Maya estaba impresionada cuando le conté que Daniel me había dado el permiso de utilizar la tarjeta para pagar la visita al médico y todo lo demás.
Después de arreglarnos en la mañana y de tomar el desayuno, con mi auto, un Porsche, nos dirigimos al hospital.
Nos recibió su médico y la atendió durante un par de horas, el niño estaba bien, Maya solo tenía que estar relajada sin alteraciones y cumplir con todo lo que le estaba exigiendo el doctor al pie de la letra.Después de la cita decidí llevarla a dar una vuelta por la ciudad. Como a ella también le encantaban los libros como a mí, estacioné junto a una librería. Curioseamos algunas obras y decidimos comprar algunas novelas que nos llamaron mucho la atenci&oacut
Habían pasado más de dos horas allí dentro, no entendía qué podía ser tan importante. Conocía todos sus casos, pero de ese no estaba enterada, ni él mismo se lo esperaba, evidentemente. Cuando entró el señor Harry, Daniel parecía molesto con él, aunque parecía mantenerse tranquilo para escucharlo. Pero ahora parecía que se entendían, conversaban animadamente y no tenía ni la menor idea sobre qué podía ser, de lo que sí estaba segura era que no se trabaja de trabajo y mucho menos del nuevo bufete que es lo que tenían en común, o eso pensaba.Sonó el teléfono sobre mi mesa, lo tomé y se trataba de mi jefe perfecto.—Ronnie, quiero que le marques a mi hermano y le digas que nos encuentre en el nuevo bufete. Pon todo en orden, y dígale a Miguel que prepar
—¿Y bien? ¿dónde te llevo?Estábamos en su auto, pero hasta entonces no le había dicho dónde debía llevarme. Era un Mercedes nuevo modelo, siempre procuraba ir a la última, Daniel en cambio no tenía ese problema, su única preocupación era estar siempre presentable y que todo estuviera perfecto.La verdad es que estaba pensando en un lugar distinto a mi casa y no se me ocurría ninguno todavía. Al final tuve que darle la dirección de una tienda de accesorios a la que solía visitar a veces, así le perdería a Nicolás de vista.Puso el auto en marcha y condujo hacia aquella dirección. Milagrosamente estaba en silencio, ni me miraba ni me hablaba, además ¿de qué hablaríamos? Le miré de reojo y no parecía a
Llevaron a Maya en una silla de ruedas a la consulta de su médico, no nos dejaron a nosotros entrar, así que nos quedamos a esperar.Yo estaba sentada en uno de los bancos del pasillo, pero Nicolás había optado por quedarse apoyado contra la pared frente a mí, estaba observándome, mas yo evitaba que nuestras miradas se juntaran, sabía que estaba sospechando algo y aunque no fuera así, era incómodo se te quedaran mirando como lo hacía él.—Ronnie, Ronnie, Ronnie—por primera vez le estaba escuchando pronunciar mi nombre, aunque no con el tono que esperaba. —siempre consiguiendo sorprenderme, ¿qué más ocultas, soñadora?—No sé a qué se refiere—me atreví a mirarle. Me sorprendió verle acercarse y acuclillarse frente a mí, me incliné hacia atrás y me puse nerviosa de tenerlo as
Definitivamente le había juzgado mal a Nicolás, era una persona extraordinaria. La mujer que saliera con él sería una afortunada. Podía ser una persona divertida y podría parecer que las cosas le pasasen por alto, pero sabía lo que era importante y sabía luchar por ello, verle enfrentarse con Luis me lo había dejado claro.Ahora nos estábamos dirigiendo a casa, Luis nos seguía por detrás con su auto.—Sigo sorprendida—confesó—ha conseguido que él quiera hacerse cargo del niño. —él miró a través del retrovisor.—Pues vigila que no intente escaparse. — no pude evitar sonreír cuando dijo aquello.—Solo me preocupa que su presencia empeore la situación de Maya. —apartó la mirada de la carretera y me miró por unos segundos, parecía que no había ten
Nicolás estaba insistiendo tanto en quedarse a presenciar la conversación entre Luís y Maya porque no acaba de fiarse de él que tuve que tomarle del brazo para alejarle del salón y llevarle a un lugar apartado donde no pudiera intervenir y en la cocina no podía ser, así que lo arrastré a mi habitación y eché el cerrojo—¿Me estás encerrando en tu cuarto? no serás una pervertida ¿cierto?Miré la puerta ya cerrada, eso parecía. Volví a verle.—No, solo intento que ellos puedan hablar tranquilamente sin que los incomodes.—Solo quería estar seguro. Creo que estás empezando a hablar como mi hermano—¿y eso era bueno o malo?Se giró y observó mi habitación, ahora me daba cuenta del error que había cometido, ¿cómo se m
Llegué al salón arreglándome el pelo con los dedos porque estaba descontrolado, Luís y Maya nos miraron con suposición, como si hubiera pasado algo entre Nicolás y yo en la habitación.—¿Qué? —pregunté al notar que no dejaban de observarnos.—¿Que qué? —me habló Nicolás al oído—que creen que lo hemos hecho en tu cuarto—lo miré con los ojos como platos por lo que acababa de soltarme, pero me sonrió mientras se acercaba a ellos. —¿Y bien? ¿podemos preguntar qué es lo que habéis decidido? —Luís se levantó del sofá.—Los dos cuidaremos del niño —habló Maya, yo sonreí emocionada, era una gran noticia inesperada.—¿De verdad? —preguntó Nicolás incr
Me levanté de la cama como de costumbre, me duché y me arreglé para el trabajo.Después de tomarme el desayuno, me despedí de Maya y salí de casa. Estaba notando que el trato de Luís a su vida y a la de su hijo le estaba haciendo más bien que mal, hasta se estaba planteando aceptar su propuesta de irse a quedar con él a cuidar del niño juntos. Yo no podía intervenir en eso, aceptaría cualquiera que fuese su decisión, aunque acabara viviendo otra vez sola.Llegué al bufet temprano como siempre. Ordené mi escritorio, pero me sorprendió encontrar un sobre encima de mi mesa, ¿a quién se le ocurría? Esas cosas se entregaban en persona. Lo tomé y lo observé, iba dirigido a Daniel, pero no indicaba el remitente. Aparte del conserje no había nadie más en el bufet, le pregunté y dijo que no había visto nad
Pov NICOLÁS HARRISA lo largo de mi vida había cometido una infinidad de estupideces, lo reconocía, pero lo que acababa de hacer aquella mañana había sido la más grande de todas, ¿en qué demonios estaba pesando? Sé que había sido una decisión que estaba seguro ayudaría a esa ilusa, pero a mí qué más me daba, era asunto suyo, no tenía nada que ver con eso. No sería la primera persona que despidieran en una empresa por cometer una estupidez cualquiera que fuera. ¿besarla? Me estaba volviendo totalmente loco y sobretodo sabiendo que acabaría e