Anabelle
Me despierto de golpe, mi cabeza me duele mucho y me siento aturdida. Comienzo a observar las paredes, son oscuras y bastantes irregulares. Me levanto como puedo del colchón sucio y con mal olor, comienzo a tocar las paredes y me doy cuenta que me encuentro en una cueva. Mi pie se encuentra amarrado con una cadena de hierro que me aprieta el tobillo. La puerta es de madera casi a punto de podrirse, desde afuera se visualiza una luz tenue.Me vuelvo acostar en un rincón de la habitación, sobo mis brazos por el frío que mantiene esta habitación, sumándole mi ropa mojada. Mi pelo aún no se ha secado del todo, por lo que calculo que no llevo mucho tiempo acá, incluso parte de mi ropa está bastante húmeda principalmente la interior.Seco mis lágrimas con rabia, no tenía que haber huido de casa, tenía que enfrentar a mi madre y decirle sobre la mordida. Pero decidí ser cobarde y correr como una tonta, en una ciudad llena de vampiros. La puerta comienza a sonar y me pongo a la defensiva.Un muchacho entra rápido y me deja una bandeja en el suelo.—Espera —le grito con miedo, incluso se sintió como casi un susurro— Me puedes decir donde estoy.—En un lugar a salvo.Su voz finita me pone los pelos de gallina y vuelvo a sobarme los brazos. No puedo distinguir su rostro porque se encuentra despalda y la luz de la parte afuera de la habitación, no me deja enfocar bien.— ¿Necesitas algo?Me quedo pensativa antes la pregunta—Necesito algo para mantener caliente, tengo mucho frío.El muchacho asiente y sale de la habitación cerrando la puerta de golpe. Dejándome nuevamente en la soledad, así que abrazo mis piernas y comienzo analizar mí alrededor, una ruta de escape. Me levanto del colchón y sin hacer ruido con las cadenas, miro por la ventana pequeña para ver si puedo pedir ayuda.Veo muchas piernas caminando de un lugar a otro, la luz es bastante oscura y no puedo divisar bien lo que andan haciendo.— ¿Estás buscando algo? —Una voz gruesa me asusta, haciendo que caiga al piso pegándome un poco la cabeza con la pared.Me pone en el piso una colcha, solamente me limito a observar al muchacho.—Sé que te sientes desubicada, pero el jefe pronto vendrá a verte.— ¿Quién es tu jefe? Estoy confundida, porque simplemente no me matan.El muchacho que ahora se acerca comienza a sonreír y puedo detallar su rostro. Es rubio, de piel bastante pálida, sus ojos son de color miel y es bastante alto. Su ropa es de color negra y en su rostro tiene una cicatriz bastante notoria.—No sabes lo especial que eres —Comienza a tocar mi rostro, su tacto es frío y enseguida mi piel se erizo. Quitó mi pelo húmedo de mi cuello y roza suavemente este, haciendo que me estremezca del miedo— Tienes unas venas bastante apetecibles.—Lástima que no la puedas probar, imbécil.Quito su mano de mi cuello, agarro rápido la colcha y me tapo completamente. Me quedo observándolo, hasta que decide salir de la habitación. Espero un momento en silencio, mirando fijamente la puerta. Mi garganta comienza a secarse y decido tomar enseguida la bebida que me dejaron en el piso, aunque dudo muchísimo de su contenido.Tomo un buche pequeño, para darme cuenta que es solamente agua y de una sola toma decido vaciar el vaso. El líquido me hace recordar al llegar a mi estómago, que tengo demasiado hambre. En el plato hay un pedazo de pan viejo que hace que mi interior se revuelva.No se demoran en salir mis lágrimas ¿Por qué me tiene que pasar todo esto a mí? ¿Por qué no me matan?La puerta vuelve abrirse, entran dos muchachos con unas dagas y cadenas en sus manos. Me pongo a la defensiva nuevamente y uno de ellos, me agarra fuertemente uno de mis brazos.— ¡Auch! Me estas lastimando bestia.Me agarra aún más fuerte, me levantan con fuerza de mi esquina, mientras que el otro chico me quita la cadena de mi tobillo. Mi pie se siente más liviano y no dudo enseguida, de darle una patada al vampiro que tengo de frente y al que me agarra el brazo le doy un puñetazo en la cara haciendo que me suelte por un momento. Trato de salir corriendo de la pequeña habitación, cuando una tercera persona interviene en la entrada.