SEIK¿Ella no se daba cuenta de que acercarse de esa manera a un macho, que claramente está luchando contra su deseo de tenerla, era algo peligroso?Mi naturaleza quería reaccionar, pero debía contenerme. Ella se escurrió del reposabrazos sin que pudiera evitarlo. Soltó un gritito y fue entonces cuando sentí su cuerpo cerniéndose sobre mí. El espacio entre nosotros se redujo de inmediato, la tensión era casi palpable.—¿Qué haces? —pregunté en voz baja, casi como un gruñido, mientras el aire se volvía denso y caliente a mi alrededor.—Perdón…yo…Ella levantó la mirada y, por un instante, nuestras miradas se encontraron. Un pensamiento cruzó mi mente, oscuro y primitivo: ‘quiero someterla’.Un deseo feroz se apoderó de mi mente nublando todo mi juicio. Me lancé hacia ella sin pensarlo, mi cuerpo movido por algo más salvaje que yo. La tomé de la cintura con fuerza, atrayéndola hacia mí con un movimiento brusco y posesivo.Mi boca encontró la suya con una urgencia salvaje, exigiéndola
ARIA Me quedé sola en la habitación mientras un pesado silencio me envolvía. Una punzada inesperada atravesó mi pecho al verlo marcharse. ‘¿Qué es este sentimiento?’ ‘¿Por qué me siento así?’ ‘¿Estoy… decepcionada porque se fue?’. Bueno, siendo honesta…fue raro. Me besó como si quisiera devorarme, me dejó con las piernas temblando, y luego… ¡puf! Se fue... como el helado que se te cae al suelo antes del primer mordisco. ‘¿Qué clase de maniobra ninja fue esa?’ ‘El comandante incendia todo y luego me deja sola apagando el fuego’. ¿Quién iba a decir que ese hombre lobo, siempre tan rígido y frío como un iceberg, sería capaz de algo tan... salvaje? Mi mente quedó en blanco por unos segundos. Bajé la mirada al suelo, todavía mojado por el vaso que se había caído. 'No era lo único mojado’. Suspiré. ‘¿Y qué esperaba realmente?’ ‘¿Que se quedara y pasáramos la noche juntos?’ ‘¿Que despertáramos al día siguiente, compartiendo un desayuno como si fuéramos la pareja perfecta
ARIA El comandante se fue a entrenar con los guerreros veteranos y el nuestro continuó con la misma intensidad durante un rato más hasta que, finalmente, Roberto se colocó en el centro del campo y alzó la voz. —¡Atención, novatos! —exclamó, con un tono que exigía silencio inmediato—. Vamos a dividirnos en parejas para una prueba de combate dos contra dos. El murmullo que siguió fue breve, apenas un par de suspiros agotados antes de que continuara: —Las parejas serán asignadas al azar. Sin quejas, sin objeciones. Esto es para prepararlos para cualquier situación en el campo de batalla. No siempre podrán elegir a sus aliados. Vi cómo algunos se tensaban ante la idea, pero nadie osó protestar. Roberto empezó a sacar nombres de un pequeño recipiente. El primer nombre que salió fue el mío. —Aria… con Terry. Contra Thalos y Olai. Busqué a Terry con la mirada. Era un tipo alto y fornido, y me lanzó una sonrisa cuando escuchó su nombre. —Vaya, parece que hoy estamos destinados a sufrir
SEIK Esta noche la luna brillaba más que nunca y la niebla se levantaba lentamente entre los árboles, dando al bosque un aire misterioso y etéreo. Avancé con cautela y agudicé mis sentidos. El ciervo pastaba tranquilamente, ajeno a mi presencia, arrancando bocados de hierba que crecían enredados alrededor de un árbol cercano. Me agazapé entre las sombras, asegurándome de que ni mi olor ni el más mínimo movimiento alertaran su instinto de supervivencia. La espera fue breve pero tensa, mi respiración se entrecortaba y el sudor humedecía el pelo de detrás de mis orejas Cuando estuvo en el ángulo perfecto, me lancé con precisión. Mis patas delanteras impactaron con fuerza contra su costado, derribándolo antes de que pudiera reaccionar. Ya en el suelo, sin darle oportunidad de luchar, hundí mis colmillos directamente en su yugular. El golpe fue limpio y rápido, el sabor metálico de la sangre me confirmó que mi presa había dejado de respirar. Estaba apenas comenzando a devorar
