Intenté dormir, pero los murmullos del otro lado de la llamada no me dejaban. Cogí mi celular, y pude ver que la llamada aún estaba activa. De seguro mis padres me matarán por llamar tanto en menos de un mes. Los sonidos eran irreconocibles y por un momento creí que podrían ser sus padres conversando en el pasillo. A Aarón le encantaba cerrar su cuarto, ya que era amante de la privacidad, y que no lo hiciera me preocupaba aún más. Preferí ignorar e irme al baño. Cuando salí de él, regresé a la cama y noté que mi celular se había apagado. Necesito uno nuevo, a este casi no le dura la batería. Lo conecté al cargador y al enchufe de mi pared y me dormí de nuevo.—Hija, es hora de levantarte —dijo mi madre al tocar mi puerta.—Ya me levanto, mamá.—Tienes menos de media hora para estar lista antes de que el expreso te recoja.—No me demoro.Como nunca me bañé y me vestí en tan poco tiempo. Salí de la casa con mi papá y nos dirigimos a “mi estación”. El expreso pasó a los cinco minutos y m
Sus ojos se volvieron dorados, ¿era posible?, ¿o estaba delirando? De seguro que era la luz del centro comercial. Tragué saliva y busqué las palabras más adecuadas para su temperamento.—Andrew.—Ese hijo…—¡Aaron!, ¿qué ocurre contigo?Todas las miradas se giraron hacia nosotros. Podía sentir el calor subiendo a mis mejillas por la vergüenza. Aarón respiró fuerte y se me acercó con cautela. Sabía que estaba enojada con él por su comportamiento. Me regresó la maleta y me pidió con señas que lo esperara mientras se dirigía al baño. Me senté cerca y miré como las miradas se esparcían hacia otro lado. Fuimos el boom del momento. Aarón demoró más de media hora en salir, por lo que me estaba preocupando. Le escribí un mensaje, esperando que me pudiera responder, pero no lo hizo.Cuando salió, estaba más calmado y sus ojos regresaron a azules. Los que tanto me gustaba. Pero me seguía preguntando ¿acaso vi mal?—¿Te sientes mejor? —pregunté preocupada.—Sí, lo siento, sé que me precipité…—P
No recuerdo en qué momento me quedé dormida mientras lo abrazaba; pero ahí estaba, inconsciente y bajo su protección. Mi celular sonó. Aarón cogió mi celular al ver que no me levantaba y respondió en mi lugar.—Hola —respondió Aarón.—Hola, Aarón, ¿está Isabel contigo?—-Sí, se quedó dormida.—No la levantes, tus padres la llevarán a tu casa, porque no podemos ir a verla en este momento. Tuvimos que salir de emergencia y nos demoraremos.—Le diré apenas se levante.—Gracias, Aarón.Cerraron la llamada y Aarón esperó hasta que me levantara. Al hacerlo, sobó mi cabeza con delicadeza.—Lo siento, no me di cuenta en que momento me quedé dormida —me asusté y cogí rápidamente mi celular. No tenía llamada de mamá.—Hablé con tu mamá, vendrás a mi casa hasta que te puedan recoger.—¿Pasó algo?—No estoy seguro, solo me dijeron que tuvieron que salir por una emergencia y que demorarían, de todas formas, mis padres están enterados.—¿Y ellos te han llamado?—No, pero ya mismo lo han de hacer.—
Mis padres llegaron más rápido de lo que pensaba. Me despedí de la familia de Aarón. Subí al carro y miré a mis padres, quienes estaban callados.—¿Pasó algo? —pregunté preocupada.—La abuela tuvo una caída y se pegó la cabeza. La llevamos a emergencias, pero dicen que puede ser tumor —respondió mamá.—¿Ahora dónde está? —no pude evitar comenzar a llorar.—Está en cuidados intensivos. Tu abuela es fuerte, saldrá de ahí.—¿Qué pasará con su enfermedad?—La van a chequear si pueden operarla.—¿Y pueden?—Es probable que no, tu abuela ya es muy mayor, sería un riesgo completo.—Lo siento, hija —dijo mi padre.Llegamos a casa, tomé una ducha rápido y llamé a mi mejor amigo. No contestó. Boté mi celular al piso y abracé con todas mis fuerzas mi almohada hasta quedarme dormida.La luz del sol me golpeaba en la cara, ¿ya era de mañana?, ¿qué tanto dormí? Me di la vuelta y al hacerlo sentí un bulto alado mío. Me restregué los ojos y miré. No podía creerlo.—¿Aarón? —pregunté somnolienta—. ¿En
