++Gisela++Mi corazón se estrujó de la preocupación por que fifí muera, todavía no me convence de que ella está bien, ¿por qué no me la entregaron? Al diablo todo aquello, “conmigo estará bien, ella se recuperará pronto”. No, estoy segura de que me está mintiendo.Lucero y Adal me han pedido que me tranquilice, que confíe en las palabras del veterinario. Ya ha pasado un día completo y con el remordimiento de no poder ir a visitar a la perrita.Me acosté y abracé mi cara en la almohada, analizando la situación de como la perrita pudo enfermar, cómo pude ser tan descuidada o las cocineras. No, las cocineras no tienen nada que ver.Unos minutos más tarde, la puerta del baño se abrió y él estaba de pie, medio desnudo, con agua goteando de él. Se acostó sin ser molestado, como si me diera tiempo para disfrutar del rostro, y se acostó a mi lado. Ah, pronto se aburrirá, no he dejado de dejar de hablar de la perrita y de lo mal que la está pasando.No ha dicho una palabra desde que entramos e
++Lucero++No resisto más, no es que sea una ninfómana, pero quiero visitar al chófer, quiero darle la noticia de que nos iremos de viaje, también de paso investigaré si tienes sus documentos en orden.Abro la puerta de la habitación y busco con mucho desespero al hombre que hace que pierda mi conciencia y también mi paciencia. Me quedo boquiabierto al ver que él está acostado sobre la cama, boca arriba y con sus dedos dentro del interior de su pantalón. Se está estimulando y dándose mucho placer.Cierro la puerta cuidadosamente para no interrumpirlo, ya que no se ha dado cuenta de mi presencia. Ah, me excita ver ese rostro perdido, mis oídos se deleitan de sus jadeos y sus gemidos, mi corazón se acelera al verlo.¡Oh, Dios! No sé si pueda seguir aguantando más.A la mierda todo, no puedo estar viendo sin que meta su pene dentro de mi vagina. En un par de segundos me despojo de la ropa. Me subí a la cama y él se sobresalta al verme, pero luego se relaja para sonreír con malicia.—Quít
++Gisela++Dejo que Adal respire unos minutos de mí, que se cepille los dientes sin sentir que estoy detrás de su cuello. No quiero que se aburra y que piense que no lo dejo respirar. Mientras espero mi turno aprovecho para ponerme pijama de Bob esponja.Cuanto salgo del closet, sacando lo que me voy a poner, me sorprendo al ver que él está recargado sobre la pared, afuera de la puerta del baño.—¿Sucede algo? —pregunto, y él ladea la cabeza con una sonrisa divertida que impiden lo que estaba a punto de hacer.Me pone nerviosa, lo admito. Intento que todo sea normal, que me sienta familiarizada con las palabras y sus miradas.—Eh, disculpa mi atrevimiento, pero no puedo quedarme callado, necesito decirte que te ves muy linda —su confesión hizo que mi piel se erizara por completo, mis mejillas se sonrojan.Me siento avergonzada, no esperé que él me dijera esas palabras, ¿por qué lo hace? No, lo que esperaría es que se burlara de mi pijama favorita.—Eh, voy al baño, mientras puedes pon
++Adal++Un día hace falta para que todos podamos viajar, eso me emociona porque al final de todo Gisela le agradó la idea de irnos y presentarme como su esposo, por unos segundos pensé que ella se negaría porque nuestro matrimonio es por un contrato y no por un amor verdadero.No era mi intención ponerla entre la espada y la pared, pero no me hacía la idea que ella me presentara como el amigo que no soy. Quiero conocer a sus padres, quiero saber por qué se vino a vivir aquí, es que todavía no comprendo por qué allá no encontró trabajo, ¿por qué aquí? Y lo último es que ella se despida de ellos, que se quite ese dolor que siente cada vez que llama a su madre por la salud de su padre.Ya me ha quedado claro que ellos son todo para ella, es capaz de vender su vida al diablo y yo dispuesto a convertirme en ese diablo. Cada vez que estoy con ella me enloquezco, me pierdo ante la realidad, permitiendo que ella entre poco a poco a mi corazón.¿Qué cosas estoy diciendo? Gracias a los dioses
