2. La búsqueda de Respuesta

Tras llorar durante un largo rato, Kali se levantó con dificultad. Fue a la cocina, tratando de calmarse. Se sirvió un vaso de agua fría, pero cuando fue a poner el vaso en el refrigerador, algo llamó su atención. Al abrir la puerta del refri, vio un recordatorio de la próxima inyección, pegado con una pequeña nota en la que decía: "Próxima inyección en 3 días. No olvidar."

Algo en su interior se sacudió. Recordó la conversación que acababa de escuchar. "Vitamina...". De inmediato, la pieza del rompecabezas encajó. ¿Qué tipo de vitamina era esa? ¿Por qué la seguían administrando cada cuatro meses? El malestar que había estado sintiendo en su cuerpo durante tanto tiempo comenzaba a tener más sentido. "Esto no es una vitamina común."

Kali cerró la puerta del refrigerador con suavidad, su mente dando vueltas en un torbellino de pensamientos. Se dejó caer sobre una silla, mirando al vacío. Entonces, recordó los primeros días de su relación con su esposo. Cuando todo comenzó, él la convenció de seguir ciertos "tratamientos" para mejorar su salud. Pensó en las largas conversaciones que tuvieron sobre lo importante que era cuidar su cuerpo, lo cual hizo que no dudara en aceptar. Pero algo no cuadraba. Esos primeros días se habían centrado en mejorar su bienestar, pero nunca le habló de inyecciones que deberían administrarse a intervalos tan específicos.

A medida que pensaba en el pasado, Kali recordó cómo había comenzado a sentir los efectos de esas inyecciones. Su energía había aumentado al principio, pero con el tiempo, las emociones comenzaron a apagarse, y un extraño malestar físico se apoderaba de su cuerpo. En un fugaz recuerdo, vio a su esposo hablándole con una sonrisa que intentaba ocultar una inquietud. "Todo estará bien, Kali. Solo confía en mí", había dicho. La sonrisa de él nunca había sido tan convincente, pero ahora le parecía que algo no estaba bien.

Al levantarse para tomar su teléfono, Kali sintió una oleada de ansiedad. No podía seguir ignorando todo eso. Necesitaba respuestas. Sabía que la información pública sobre la "vitamina" era escasa, pero confiaba en que podía conseguir más detalles a través de sus contactos. Y fue entonces cuando recordó a Héctor Delgado, un antiguo amigo, un hombre de negocios con acceso a círculos que pocos podían imaginar. Héctor no solo tenía conexiones poderosas, sino que también había estado involucrado en proyectos de investigación y desarrollo, incluyendo laboratorios farmacéuticos de alto nivel.

Con el teléfono en la mano, dudó por un momento. A pesar de que su relación con Héctor no era tan cercana últimamente, sabía que él tenía la capacidad de conseguir información confidencial, algo que estaba empezando a entender que necesitaría. Decidió enviarle un mensaje.

"Hola Héctor, ¿cómo estás? Hace tiempo que no hablamos. Estoy investigando sobre una vitamina llamada Vitadex 3000. Me la recomendaron y, aunque he buscado información, no he encontrado nada. Quisiera saber más, si sabes algo al respecto. Espero tu respuesta. Un abrazo, Kali."

Esperó algunos minutos, pero la respuesta no llegó de inmediato. El tiempo parecía pasar lento mientras ella volvía a su habitación, su mente inquieta. Decidió que era momento de desconectarse por un momento. Necesitaba un descanso. Entró al baño y se metió bajo la ducha, dejando que el agua caliente le relajara los músculos tensos. Mientras se enjuagaba el cabello, sus pensamientos regresaron al mismo lugar, al mismo punto oscuro del que no podía escapar.

Reviviendo los primeros días con su esposo, recordó cuando él le mostró por primera vez el paquete con las inyecciones. Le habló de ellas como una "nueva fórmula" de gran éxito en el mercado de la salud, algo exclusivo que solo un círculo reducido de personas podía acceder. En ese entonces, Kali nunca cuestionó nada, confiaba completamente en él. "Estas inyecciones cambiarán tu vida, Kali. No te preocupes por nada. Te sentirás mejor que nunca," le había dicho.

Sin embargo, a medida que el agua le caía sobre la piel, la verdad comenzaba a revelarse lentamente ante sus ojos. Sabía que algo no estaba bien. No podía dejar de pensar que las respuestas estaban justo frente a ella, pero algo las mantenía ocultas. La desconfianza comenzaba a apoderarse de su mente, y la duda, aquella sombra silenciosa, se sentía cada vez más cercana.

De repente, sintió el sonido de su teléfono vibrando en el baño. Al salir, con la toalla envuelta a su alrededor, vio que Héctor había respondido.

"Kali, ¿por qué tanto interés por esa vitamina? La verdad, no me suena muy bien. ¿De dónde sacaste esa recomendación? ¿Una amiga tuya te habló de ella?"

La pregunta directa la descolocó, pero reaccionó rápidamente. No podía contarle la verdad, ni siquiera podía pensar en mencionar las inyecciones que ella misma estaba recibiendo. No podía arriesgarse a que Héctor sospechara que algo más estaba pasando. Decidió improvisar.

"Sí, una amiga," escribió, mientras su mente corría a toda velocidad. "Una amiga me mencionó que la había probado y que le había ido muy bien, pero ahora no puedo encontrar nada en internet y me preocupa un poco. Pensé que podrías saber algo. Es para mantenerme en forma, ya sabes."

Héctor no respondió inmediatamente. La espera comenzó a pesar como una carga en el pecho de Kali. Sus pensamientos se mezclaban con las dudas. ¿Por qué tardaba tanto en responder? Se dejó caer nuevamente en su cama, abrazada por la incertidumbre.

Finalmente, la respuesta llegó, y fue aún más desconcertante:

"Una amiga, ¿eh? Hablamos de la élite, Kali. No puedes creer todo lo que te dicen sin saber lo que realmente implica. No sé qué intenciones tiene tu amiga, pero te sugiero que no te fíes de ese tipo de 'vitaminas'. A menos que te hayas metido en algo que no me has contado."

Kali sintió que el suelo se le desplomaba bajo los pies. Su corazón se aceleró, pero intentó mantener la calma. Sabía que la situación estaba cada vez más tensa, pero tenía que seguir la conversación. No podía dejar que Héctor sospechara más de lo que ya había.

"Solo quiero saber más por si me interesa. ¿Me puedes ayudar?" replicó rápidamente.

"Te ayudaré a encontrar algo, pero la información que estás buscando no es algo que deba ser compartido tan fácilmente," respondió Héctor. "Es un asunto delicado, Kali. Mejor déjalo para otro momento. Te enviaré algo de información mañana, pero piénsalo bien antes de seguir buscando."

Kali se quedó pensando en la respuesta de Héctor, con el teléfono aún en la mano. Algo no estaba bien. "¿Qué tipo de vitamina no se puede buscar en G****e? ¿Por qué Héctor se ve tan cauteloso? Algo no cuadra."

El corazón de Kali dio un vuelco. Esa respuesta confirmaba algo: estaba en lo cierto. Sabía que el tratamiento no era algo ordinario. Estaba tratando con algo mucho más grande, algo que no se podía obtener tan fácilmente.

Con ansiedad, revisó su correo electrónico antes de que el mensaje llegara. Pero en ese momento, el peso de la situación se le vino encima. ¿Qué iba a hacer si la información que Héctor le dejaba era lo que temía? Se sentó en el borde de la cama, la cabeza llena de preguntas sin respuesta. Pero en ese instante, algo en su interior le dijo que estaba más cerca que nunca de descubrir la verdad.

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