Salimos tarde del hospital. Íbamos a dejar a Aarón a su casa, pero sus padres llamaron pidiéndonos de favor si podía quedarse hasta el día siguiente en nuestra casa. Tuvieron que salir y no regresarían hasta el día siguiente.—¿Entonces tendremos pijamada? —bromeó Aarón.—Sí —respondí un poco emocionada—. ¿Tienes algo en mente que podamos hacer?—¿Aún tienes el Monopolio?—Sí —lo saqué de mi armario y lo coloqué en la cama.—¿Quieres apostar?—No soy fan de apostar.—No tiene que ser dinero, podemos jugar a verdad.—El que pierde responderá cualquier pregunta del otro…—No —me interrumpió, mientras me miraba con sonrisa pícara—. Cada vez que alguien caiga en la propiedad del otro, responderá.—Yo…—Si no quieres podemos solo jugar.—Sí, será mejor que sea así —Aunque soy mejor que él jugando, aún no estaba preparada para abrir mi corazón por completo y estoy segura de que él tampoco, aunque demostrara lo contrario—. Lamento que tengas una amiga tan aburrida.—No lo eres, eres la perso
Era domingo por la mañana y aún sus padres no lo venían a recoger. Teníamos que terminar las tareas y estudiar para las lecciones, y que él siguiera en mi casa me distraía por completo. Nos sentamos en mi cama y mirábamos la televisión. No había buenos programas los domingos.—No entiendo —dijo Aarón.—¿A qué te refieres?—Solo porque es domingo ¿la programación tiene que ser tan mala?—Si fueras el dueño de los canales de televisión, ¿qué programación pondrías? —me reí ante su divertida postura.—¿Has visto la programación de los días viernes? Es la mejor.—Si me he dado cuenta, y bueno, la mayoría de los canales pasan películas de terror.—Eso es lo divertido.—No estoy de acuerdo.—Porque eres miedosa, siempre quieres que te abrace o te tapas los ojos con mi brazo.—Es que…—Es que nada —se rio y me golpeó el brazo—. Entre los dos yo soy el más valiente.—Excepto cuando ves una araña.—No soy el único hombre que les tiene miedo, créeme mujer.—Te creo, pero aún así gritas y huyes c
Me levanté por la mañana con los ojos pesados, no había podido dormir al igual que Aarón, pero aún así teníamos que ir al colegio. El recorrido hasta la institución estuvo bien, nadie del salón compartía expreso con nosotros, lo cual nos daba un poco de descanso.—¿Pudiste dormir? —preguntó Aarón.—No, la verdad es que creo que solo pude dormir dos horas, no más, ¿y tú?—Estoy igual que tú, aún así nos irá bien en la lección, ya lo verás.—Nos sentamos juntos así que si lo creo.Llegamos y nos dirigimos al salón. La lección era en la primera hora, lo cual para mí era mucho mejor porque no tendría que estar preocupada por el resto del día. Llegó la hora del recreo y nos fuimos a sentar a lo lejos de la vista de los demás. Queríamos revisar nuestros deberes antes de entregarlos y estar a metros de distancia de los demás nos ayudaría.—Iré al baño rápido, si me demoro y suena el timbre, ¿me ayudas llevando mis cosas? —pregunté.—Claro.Me levanté y fui al baño más cercano. Mientras me la
Llegamos a casa sin ningún percance, lo cual me resultó muy extraño. ¿Acaso el director no habló con mis padres? Me encerré en mi cuarto para poder terminar las tareas y dormir temprano, quería olvidarme de este día. Mis padres tocaron mi puerta.—¿Hija, sigues dormida? —preguntó mi padre.—Aún no, pasa.—Necesitamos hablar contigo —se sentaron en mi cama—. El director nos llamó y nos contó lo ocurrido.—Eso —agaché mi cabeza avergonzada.—Pondremos una demanda en contra del colegio y la familia del chico —se miraron entre los dos. Sabía que tenían que añadir algo más—. Te cambiaremos de institución. Es inaceptable que en menos de un mes hayan ocurrido todas estas cosas.—No, no quiero cambiarme. Sé que expulsarán a Andrew del colegio, con eso me basta.—¿Y tus otros compañeros? Mija, ellos te seguirán molestando y es probable que les coja recelo porque les echarán la culpa por la expulsión de Andrew.—¿Cómo saben eso?—Porque fuimos adolescentes también, y lo que Andrew ha hecho es m