Anabelle
Llevo 2 semanas en este pueblo y se han reportado 3 desaparecidos. Mis ejercicios matutinos se han cancelados, he optado por hacer ejercicio en casa protegiendo, principalmente después de ese grito tan horrible que escuche y de los toques de quedas tan absurdos. Mi mamá comenzó a trabajar y por suerte sus turnos son bastantes flexibles, aunque estoy rezando internamente para que no le pongan guardias nocturnas.Hoy comienzo mi segunda semana de clases. Todos me recuerdan que mi familia fue una de las fundadoras de este pueblo e incluso me hacen recordar la historia que me ha contado mi madre, más de una vez, creo que ya he perdido la cuenta.Suelto mis libros con fastidio en mi mochila y me dirijo hasta mi próxima clases cuando una chica intercepta mi camino y me muestra un papel.—Hoy es noche de romper reglas, voy hacer una fiesta prohibida en el bosque blanco ¿Vas a ir?La muchacha de pelo negro, textura mediana y de pocas curvas me muestra una hermosa sonrisa y me sigue entregando el papel que parece ser una invitación o entrada.— ¿Por qué romper las reglas cuando hay tantos desaparecidos?—No seas aburrida, toda la juventud de Oblodville asistirá, además este lugar es sumamente aburrido.Tiene un buen punto.Agarro con fastidio el papel para que no tener que soportarla, además, sigo mi camino hacia mi próxima clase.Una de las estúpidas medidas que se toman en la escuela, es tomarnos las temperaturas al entrar a clases, algo que veo sumamente raro. Al igual que las clases terminan a una hora exacta y el autobús nos espera para dejarnos en la misma entrada de la casa. Yo me consideraba paranoica, pero el alcalde de este lugar me ha sobrepasado.El regreso a casa ha sido tranquilo, sin contar con el cuchicheo de los alumnos hablando de la fiesta privada. Mi madre me avisa que hoy, justamente hoy, debe quedarse en el hospital, así que necesito preparar mis cosas para no dormir en toda la noche.Sí, soy sumamente miedosa.Me acuesto en el sofá mientras prendo la televisión para terminar de ver la nueva novela coreana, cuando el papel de la fiesta me sigue acosando desde mi mochila. Ruedo los ojos y respiro profundamente mientras me levanto para buscar el papel.Observo con detenimiento la dirección y el horario. Realmente estoy entre la espada y la pared, pero el que tenga miedo a morir, que no nazca. Entonces me decido, me despido de la novela y voy corriendo a mi cuarto para vestirme lo más rápido posible.Solamente tenía que ir disfrutar un rato y volver antes que mi mamá regrese. ¿Qué tan malo puede ser?Me pongo un jeans azul con una blusa de igual color, dejo mi pelo suelto y me pongo una ligera capa de brillo liso. Agarro un bolso pequeño con las cosas necesarias y salgo corriendo para la fiesta.Los rayos del sol ya se estaban ocultando, yo solamente rezo por mi vida y de poner regresar. Comienzo a caminar lo más rápido posible hasta que los acordes de la música me hacen respirar un poco e incluso ya se ven los primeros jóvenes haciendo las travesuras de la edad.— ¡Hey! Anabelle pudiste venir. —Me grita la chica que me acoso para que viniera, la cual se llamaba Taylor. — ¡Ven! Te voy a mostrar a todos en la fiesta.Me toma del brazo y me lleva a dar vueltas por todo el lugar. Me presenta a todos los chicos y me brinda un vaso de cerveza que agarro enseguida. La celebración consistía en una hoguera en el centro, muchas mesas con distintas bebidas y equipos de música vía bluetooth con los acordes a todo volumen.La estoy pasando súper bien, los jóvenes de este pueblo son chéveres e incluso se puede tener una buena charla, sin caer en la falta de respeto. Baile hasta que mis