En el aeropuerto me esperaba el Sr. Thomas. Me alegró mucho el saber que él y su esposa, Alicia, seguían administrando y cuidando esa villa de alquiler. Eran una pareja de personas mayores muy alegres que nos cuidaron con dedicación a Carlos y a mí, durante el tiempo de vacaciones que pasamos aquí en nuestra adolescencia.
Iba en el auto, hablando animada con el Sr. Thomas, a la vez que le mandaba un mensaje a Carlos asegurándole mi llegada sin contratiempos. Por la hora seguramente seguía durmiendo, estoy segura de que pronto me llegarían noticias del desalojo de Elena.A través de la ventana observaba el paisaje invernal y estaba fascinada por tanta belleza natural, como si fuera la primera vez que lo viera.En algún momento después de terminar de hablar con el Sr. Thomas, me dormí escuchando la suave música de la radio del auto y no desperté hasta que sentí unas suaves manos que me tocaban y la voz de una mujer mayor llamando mi nombre.Abrí los ojos, aún media dormida y vi a la Sra. Alicia sonriéndome. Rápidamente, me espabilé y entre abrazos y saludos finalmente entramos a la casa.Mi vista recorriendo todos los lugares familiares porque prácticamente nada había cambiado en esta villa, aunque si se mantenía muy bien conservada y cuidada.- Thomas y yo nos pusimos muy alegres al saber que venías- conversó conmigo en la sala la Sra. Alicia entregándome un vaso de agua tibia, para calentar mi garganta del frío, mientras su esposo llevaba mis maletas a la habitación- Pensé que igual vendría el otro chico animado, tan ocurrente y entusiasta de mi comida- agregó y al parecer no había olvidado tampoco a Carlos, es que quién puede olvidar a esa monada.-Carlos tenía mucho trabajo- respondí sonriendo- pero les mandó saludo a los dos y dice que su rösti no lo olvida ni aunque muera cien veces- palabras literales de Sisi- Bueno, él no lo podrá comer, pero tu sí- agrega acomodando su delantal de flores- así que tienes el baño listo en tu habitación, descansa y en cuanto esté el almuerzo te llamo, o ¿prefieres comer en la habitación?- dijo, al parecer recordando mis costumbres y me asombra el nivel de detalles y consideraciones que pueden tener, a pesar de tantos huéspedes que vienen aquí.- ¿Aún sigue ese balcón cerrado en el cuarto, con ventanas hacia las montañas nevadas?- pregunté tentativamente recordando que ese era uno de mis sitios favoritos.Ese pequeño balcón calentito por la calefacción y protegido con unas ventanas enormes de cristal que te daban una vista completa al panorama invernal más hermoso que he visto en mi vida, y es que me gusta el invierno y la nieve, como ya se habrá notado.- Claro, querida, justo preparé esa misma habitación para ti, sabía que me lo preguntarías- respondió amablemente.Entonces, sin interrumpir más sus labores y pidiendo el almuerzo para comer en el cuarto, subí las escaleras para descansar y darme un merecido baño de burbujas.Por supuesto está de más decir que ese mismo día, Carlos me envió todos los detalles de como echó a Elena de la villa y cualquiera que viera ese espectáculo, sin saber la historia interna pensaría que somos crueles, pero obviamente Elena no se iba a quedar en situación de calle, sin comida, ni ropa.Para eso tenía a un amante rico que podía mantenerla y un trabajo como artista, que mi compañía le pagaba muy bien, así que ya era hora de sacar sus ahorros y dejar de vivir como sanguijuela, chupando el dinero que me dejaron mis padres por nada.Los días pacíficos continuaron y estaba disfrutando demasiado de este tiempo a solas conmigo misma. Repartía mis días entre releer algunos de mis libros favoritos, escuchar música agradable mientras hacía senderismo, incluso decidí comenzar a pintar nuevamente con algunos materiales que traje en mi viaje.Así que una mañana, agarrando un pequeño caballete, lienzo, algunas pinturas acrílicas y pinceles, me dispuse a ir a un sitio en el bosque que sabía tenía un paisaje estupendo.Cargué todo en el pequeño auto de alquiler porque igual el lugar quedaba un poco distante de la casa y no podía