ARIAEstábamos entrenando en la arena, pero mi mente estaba en otro lugar, atrapada en los recuerdos de aquella noche. Una noche que cambió algo dentro de mí. Fue especial. O al menos, así lo sentí yo.Nunca pensé que compartiría una carrera por el bosque con el comandante. Estaba acostumbrada a correr sola… bueno, a veces con Marcus. Pero aquella vez fue diferente. Mientras mi lobo se movía entre los árboles, sentí algo que nunca antes había experimentado: una conexión pura con la naturaleza, como si el bosque y yo respiráramos al unísono. Por primera vez entendí lo que los cambiaformas decían sobre sentirse parte del entorno, como si el viento, el suelo y los árboles fueran una extensión de nosotros mismos.La sensación era embriagadora, casi mágica. Pero en el fondo, ese momento me recordó algo más: la soledad que había cargado toda mi vida. Mi familia siempre salía a correr, lo sabía bien. Los veía prepararse, reírse entre ellos antes de desaparecer en el horizonte. Yo, en cambio,
ARIAHace 2 años…En la sala de reuniones de la manada Luna Menguante, se reunían las figuras más importantes o influyentes de la manada, cada una ocupando su lugar con una presencia imponente. En el centro de la gran mesa, se encontraban los guerreros de la manada, en su mayoría machos, aquellos a quienes se respetaba y, en ocasiones, se temía; su sola presencia llenaba el ambiente de autoridad y reverencia. Un poco más a la izquiera, se encontraban los lobos con linaje antiguo, cuyas características físicas y psíquicas eran superiores al resto. Estos lobos y lobas se encargaban de la política y administración de la manada, junto al Alfa y su heredero, quienes gobernaban sobre todos.Y, aunque parezca increíble, en esa sala también estaba yo… observando a esos imponentes lobos, mientras intentaba, sin mucho éxito, descifrar qué había hecho para terminar en medio de tanta solemnidad ¿Había perdido alguien una apuesta o simplemente necesitaban un relleno de último minuto?.Las mentes b
ARIALa voz firme del alfa me arrancó de mis pensamientos...—Hemos pensado que sería lo mejor mandar a Aria, junto con algunos guerreros, para visitar la manada Sombra Nocturna y convencerles para renovar el tratado de paz entre las dos manadas. Necesitamos tenerlos de nuestro lado para pedirles que se hagan cargo de proteger el territorio colindante a la zona irregular.La zona irregular, es un denso bosque de árboles torcidos y retorcidos que se entrelazan con espesas brumas que apenas dejaban entrever el suelo en que crecen una gran cantidad de plantas de acónito. Estas características del terreno hacían que cada paso fuera una trampa potencial para los guerreros y rastreadores. Algunos rogues se escondían en la zona irregular pudiendo así saquear y matar a los comerciantes y otros lobos que pasaban cerca. Por lo tanto, el terreno colindante a la zona irregular se había vuelto cada vez más difícil de proteger. Con el dinero escaseando, las patrullas se veían reducidas y la manada
ARIAA la mañana siguiente, recibí la visita de mi maestro. Él quería encontrar una manera de realizar la ‘misión’ que me habían encomendado sin que mi vida dependiera de ello. — Escucha Aria, el Alfa Lucciano está desesperado por ‘llevarse bien’ con la manada Sombra Nocturna. Sabe que son buenos guerreros y que el dinero no les importa. Lo que ellos valoran es la fuerza, la lealtad y la seguridad de su territorio.—Pero... ¿por qué tanto interés en ellos? —insistí, notando cómo sus palabras me ponían cada vez más inquieta.—Porque son nuestros vecinos y, si algún día decidieran ocupar nuestro territorio y desafiarnos, créeme, ellos ganarían—. El maestro hizo una pausa para que asimilara sus palabras.— El Alfa quiere evitar un conflicto y asegurarse de que, si ocurre algo en la zona irregular, los tengamos de nuestro lado. Bueno, sinceramente... quiere usarlos como perros de caza. Así que, si llegas a negociar con ellos, ofrece lo que sea necesario para renovar el tratado. Proporcio