— ¿Pensabas que ibas a librarte de nosotros? —La muchacha que me había mordido se cruza de brazos y me mira fijamente.—La verdad, sí, son unos incompetentes y vampiros idiotas. —Suelto toda la rabia que tengo en mi interior y mis manos son tomadas por las fuerzas, las cuales le ponen las cadenas que comienzan a lastimar mis muñecas— ¿Por qué no me acaban de matar? Mi sangre es muy deliciosa ¿Saben?Uno de los muchachos, el cual le había dado un puñetazo en la cara comienza a reírse y no dudo en mirarlo mal.—Al jefe le va a encantar esta niña mimada.Hago una mueca al escuchar la palabra mimada. Comienzan a jalarme por las cadenas y a recorremos largos pasillos que ya tienen una luz bastante tenue y tenebrosa. Las paredes son irregulares, siguen siendo del material de rocas de cuevas e incluso se siente el olor a húmeda de estas. Las luces son pequeñas antorchas alejadas unas de otras, pero lo que más llama la atención de las paredes son los distintos armamentos que están colgados, todos con el mismo símbolo Thelema.—Haz tu voluntad, será toda la ley.Digo mientras me abren la puerta, del que parece el despacho del famoso Jefe.— ¿Has escuchado alguna vez sobre ese símbolo? —Me pregunta la chicaAsiento, la verdad mi mente ahora mismo no recordaba de donde había escuchado sobre este emblema. La habitación a la que me llevan sigue siendo bastante oscura y en el fondo se encuentra una figura bastante caucásica, prepotente y que incluso en el fondo de la oscuridad estaba intimidándome.Me empujan hacia el medio de la sala, protesto pero sus miradas estaban en el jefe. Me sientan en una silla, aun esposada en las manos y solamente me limito a cruzar las piernas, para esperar a que alguien me diga ¿Qué está pasando acá?— ¿Te acuerdas de mí? —Suelta de repente entre las sombras.—Lamentablemente no. —Miento, su voz me es familiar pero no me acuerdo exactamente de donde— Espero que no hallas fantaseado con este momento, porque es bastante asqueroso que te toques pensando en mí. Si querías verme, me hubieras tirado una foto, duran más ¿Te estas riendo?Si efectivamente, se estaba ahogando de la risa, mientras que yo parecía una tonta.— ¡Zachary! ¿Qué estás haciendo? —Gritan alguien desde afuera y abre la puerta de repente, me mira fijamente y desvía rápidamente la mirada hacia el supuesto jefe.El hombre que acaba de entrar es alto, de pelo castaño, su rostro denota cansancio y algo de vejez. Su ropa es una cazadora azul oscura que lo hace ver un viejo sabroso junto con su pantalón de estilo militar bastante ajustado. Mi mente en segundos, recuerda de donde proviene esa voz, el señor que acaba de entrar comienza a encender las antorchas y al ver su rostro, me quedo totalmente en silencio.— ¿Ahora si me recuerdas vecinita?—Me cago en mi puta madre.AnabelleNunca iba a poder imaginar que mi vecino, es un maldito vampiro. Estuve siempre custodiada por ellos y yo simplemente viví mi vida como una lunática. El llamado Zachary se levanta de su asiento, juega con unas llaves y se acerca con una sonrisa juguetona en su rostro.—Ya veo que me recuerdas, vecinita.—Claro que sí, eres el vecino acosador que se masturbaba al verme por la ventana. Comienzo a desafiarlo, pero solamente me gano una sonrisa de su parte. Se acerca cada vez más y toma mis manos. Su tacto es frio y mi piel se eriza al momento, de manera involuntaria, aunque de momento me quita las cadenas de mi muñeca. Siento un pequeño alivio y enseguida masajeo esa zona tratando de aliviar un poco el dolor. Zac se aleja de mí, tengo la cabeza agachada masajeando mis manos y mirando la capacidad de huir de este lugar. — ¿Puedes levantar tu cabeza?Hago exactamente lo que el señor me pide y levanto mi rostro, mientras que ellos me miran fijamente.— ¿Cuál es tu nombre chica?