estar llevando todo a pie hasta allá, así que decidí dejar el auto en el estacionamiento de un pequeño motel cerca la parte boscosa que quería visitar.Dejé la casa vacía porque el Sr. Thomas y la Sra. Alicia habían salido a hacer las compras del mes y me embarqué hacia la aventura.Llevaba mis cosas, por el bosque, con algo de dificultad, pero con felicidad por la expectativa de retomar un pasatiempo abandonado, que me relajaba y gustaba mucho.Con confianza caminé hacia el sitio, debo decir que soy muy buena para orientarme, cuando escuché de repente lo que parecía un gemido de dolor.Enseguida me detuve y afiné el oído, pero al no volver a escuchar nada, supuse que lo había imaginado; antes siquiera de dar el primer paso, volví a escuchar un quejido y un arbusto a mi lado comenzó a moverse.Dicen que la curiosidad mató al gato, pero como yo no soy un gato decidí acercarme e investigar, cosa para nada inteligente que puede hacer una chica sola en un bosque, mira lo que le pasó al gato y ¡él incluso tiene nueve vidas para gastar!, yo solo tenía una y la estaba arriesgando en estos momentos.Dando pequeños pasos me acerqué al arbusto que actualmente había dejado de moverse, incluso los quejidos ya no se escuchaban, mirando a mi alrededor, con las palmas de las manos sudadas y reuniendo coraje, decidí descubrir de una vez por todas la fuente del sonido, “podría ser un conejito”, me dije para darme ánimos.Pero la realidad me mostró que no era para nada un conejito, sino un hombre tirado en el suelo, oculto entre los arbustos, con las manos atadas a la espalda, la ropa sucia y rasgada, sobre todo la pernera de su pierna derecha, rezumaba sangre oscura mezclada con la tierra del suelo.No podía ver su rostro porque estaba cubierto por su pelo, sangre y una barba descuidada. Sin pensar en nada, tiré todo lo que llevaba al suelo y me acerqué rápidamente para comprobar su estado.Ciertamente, soy una chica de ciudad delicada y no voy a mentir, estaba súper asustada de ver tanta sangre y a un hombre a punto de morir en mis brazos.Comprobé que aún respiraba y en el momento que aparté el cabello castaño rojizo de su cara para verlo, abrió de repente sus ojos azules celestes, llenos de odio y frialdad, que luego cambiaron a ¿alivio?, o eso creí.- …Rápido… Esconder… Médico no- articuló con dificultad y luego volvió a desmayarse dejándome totalmente pasmada.Mi mente funcionando al mil porciento para analizar rápido la situación en la que me encontraba, era obvio que este hombre huía de algo, por sus palabras y situación, tal vez ahora ya alguien estaba sobre su pista y en cualquier momento llegaría a este sitio.Así que delante de mí tenía dos opciones: dejarlo y huir lo más rápido posible, o involucrarme posiblemente en un asunto turbio y peligroso, salvando a un desconocido que no sabía qué consecuencias podría traerme.Por supuesto, siendo quien soy, decidí arriesgarme y rescatarlo, como dicen por ahí, salvar la vida de un hombre es más importante que construir una pagoda de siete pisos.Comencé a arrastrarlo con dificultad, era imposible para mí, con una estatura de 1,70 cm cargar con un hombre que claramente estaba más allá de los 1,85 cm, eso sin contar que con el cuerpo relajado las personas pesan más.Espero no agravar su situación médica de esta forma, pero no quedaba de otra. Miraba a mi alrededor nerviosamente de vez en cuando, temerosa de que cualquier momento un mafioso iba a salir de atrás de un árbol para amenazarme de muerte. Tropecé varias veces, casi cayéndome de culo, pero apreté los dientes y resistí hasta el final.Gracias a los cielos el estacionamiento del motel estaba desierto porque en realidad esta zona no es muy transitada.Toda empapada en sudor, con los brazos y piernas adoloridos, las manos sucias y temblando acomodé como pude al hombre en el asiento trasero, agarré un trapo de tela que tenía en el auto para después limpiar los pinceles y lo utilicé como un vendaje compresivo improvisado en la herida de su pierna que era la más grave y arranqué a toda prisa del lugar, esperando haber tomado una buena decisión y no estar poniendo en riesgo mi vida y la de los que me rodeaban.