++Gisela++လPor petición de Lucero tuve que salir rápido de casa y para mi maldición Rolo me tuvo que acompañar.Es más que obvio que es mi chófer personal y no debo protestar porque es como llevarle la contraria a Adal.Lo primero que hice al salir de casa fue meterme al salón de belleza, pedí como toda una señora, o mejor dicho como toda galante esposa, que les dieran amor a mis pies; que les dieran color y vida a mis uñas, porque lo que me pondré en la noche tiene que ser de impacto para los ojos de ese hombre, lo último que le dije es que le diera un cambio radical a mi cabello, que me le diera más brillo y si era posible cortarlo, que ya me había aburrido de andarlo largo.“Tengo cambios en mi vida, quiero cambios en mi cuerpo”.Luego de pedir lo que quiero y necesito, ella me dice que me he ganado un masaje, que no hay necesidad de tocarme para comprobar que estoy estresada.“La chica era una bruja, cómo pudo saber que estaba estresada, la llamada que debo hacerle a mis padres
—¿Qué? —cuestiono con los ojos abiertos—, cómo te atreves, ella jamás ha hablado de ti, es terrible que pienses eso.—Calma, acepta mi invitación y tomémonos un café, ya que no quiero entrar al apartamento de ella sin su presencia.Su insistencia me dice que algo tiene que decir, que debo aceptar, aunque me arrepienta luego, pero de que no debo perderme esa charla, no debo hacerlo.Acepto, pero le digo que me espere, que le debo decir al chico que me acompaña que me espere aquí. Doy media vuelta y me dirijo hacia el auto, ya que Rolo no tiene intenciones de salir de ahí, no lo culpo, no quiere perderse el show que estoy haciendo.—No inventes, soy tu chófer, pero no tu monigote, no pienses que te dejaré que te vayas con ese hombre porque no lo haré —niega con la cabeza, el idiota me desafía.—Cállate, y si quieres, quédate aquí o puedes entrar, mejor espérame, tengo que hablar con ese hombre y no me detendrás, no te metas o me conocerás —mi rostro se endurece, él no tiene derecho de r
လ¡Qué nervios!Entré al restaurante Focaccino, Berlín, “restaurante italiano”, del brazo de Adal, mientras que Lucero entró en compañía del amigo de Adal. No comprendo si la cena es una clase de citas dobles, por el hecho que si el caso es de celebrar el viaje tenían que invitar a Rolo y a las empleadas.¡Dios, qué cosas estoy diciendo!Estoy nerviosa, Lucero y Adal tuvieron buenas intenciones conmigo de traerme a un restaurante al que pueda sentir que estoy en mi casa, sin embargo, jamás visité un restaurante, por el hecho de que cuestan un ojo de la cara. Hay que ser sinceros, el que tiene dinero es capaz de hacer y deshacer con ello, pero un pobre, solo suspira.Sobre la mesa tenemos marisco, espagueti, copa de agua y de vino. Gracias a Dios ellos escogieron una mesa lejos de la vista de todos, es como un lugar privado, me gusta.Adal ha sido educado, caballeroso y atento conmigo, eso me gusta. ¿A quién engaño? El hombre me saca de mi mundo de fantasías, ya que las hace realidad.
*Después de un rato decidí levantarme de la silla y le pedí a Adal que me indicara el camino del tocador. Para mi suerte Adal se ofrece a acompañarme, quise negarme, pero decidí quedarme callada.Yendo hacia el tocador de mujeres le pregunto qué tan frecuente ha visitado este sitio. Con mi rostro y mis palabras expresé lo hermoso que es este lugar, el dueño se encargó de traer a Italia a esta ciudad.A pocos pasos llegamos al tocador de mujeres, le digo que me espere, doy media vuelta y entro. Cuando iba a cerrar la puerta, él se atraviesa en mi camino, con su mano deteniendo la puerta, me hago a un lado para darle el paso, no sé cuáles son sus intenciones, ¿será que le gusta entrar a los baños de mujeres? Sí, es que el de las mujeres es más limpio que el de los hombres, bueno, eso es lo que siempre se dice, aunque a veces es mentira.Él cierra la puerta y pone el seguro, con nerviosismo, veo de un lado a otro, asegurándome que no haya nadie.—No resisto más —dice en tono desesperado