Siento distintas voces que me llaman, escucho a mi madre hablarme a una hora específica pero mi cuerpo no reacciona, solo oigo su llanto y desesperación. Comienzo a mover los dedos de las manos, pero poco a poco para demostrarle que sigo acá, que no me he ido. Mi cuerpo parece que quiere reaccionar en conjunto, porque puedo mover mi mano completa y con mucho esfuerzo, empiezo abrir mis ojos. La luz brillante me ciega y me aturde un poco, pero me voy adaptando poco a poco a la claridad de la habitación. Parpadeo varias veces, para darme cuenta que estoy en una habitación blanca de hospital. Pero, ¿Cómo llegue a este lugar?Un doctor llega corriendo a mi cama, mientras que yo sigo asimilando que acabo de despertar y no me acuerdo de nada.—Muy bien, primera pregunta linda ¿Recuerdas cómo te llamas?—Anabelle Saltzman.Las palabras salen por si solas, busco con la mirada a mi madre quien enseguida sale a mi rescate, me abraza fuertemente con lágrimas en sus ojos.— ¿Sabes dónde te encue
AnabelleUna nueva vida, un nuevo hogar, nuevas amistades, nuevo ambiente y nuevas aventuras. Esas son las definiciones que mi madre me ha recordado en todo el viaje, hacia nuestro nuevo hogar. Nos mudamos para el pueblo de mi padre, donde es nativa mi familia paterna y según los cuentos de mi madre, ellos la habían fundado hace años, el cual tiene por nombre Oblodville, pero es realmente conocida por Sangre Blanca por las leyendas fantásticas que se cuentan. Abro la ventanilla del auto y la brisa se siente tan fresca, tan limpia, tan pura. Enseguida saco una mano para sentir el viento entre mis dedos y como mi cabello comienza alborotarse.—Cariño, vas amar al pueblo.Mi madre se encuentra súper entusiasmada con el nuevo capítulo de nuestra historia y más que el hospital del pueblo la habían aceptado como uno de sus doctores principales.—Confió en ti, sé que todo nos va a salir bien.Le sonrió a mi madre, para luego cerrar la ventanilla y sumirme en mis pensamientos. Realmente teng
AnabelleLlevo 2 semanas en este pueblo y se han reportado 3 desaparecidos. Mis ejercicios matutinos se han cancelados, he optado por hacer ejercicio en casa protegiendo, principalmente después de ese grito tan horrible que escuche y de los toques de quedas tan absurdos. Mi mamá comenzó a trabajar y por suerte sus turnos son bastantes flexibles, aunque estoy rezando internamente para que no le pongan guardias nocturnas. Hoy comienzo mi segunda semana de clases. Todos me recuerdan que mi familia fue una de las fundadoras de este pueblo e incluso me hacen recordar la historia que me ha contado mi madre, más de una vez, creo que ya he perdido la cuenta.Suelto mis libros con fastidio en mi mochila y me dirijo hasta mi próxima clases cuando una chica intercepta mi camino y me muestra un papel.—Hoy es noche de romper reglas, voy hacer una fiesta prohibida en el bosque blanco ¿Vas a ir?La muchacha de pelo negro, textura mediana y de pocas curvas me muestra una hermosa sonrisa y me sigue
AnabelleVampiros, ellos existen. No puedo quitarme esa imagen de mi cabeza, esa muchacha intentando morder mi brazo y al lograrlo como escupió mi sangre, todo me parecía tan raro y confuso en estos momentos. Esa noche me quede dormida, cuando los rayos del sol llegaron a mi ventana y quite la silla que bloqueaba la puerta principal, para cuando mi madre llegara no sospechara. Esa semana que trascurrió me hice la enferma para no ir a la escuela, además no quería enfrentarme a la cruda realidad. Para la otra semana me era imposible volver a fingir que estaba enferma.—Anabelle ¿Te sucede algo? Te siento aislada, ya casi no hablas conmigo —Mi progenitora intenta tocarme la frente pero la esquivo— ¡Estas súper pálida! Intenta sacarme algún tema de conversación, pero mi mente solo tiene una palabra ¡Vampiros!—Simplemente es que me he sentido muy mal y aún estoy débil.Recojo mi mochila para esperar la guagua y antes de salir de mi cabeza, mi madre intenta agarrarme para contarme alg
AnabelleYa el sol comienza a ocultarse y mi ansiedad ha aumentado. Según el tutorial de YouTube de “Como matar a un Vampiro y no morir en el intento” necesito un sin número de artículos que ni en mil años lo voy a conseguir.Me doy en mi frente mientras sigo navegando en Google buscando algunas respuestas para mis preguntas ilógicas. Me percato que todo esté cerrado, trato de buscar unos dientes de ajo en el refrigerador para echarlos en agua y rociarlos al primero que intente entrar en mi hogar. Busco una linterna que brille bien fuerte, la cual mi madre tenía escondido en una de las gavetas de su cuarto. Solamente me queda esperar…Son la 1 de la madrugada, comienza a soplar el viento más fuerte de lo normal. Se escucha como las hojas de mis plantas del balcón comienzan a sonar en la ventana. Y de pronto comienza a llover fuertemente, me acerco para divisar el nivel de desastre que ha dejado el viento y el cielo se encuentra totalmente rojo, pero el cuervo no ha salido de mi balc