músculos dolieron y cuando caí en el cansancio, fue que me percate de su mirada.Me senté en una de las bancas a descansar un rato, con un vaso en la mano, comienzo a observarlo. Sin dudas es mi vecino acosador, su camiseta de color negro se encontraba bien apretada, dejando a la vista sus trabajados brazos y su increíble abdominal. Su pelo tiene bastantes rulos de color negro, sus ojos son de matiz café, pero su mirada es demasiado penetrante, casi intimidante. Con un pantalón de estilo militar también apretado, que le marcaba todo el bultoPuede decirse que lo estuve acosando. ¡Jajá! El acosador, estaba siendo acosadoTomo el último sorbo de mi bebida y me encamino hacia su dirección. La bebida en mi cuerpo me hace ser más segura para romper el hielo y acusarlo de estar mirándome por su ventana en varias ocasiones.— ¿Sabes que espiarme por la ventana es un delito?— ¿Sabes que tú también me estabas acosando hace más de 5 minutos?Intento reprimir una sonrisa, pero realmente no puedo. Me cogieron en el acto.—Yo soy sincera y lo admito.El alcohol sigue haciendo de las suyas.—Me llamo Anabelle ¿Y tú? —Le tiendo mi mano en forma amistosa, mientras tengo una sonrisa en mi rostro.Él sin dudarlo me brinda su mano, y solamente al mínimo roce, sentí un cosquilleo como una fuerte corriente recorriera todo mi cuerpo. La aleje rápido y me quede observándolo fijamente. Él solo sonrió y se recostó al árbol mientras seguía observando mi rostro enrojecerse.—Me llamo Zac, veo que te pusiste roja de momento ¿Pensaste en algo indebido al tocarte?Niego rápidamente, esta conversación se está escapando de mis manos. Zac comienza a morder su labio y se acerca para susurrarme algo en mi oído, haciendo que mi piel comenzara a paralizarse cuando sentí su cercanía.— ¿Por qué no vamos para un lugar más privado, así te cuento un poco las maravillas que te puedo hacer?No me dio tiempo a reaccionar, ni decirle una palabra, Taylor me estaba arrastrando a su lado. Volví a buscarlo con la mirada pero ya no estaba en el mismo lugar, ¡Ya no estaba por ningún lado!Luego de media hora, miro mi teléfono y veo que ya son pasados las 12 de la noche y debo irme para mi casa antes que mi mamá llegue. Me despido de Taylor que ya se encontraba súper borracha y bailaba salvajemente. Agarro con fuerza mi bolsito y comienzo a caminar de regreso a mi casa, por suerte las calles se encontraban bastantes alumbradas.—Ayuda… Ayuda….Grita una chica que se encuentra tirada en el piso. Comienzo a caminar lentamente y la muchacha se gira, comienza a llorar y sigue gritando ayuda.—Hola muchacha, ¿Qué te paso? —Me acerco poco a poco, siempre con sexto sentido activado.—Tengo mucha hambre.—Yo no tengo comida. —Enseguida le señalo la dirección de done vengo— ¿Estabas en la fiesta? Allí hay comida cantidad y bebidas, no te imaginas cuanta.La chica se levanta de golpe, comienza a retorcerse raro y camina hacia mi dirección, yo voy retrocediendo a pasos largos y siempre mirando hacia atrás, para no caerme. La actitud de la chica cambia a segundos y estoy aterrada, cuando su sonrisa cambia a una cínica y sus ojos se dilatan poco a poco.