- ¡Sr. Thomas, Sr. Thomas!- llegando a la villa, me bajé rápido del auto y en lo que verificaba la situación del herido, le gritaba al señor mayor como una loca, rezando por que ya hubiesen regresado de las compras. En unos segundos la pareja salió asustada ante mis gritos. Al ver al hombre herido y desmayado en el auto, la Sra. Alicia se llevó las manos a la boca espantada y el Sr. Thomas frunció el ceño. - Yo… Lo encontré, herido en el bosque- logré decirles como pude, entre el nerviosismo y las ganas de llorar que me invadían ante tanta tensión- no sabía qué hacer… – miré al Sr. Thomas buscando un pilar de apoyo, como quiera que sea es una persona mayor, con más experiencia en la vida y local de la zona. - Tranquila, cálmate un poco, estás temblando- me dijo en un tono calmado que contrastaba con el histérico que yo tenía- entrémoslo primero a la casa- concluyó, cargando acto seguido al hombre desconocido y llevándolo dentro de la villa, a la habitación de huéspedes en la plant
La habitación tenía un olor residual de sangre y a desinfectante. En la cama yacía el hombre con vendaje en muchas partes del cuerpo y hematomas por casi todas las superficies, la cara inflamada y magullada. La respiración un poco lenta y aunque se veía mejor de como lo encontré, en realidad la vista no era muy alentadora. Caminé con cuidado y me senté suavemente en la cama para mirar su condición más de cerca. Tenía una barba descuidada y el pelo también desordenado, si no fuera por la ropa que llevaba, que aunque sucia y rota se veía de buena manufactura y las manos varoniles, pero sin rastros de haber hecho nunca ningún trabajo duro en la vida, además de esa aura de nobleza que emanaba aún inconsciente, hubiese pensado que recogí a un vagabundo. - ¿Cómo te metiste en esta situación?- suspiré sin tener muy claro a quien iba dirigida la pregunta, si a él o a mí. Decidí levantarme y buscar algo que hacer de utilidad, cuando una fuerte mano me agarró por la muñeca de repente. Bajé
Fuera de la casa se encontraban estacionado un Bentley Flying Spur negro y un auto de la policía. Si tenía dudas que el secretario trabajaba para un hombre con buenas posibilidades económicas, al ver su auto se me despejaron las dudas. El Sr. Thomas se propuso a acompañarme, pero me negué amablemente porque ya estoy mayor y me da mucha vergüenza seguirles causando molestias.Así que emprendí mi viaje en el espacioso y ultracómodo asiento trasero del Bentley y como el secretario mantuvo la boca cerrada todo el viaje mientras conducía, yo lo imité e hice lo mismo, igual este tipo de personas no son de los que te van a soltar ningún dato de relevancia así porque te le pongas a cotillear.Llegados al hospital, que debo decir tenía muy buenas instalaciones, subimos el elevador hasta las salas VIP y seguí la espalda del Secretario Conrad hasta que se detuvo delante de una puerta que tenía a dos hércules custodiándola, y digo hércules porque aquellos hombres intimidaban solo de mirarlos, aun
- ¡Qué mierda de escarabajo pelotero!- me gritó Carlos a través de la videollamada, levantándose de golpe de su cómoda cama, acción que provocó que la mascarilla hidratante que tenía en el rostro callera al suelo- ¡Ethan Wilde!, ¿estás segura de que es ese mismo Ethan Wilde, supermultimillonario, misterioso y soltero más codiciado del país, ese del cual casi nadie sabe su apariencia porque no sale en la prensa? - ¿De lo contrario? – respondí a su interrogante con otra pregunta burlona- Puede que ahora se esté descojonando de la risa por haberme mentido y que sea el conserje de tu edificio- le dije sonriendo y me sacó la lengua en respuesta. - Hazte la listilla- respondió sentándose en el cómodo sillón de su cuarto- ¿Qué piensas hacer con su propuesta? Esto es una locura Alex, ¿cómo es que te pasan tantas cosas divertidas estando sin mí? Estoy totalmente celoso – agrega haciendo un lindo puchero. - En realidad más que divertirme tengo mi cabeza echa un lío- confesé agarrando la suav
