta frustrado, buscando apartarse de ella y de la molestia que se acrecentaba al entender el fondo de todo.Leia contrajo su rostro dolida. —¡No es por eso! – alzó la voz también frustrada al alzarle la cara por primera vez.—¿A no? – volteó a verla —¿Y qué es? ¿La estúpida promesa que te liga a él? ¡No lo soltaste a pesar de saber que estabas en peligro! – cuestionó al acercarse a ella y verla a los ojos desde su altura al permanecer a una distancia prudente.—No, eso no es… – quiso defenderse Leia ofendida por cómo se comportaba con ella…pero las risas del rubio no la dejaron continuar, él estaba culp
Leia llegó corriendo, agitada y completamente mojada a su casa… se vio de pie frente a ésta, sintiendo su cuerpo frío y siguió llorando; su mente amenazó con traicionarla y hacerla retractarse.Era una tonta, reconoció, pero aun sintiendo esa punzada en el pecho, todavía se forzaba a creer que estaba haciendo lo correcto.¿Por qué tenía que doler tanto?Su vista distorsionada por el llanto se fijó en la perilla de la puerta, negó en silencio y esbozó un intento de sonrisa irónica mientras se daba media vuelta, a recargar su espalda a la gruesa madera de la puerta y se deslizaba despacio al suelo por la misma…le acababan de robar sus cosas, entre ellas, sus llaves.Abrazó sus rodillas y escondió su cara entre ellas…ahora estaba más sola que nunca.
—Yo…—¡Claro que lo ama, mírala! — interrumpió Hillary.—Ah, tú cállate— regañó Kristel.—¡¿Qué?!— se defendió la pelicorta — Leia ha convivido mucho con él, el tipo la ha ayudado, ¡por Dios!, han compartido cama seguro muchas veces, es lógico que algo muy fuerte surja después de eso; no puedes simplemente acostarte con alguien por meses y no sentir nada por él— alegó muy segura.—Sentir algo, es diferente a amar— debatió la castaña — Tal vez se encariñó y le tiene agradecimiento, pero amor es una palabra muy fuerte, y ese sentimiento no aparece mágicamente –Leia sintió una punzada en el pecho al escucharla.—Oh,
Los ojos azulinos de Leia se deslizaron insistentemente por las personas que abarrotaban los pasillos de su facultad, reconoció esa ansiedad y negó en silencio, aunque su mirada traidora volvió a echar un último vistazo mientras ella se forzaba a avanzar.—¿Qué estoy haciendo? — se reprochó.Esa mañana había sido doblemente difícil abrir los ojos, su mirada lucía cansada y rojiza, su aspecto era deplorable y ella se había forzado a seguir, había intentado fingir naturalidad al levantarse y preparar un sencillo desayuno para sus huéspedes, Hillary seguía disgustada y Kristel y Elric por suerte, respetaron su decisión de no hablar más del asunto, aunque el joven ojiazul realmente sabía poco de ello.Había llegado a la facultad y logró no buscar con la vista el auto del rubi
Leia cerró los ojos y en ese momento estuvo más segura que nunca, que el amor que le tenía a Caleb lastimaba, y que él tampoco la amó de verdad… él nunca llamó o preguntó por ella, estaba más sola que nunca y ella sola se puso en esa situación.Sollozó una vez e intentó contenerse…no lo logró y posterior a eso, otro sollozo escapó; tapó sus labios avergonzada de su deplorable estado y de su ridícula fortaleza deshecha, e James la abrazó.El moreno apoyó su barbilla en la cabeza de Leia al mismo tiempo que la aprisionaba contra la pared y su cuerpo…ella no logró contener el llanto y él la sintió temblar por el mismo.Ahí James sintió el peso de su egoísmo, si no se hubiese enredado con Emireth, por mero y vano placer, Caleb no hubiese e
Leia suspiró tratando de darse ánimos… otro día comenzaba, eran cerca de las nueve y por fortuna, ese día sólo tenía un par de clases.Su mirada cansada prestaba atención a guardar los pocos libros que ese día necesitaría, presentaba ya un par de ojeras de las constantes noches de desvelo; a pesar de tener algo de tiempo entre su trabajo para estudiar, y las horas que ganaba en la universidad para el mismo fin, parecía no concentrarse, por las noches, después de llegar de trabajar, intentaba seguir estudiando… la noche anterior se había levantado completamente agotada de ese escritorio y ni tiempo tuvo de guardar sus libros…y ni así había servido de algo.Su cama se sentía inmensa y fría, el silencio de la casa y la soledad de la misma parecían perturbarla más que calmarla, como lo harían c
Leia suspiró cansadamente al apenas haber iniciado su primera hora y recargó su cabeza en la palma de su mano, para disponerse a copear algunas fórmulas y datos que el profesor, uno de los más reconocidos de su carrera en el país, había plasmado en el pizarrón.“Sólo esta clase” pensó, sólo debía terminar esa clase, luego tendría un pequeño descanso en el que aprovecharía para visitar a sus amigas en los dormitorios, luego dos clases más y podría irse, necesitaba dormir más, se sentía agotada.—En cinco minutos borro el pizarrón y pasamos al siguiente tema — avisó el profesor que se sentó frente a su escritorio, toda su atención recaía en su portátil encendida.Los ojos azulinos viajaron de la pizarra a su cuaderno varias veces, ign
—¡Ah, estoy muerta! — exageró Hillary al dejarse caer sobre una banca metálica en la cafetería y tirar de mala gana su mochila —¿Pueden creer que con el frío que hace los maestros tengan la maligna intención de llenarnos de tareas?... yo sólo quiero envolverme en mi cama— se quejó al apoyar cansadamente su rostro en la mesa.—Yo apoyo eso— respondió Kristel al tomar de su vaso de café caliente.—¿Y tú? ¿qué demonios tienes? — volvió a hablar Hillary al ver a Leia con la mirada perdida en su humeante café.—Nada— respondió de inmediato y sin mucho ánimo, lo que hizo fruncir el ceño a la pelicorta.—Será mejor darnos prisa, Leia ya terminó con sus clases, pero tú y yo todaví