—Si tienes, eres tú.Sin dejarme reaccionar ya se encuentra encima de mí, abre su boca y salen unos enormes colmillos, bastante afilados. Intento protegerme buscando algo con lo cual pudiera desconcentrarla, hasta que con la ayuda de mi mano encuentro una piedra y la impacto contra su cabeza, haciendo que se quitara de encima.Comencé a correr lo más rápido que pude, hasta que me alcanzo nuevamente, agarró mi mano izquierda y no lo pensó para morderme. Se sintió como dos cuchillos se clavarán lentamente en la piel, mi cuerpo comienza a debilitarse y veo mi vida corre por delante de mí, pero, enseguida suelta mi brazo. Me tira al piso lastimándome una parte de mi brazo y mi muslo derecho.La chica comenzó a gritar muy fuerte, se toca la garganta como si estuviera ahogándose y escupe la sangre que me estaba drenando.Decido no quedarme viendo esta escena, me levanto como puedo y comienzo a correr hasta llegar a mi cuadra. Todo se encontraba en total silencio y yo solamente quiero llegar a mi casa.Abro la puerta corriendo, con las manos temblorosas y al entrar cierro todo con seguro y le pongo una silla que interrumpiera la entrada. Me asegure que todas las ventanas estén cerradas y voy corriendo al baño para verme la herida.Mi brazo tiene una pinta horrible, se podían observar dos marcas en sangre viva. Duelen muchísimo y no lo pienso para echarme agua hervida, lo lavo bastante hasta que suelta un poco de sangre para evitar que se infestara y le pongo una pomada para aliviar el dolor. Le coloco una bandita color carne para que pasara desapercibido y enseguida tomo una pastilla para el dolor.Voy hacia mi cuarto, me acuesto en mi cama acariciando mi brazo y me quedo mirando al techo ¿Qué ha pasado? ¿Qué era eso? Tenían colmillos, chupan sangre, las leyes de toques de queda cuando el sol no está….—Mierda, eso era un vampiro…AnabelleVampiros, ellos existen. No puedo quitarme esa imagen de mi cabeza, esa muchacha intentando morder mi brazo y al lograrlo como escupió mi sangre, todo me parecía tan raro y confuso en estos momentos. Esa noche me quede dormida, cuando los rayos del sol llegaron a mi ventana y quite la silla que bloqueaba la puerta principal, para cuando mi madre llegara no sospechara. Esa semana que trascurrió me hice la enferma para no ir a la escuela, además no quería enfrentarme a la cruda realidad. Para la otra semana me era imposible volver a fingir que estaba enferma.—Anabelle ¿Te sucede algo? Te siento aislada, ya casi no hablas conmigo —Mi progenitora intenta tocarme la frente pero la esquivo— ¡Estas súper pálida! Intenta sacarme algún tema de conversación, pero mi mente solo tiene una palabra ¡Vampiros!—Simplemente es que me he sentido muy mal y aún estoy débil.Recojo mi mochila para esperar la guagua y antes de salir de mi cabeza, mi madre intenta agarrarme para contarme alg
AnabelleYa el sol comienza a ocultarse y mi ansiedad ha aumentado. Según el tutorial de YouTube de “Como matar a un Vampiro y no morir en el intento” necesito un sin número de artículos que ni en mil años lo voy a conseguir.Me doy en mi frente mientras sigo navegando en Google buscando algunas respuestas para mis preguntas ilógicas. Me percato que todo esté cerrado, trato de buscar unos dientes de ajo en el refrigerador para echarlos en agua y rociarlos al primero que intente entrar en mi hogar. Busco una linterna que brille bien fuerte, la cual mi madre tenía escondido en una de las gavetas de su cuarto. Solamente me queda esperar…Son la 1 de la madrugada, comienza a soplar el viento más fuerte de lo normal. Se escucha como las hojas de mis plantas del balcón comienzan a sonar en la ventana. Y de pronto comienza a llover fuertemente, me acerco para divisar el nivel de desastre que ha dejado el viento y el cielo se encuentra totalmente rojo, pero el cuervo no ha salido de mi balc