Con todo dicho y aclarado firmé finalmente el contrato prenupcial y nos casó un notario unos días después, en la habitación del hospital donde se recuperaba el Sr. Wilde. Todo fue sencillo y nada engorroso. Tan rápido que cuando tuve el certificado en mis manos aún no procesaba que acababa de casarme, debo aceptar que muy dentro, en el fondo de mi corazón, me sentí algo triste, siempre había imaginado el día de mi boda como una fecha mágica y genial, donde haría realidad mi sueño tan deseado por cinco años. Todo sería perfecto, la música, la iglesia, el vestido, los invitados, los padrinos y sobre todo el novio. Pero la vida real no es como el cuento de hadas que nos pintan cuando somos pequeñas, la vida real es cruel y está esperando agazapada a que te confíes para desgarrarte las ilusiones y los sueños. Por eso no le daría más la oportunidad de verme humillada y herida, a partir de hoy me quitaré ese estúpido vestido de princesa, para ponerme el traje de guerrera. - Puedes desca
Este momento de mute general, me recordó esas caricaturas donde es de noche, hay un silencio sepulcral y de repente solo se escucha el canto de un grillo. - Es imposible, ella…- la voz de Dylan, rompió con estos segundos extraños, donde todos se quedaron en silencio, como si el mundo se hubiese puesto en pausa. - Nos alegramos mucho por las nupcias del presidente- interrumpió las próximas palabras de Dylan, el hombre que estaba a su lado. Al parecer consciente de que el chico que tenía a cargo de guiar y aconsejar iba a hacer alguna de sus movidas estúpidas nuevamente- Bienvenida a la familia Wilde, Sra. Alexa- agregó mirándome con cortesía, a su lado, Dylan, que se vio obligado a cerrar la boca a la fuerza, apretaba los puños hasta que se pusieron blancos sus nudillos y estoy segura de que debería estar mentando de forma desagradable en su cabeza, a todos mis antepasados y futuros descendientes. El resto de directivos pronto salieron de su estupefacción y comenzaron a felicitarnos
Después de un tiempo de ver vallas y más vallas, porque todas estas mansiones estaban protegidas por altos muros de seguridad y vigilantes.Los tres autos se detuvieron frente a una alta puerta negra, con hermoso e intricados patrones de flores en la reja de acero. Al lado, de una pequeña caseta, salió un conserje uniformado.El secretario Conrad se bajó de nuestro auto, que era el del medio, supongo que los demás estarían llenos de guardaespaldas y habló un momento con el portero, el cual le entregó un tablet donde el secretario puso sus huellas y luego firmó con un bolígrafo electrónico.- “Vaya, cuanta seguridad”- pensé, pero entendía que era necesario, incluso Ethan ya me había puesto al tanto de todos los cambios que debería experimentar mi vida a partir de ahora, porque sería el blanco de secuestradores y personas sin escrúpulos, incluidas las herederas ricas que se quedaron esperando para casarse con el CEO de la familia Wilde y que ser millonaria no es nada fácil.Luego del pr
- Se compró todo en el vestidor, de acuerdo a las medidas aproximadas que nos dio el Sr. Wilde y el criterio de una estilista, diseñadora de ropa y joyería exclusiva, que contratamos para usted- me dijo abriendo la puerta misteriosa y descubriendo la cantidad excesiva de perchas y más perchas de ropas, organizadas por ocasión, por color y diseño. Los armarios llenos de zapatos, carteras, accesorios, joyería y yo estaba mareada de ver tantas marcas extremadamente caras y exclusivas, como si fueran repollos tirados ahí, en el mercado. - Si hay algo que no sea de su agrado, cualquier cambio que quiera hacer o asesoría, tiene sobre la mesa la tarjeta de presentación de la estilista que estará siempre a su completa disposición- agregó señalando una mesa rectangular de madera con la superficie de cristal que estaba en el medio de la habitación y mostraba todo tipo de joyas y relojes en su interior- también puede solicitarle todos los días que venga a ayudarla a elegir su outfit y por supue