Cambios

Salimos tarde del hospital. Íbamos a dejar a Aarón a su casa, pero sus padres llamaron pidiéndonos de favor si podía quedarse hasta el día siguiente en nuestra casa. Tuvieron que salir y no regresarían hasta el día siguiente.

—¿Entonces tendremos pijamada? —bromeó Aarón.

—Sí —respondí un poco emocionada—. ¿Tienes algo en mente que podamos hacer?

—¿Aún tienes el Monopolio?

—Sí —lo saqué de mi armario y lo coloqué en la cama.

—¿Quieres apostar?

—No soy fan de apostar.

—No tiene que ser dinero, podemos jugar a verdad.

—El que pierde responderá cualquier pregunta del otro…

—No —me interrumpió, mientras me miraba con sonrisa pícara—. Cada vez que alguien caiga en la propiedad del otro, responderá.

—Yo…

—Si no quieres podemos solo jugar.

—Sí, será mejor que sea así —Aunque soy mejor que él jugando, aún no estaba preparada para abrir mi corazón por completo y estoy segura de que él tampoco, aunque demostrara lo contrario—. Lamento que tengas una amiga tan aburrida.

—No lo eres, eres la perso
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