AnabelleMe despierto de golpe, mi cabeza me duele mucho y me siento aturdida. Comienzo a observar las paredes, son oscuras y bastantes irregulares. Me levanto como puedo del colchón sucio y con mal olor, comienzo a tocar las paredes y me doy cuenta que me encuentro en una cueva. Mi pie se encuentra amarrado con una cadena de hierro que me aprieta el tobillo. La puerta es de madera casi a punto de podrirse, desde afuera se visualiza una luz tenue.Me vuelvo acostar en un rincón de la habitación, sobo mis brazos por el frío que mantiene esta habitación, sumándole mi ropa mojada. Mi pelo aún no se ha secado del todo, por lo que calculo que no llevo mucho tiempo acá, incluso parte de mi ropa está bastante húmeda principalmente la interior. Seco mis lágrimas con rabia, no tenía que haber huido de casa, tenía que enfrentar a mi madre y decirle sobre la mordida. Pero decidí ser cobarde y correr como una tonta, en una ciudad llena de vampiros. La puerta comienza a sonar y me pongo a la defe
AnabelleNunca iba a poder imaginar que mi vecino, es un maldito vampiro. Estuve siempre custodiada por ellos y yo simplemente viví mi vida como una lunática. El llamado Zachary se levanta de su asiento, juega con unas llaves y se acerca con una sonrisa juguetona en su rostro.—Ya veo que me recuerdas, vecinita.—Claro que sí, eres el vecino acosador que se masturbaba al verme por la ventana. Comienzo a desafiarlo, pero solamente me gano una sonrisa de su parte. Se acerca cada vez más y toma mis manos. Su tacto es frio y mi piel se eriza al momento, de manera involuntaria, aunque de momento me quita las cadenas de mi muñeca. Siento un pequeño alivio y enseguida masajeo esa zona tratando de aliviar un poco el dolor. Zac se aleja de mí, tengo la cabeza agachada masajeando mis manos y mirando la capacidad de huir de este lugar. — ¿Puedes levantar tu cabeza?Hago exactamente lo que el señor me pide y levanto mi rostro, mientras que ellos me miran fijamente.— ¿Cuál es tu nombre chica?
Siento distintas voces que me llaman, escucho a mi madre hablarme a una hora específica pero mi cuerpo no reacciona, solo oigo su llanto y desesperación. Comienzo a mover los dedos de las manos, pero poco a poco para demostrarle que sigo acá, que no me he ido. Mi cuerpo parece que quiere reaccionar en conjunto, porque puedo mover mi mano completa y con mucho esfuerzo, empiezo abrir mis ojos. La luz brillante me ciega y me aturde un poco, pero me voy adaptando poco a poco a la claridad de la habitación. Parpadeo varias veces, para darme cuenta que estoy en una habitación blanca de hospital. Pero, ¿Cómo llegue a este lugar?Un doctor llega corriendo a mi cama, mientras que yo sigo asimilando que acabo de despertar y no me acuerdo de nada.—Muy bien, primera pregunta linda ¿Recuerdas cómo te llamas?—Anabelle Saltzman.Las palabras salen por si solas, busco con la mirada a mi madre quien enseguida sale a mi rescate, me abraza fuertemente con lágrimas en sus ojos.— ¿Sabes dónde te encue
AnabelleUna nueva vida, un nuevo hogar, nuevas amistades, nuevo ambiente y nuevas aventuras. Esas son las definiciones que mi madre me ha recordado en todo el viaje, hacia nuestro nuevo hogar. Nos mudamos para el pueblo de mi padre, donde es nativa mi familia paterna y según los cuentos de mi madre, ellos la habían fundado hace años, el cual tiene por nombre Oblodville, pero es realmente conocida por Sangre Blanca por las leyendas fantásticas que se cuentan. Abro la ventanilla del auto y la brisa se siente tan fresca, tan limpia, tan pura. Enseguida saco una mano para sentir el viento entre mis dedos y como mi cabello comienza alborotarse.—Cariño, vas amar al pueblo.Mi madre se encuentra súper entusiasmada con el nuevo capítulo de nuestra historia y más que el hospital del pueblo la habían aceptado como uno de sus doctores principales.—Confió en ti, sé que todo nos va a salir bien.Le sonrió a mi madre, para luego cerrar la ventanilla y sumirme en mis pensamientos. Realmente teng