Despecho

—No, no me hagas llamar a Adal y que me ayude con todo este desastre, no sé cuántas empleadas llamará para que me ayude, pero de que ninguno de los dos permitirá que prefieras el alcohol antes de comer y ponerte mejor, estás loca si piensas que pasarás sobre mi cadáver, ahora regresa a la cama que no tardaré de limpiar y llevarte el desayuno o puedes pedir comida, lo que sea, pero que no sea alcohol, nooooo.

Me pongo ruda y ella lo ha notado, claro que sí, no tiene de otra que da, aleja su brazo de mi mano lentamente y en un susurro me pide la caja de mi móvil, señalo mi bolso que está sobre el sillón, corrección, en el fondo del sillón, ya que encima de él están las plumas, y antes que se estrese voy por él.

—Pediré comida y por favor, encárgate de ese demonio, ganas no me faltan de exterminarlo, hasta le haría un favor al universo —espeta, y no digo nada porque ella tiene razón, soy la culpable de traer a ese animal indomable.

Voy hacia el sillón, no demoré en encontrar mi cartera,
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