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IV. Necesito que los infieles muerdan el anzuelo

Escucho ruidos en la puerta y sé que ya los dos saben que estoy en la villa.

- ¿Alex estás adentro?- oigo a Elena hablándome desde el pasillo

- Sí, puedes pasar- respondo sin levantar la cabeza de la ropa que estaba sacando fuera de la pequeña maleta que traje del hospital.

- ¿Alex, por qué no avisaste que estabas de regreso hoy?, hubiésemos ido a recogerte- Me dice Elena y se acerca para abrazarme, pero la detengo con un gesto de la mano, de frente me llega el olor en su cuerpo del perfume de Dylan y de reojo veo como él frunce el ceño, al parecer no muy contento con mi actitud hacia su amante; cómo pude ser estar tan ciega antes y no ver tantas señales obvias.

- Vengo del hospital y no me he duchado, ahí hay muchas bacterias y bichos desagradables, no quisiera contaminarlos con ninguna enfermedad- me justifiqué y surtió efecto porque los dos dieron un paso atrás, como si estuvieran evitando la peste y dejaron de hacerse los afectuosos- y con respecto a lo de recogerme, no quería molestarlos, me dieron el alta de repente y Carlos me hizo el favor de traerme- concluí sin dar muchas explicaciones.

- Dylan vino a visitarme porque estábamos preocupados por tu salud y planificamos ir al hospital- me respondió Elena poniendo su cara de mosquita muerta y yo me preguntaba si ahora las visitas se recibían en la cama de cuarto, pero me tragué a la fuerza mi sarcasmo y lo miré a ambos antes de decir:

- Estoy muy cansada, agradezco su preocupación, pero como ven ya estoy mejor, lo que necesito es un largo baño de burbujas y dormir para recuperarme- insinué muy sutilmente que lo que necesitaba era que se acabaran de ir al infierno los dos y salieran de mi cuarto.

- Claro, descansa, mañana paso a ver como sigues- habló Dylan finalmente

- No te preocupes amor, si quieres solo llama, sé que estás muy ocupado con tus proyectos laborales, al final voy a estar igual recuperándome- le dije tratando de imitar el tono con el que le hablaba anteriormente.

- Bien, entonces te llamo, descansa- respondió sin complicación y se giró para irse, me imagino que considerará un alivio el no venir mañana a ver mi cara, y a veces me pregunto por qué ha aguantado tanto tiempo a mi lado si tanto me desprecia, ¿le habré gustado alguna vez?, ¿al menos al inicio de la relación? Ya no es importante, ni me interesa.

- Voy a entrar a bañarme, cuando llegue la Sra. Silvia le dices por favor, que traiga las cosas nuevas que encargué y las armen en mi habitación- agarré toda la ropa para cambiarme luego del baño y entré sin darle tiempo a Elena a interrogarme.

Llené mi bañera de agua caliente con las sales de baño olor a lavanda que tanto me gustan y me sumergí para relajarme y olvidar todo. Por mi mente pasó por un segundo, que al igual que la cama, podían haber utilizado mi bañera, que era la más grande de la casa, pero como no podía botarla y cambiarla al momento como el colchón, pues me consolé pensando que el agua caliente mataba las bacterias y quitaba la inmundicia.

Después de casi quedarme dormida en el baño, me cambié y salí. Un nuevo colchón viscoelástico me esperaba con un suave juego de sábanas color crema.

Cuando dije que estaba cansada, en realidad no era mentira, me sentía demasiado agotada física y mentalmente, así que después de un merecido baño solo quedaba dormir, porque incluso había cenado temprano con Carlos antes de llegar a la villa.

***********

Los días pasaron, me sentía mucho más recuperada y comencé a poner en orden las cosas de la empresa, a interesarme por las nuevas contrataciones de estrellas emergentes y una superproducción cinematográfica donde habíamos invertido mucho dinero, ya que el director era un viejo amigo de mi padre con mucho talento y exitoso, pero había pasado años deprimido por la muerte de su esposa, así que este era su gran regreso a la pantalla grande y si todo salía bien la inversión se recuperaría con creces.

Además de planear cuidadosamente todos mis pasos futuros, porque pensaba darle un gran cambio a mi vida.

- Elena pronto va a ser tu cumpleaños y el de Carlos- le comenté sentada tomando un café y disfrutando del fuerte sabor, irónicamente Sisi y Elena cumplían años el mismo día- Carlos me dijo que lo quería festejar en un resort de aguas termales, que abrieron nuevo en las montañas de la provincia M, así que iremos allá ese fin de semana. Como bien sabes, él no tiene las mejores relaciones contigo, así que para evitar que ambos se sientan incómodos es mejor celebrar separados este año.

- Prima yo…- agregó lastimosamente suspirando – sabes que he tratado de llevarme bien con Carlos, he hecho todo lo posible porque es tu amigo, pero no entiendo por qué me odia tanto. Si no fuera porque lo conozco desde hace años, pensaría que está celoso de mí por ser tu familia, y yo solo quiero que tú te sientas bien y encajar con tus amistades- dijo agraviada, sin olvidarse de agregar su toque de insinuaciones venenosas.

- Como el asunto no tiene solución, entonces por eso te digo que es mejor separarnos- le respondí sin caer en sus provocaciones - Como yo soy una sola no puedo estar con los dos al mismo tiempo. Lo siento, pero decidí ir con Sisi a las aguas termales- “como es lógico”, agregué en mi mente- Más que todo por mi salud, las aguas termales son medicinales y me harían bien, pero no te preocupes que te tengo un regalo espectacular- continué haciendo caso omiso de su fingida cara de desilusión por no acompañarla en su cumpleaños- ¿recuerdas aquella Villa en la playa que estaba en venta, esa que te gustó tanto?- asintió al parecer recordando de qué le hablaba.

- Pues la había comprado para el cumpleaños de Dylan como obsequio- mentí- pero bueno ya vez lo que sucedió después y no tuve oportunidad de decirle, así que nada, prepararé la villa para que celebres con tus amigos tu cumpleaños 26 ese fin de semana.

- ¡En serio me dejas la villa para mí sola!- exclamó entusiasmada, como si segundos antes no estuviese afligida por mi abandono- ¡eres genial Alex!- grita ante mi asentimiento y me abraza dando saltitos.

Resisto las ganas de apartarla, de repente recuerdo las veces que nos abrazábamos de niñas, y me entra algo de tristeza que suprimo rápidamente, como dice el arte de la guerra, ser amable con el enemigo es ser cruel con uno mismo.

- Entonces está decidido- dije-yo me iré con Carlos para el balneario y tú puedes disfrutar de tu cumpleaños con tus amigos, fans invitados o con quien quieras- y así concluyó el asunto. El anzuelo estaba tirado, ahora solo faltaba que el pez lo mordiera.

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