Sellando nuestro pacto

Esas palabras son totalmente sinceras, no quiero defraudar a la señora, a pesar del desastre que llevo, “no darle de comer”, es mi primer error como cuidadora. Las empleadas son las que me echan segunda con cuidarla, no es su trabajo y por eso les estaré siempre agradecida por ayudarme. ¿Será que ellas se dieron cuenta de que no puedo cuidar de un pequeño animalito?

—Señor, puede sentarse, todos podemos sentarnos —acabando el tema de la perrita a Lucero se le viene la gran idea de sentarnos.

—No, Gisela y yo te queremos decir que te vinieses con nosotros, que, si aceptas, puedes vivir con nosotros, queda claro que habitaciones separadas, puedes venirte ahora o cuando quieras —como si fuese la propia lechuza, volteo a ver a Adal, me acerco y mi pregunta es ¿cuándo me pregunto?—, mi intención es que pase más tiempo con Gisela, a ella le cuesta adaptarse a la casa y al apartamento.

¡Maldito mentiroso!

Awwww… Tiene buen corazón, quiere invitarla a la casa porque no quiere dejarla sola y q
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