Decidí pasear por las calles de París, por nada del mundo me perdería el exquisito capuchino que había tenido la oportunidad de probar cuando vine con Leighton a un viaje de negocios. Ese día me dejó sola y encerrada en la habitación del hotel, así que no soporté ni un minuto más de lo aburrida que llevaba allí dentro, y me escapé por el balcón que daba a la calle. Fue de locos, casi parecía spiderman saltando de balcón en balcón. Lo bueno es que logré disfrutar un buen capuchino con un pedazo de tarta de mora, se me hace agua a la boca de solo recordar.Me detengo frente a la cafetería Rose's un lindo local pintado de rojo, ingreso a su interior y la campanilla suena apenas abro la puerta, el olor a café impregna toda la estancia. Examino el lugar en busca de una mesa vacía cerca de los grandes ventanales, veo una ubicada al final y camino hacia ella. La camarera no tarda en llegar y pido mi orden, Capuccino express y tarta de mora. A los pocos minutos regresa y deja lo que he ordena
Recorro mi cuerpo a través del espejo, sonrío ante el reflejo que veo en el. Llevo puesto un bañador negro con estampado de flores rojas, el color contrasta con mi piel resaltando lo pálida que soy. «Un bronceado no estaría mal»Tomo el móvil entre mis manos y salgo de la habitación de invitados, en el living se encuentra Said que charla con el señor Charpentier y su prometida Megan, una despampanante rubia diez años más joven que él. Se nota desde lejos que la edad no importa si hay "dinero" de por medio. «Interesada»—Oh, ahí estás linda —es lo primero que dice al verme. Sonríe amistosamente.La verdad es que no puedo decir que me cae mal, porque desde que llegué se ha portado muy amable conmigo.Los dos hombres en el living giran la cabeza, Said clava sus ojos y recorre mi cuerpo sin disimulo alguno, apenas nuestras miradas se conectan y es como si todo a nuestro al rededor desapareciera, el tiempo se detiene. Un carraspeo explota nuestra burbuja, haciendo que volvamos a la reali
—Me iré a bañar, ¿Vienes conmigo? —inquiere Megan incorporándose de la tumbona. —Sí, vamos. Me pongo de pie y caminamos hasta la enorme piscina, hago amago de ingresar al agua pero Megan me detiene.—No pensarás entrar así, ¿Cierto?—¿Cómo así? —señala la sudadera con obviedad. —Said dice que muestro demasiado con este bañador, es tan exagerado —ruedo los ojos.Ella por otro lado suelta una risita divertida, mira por encima de mi hombro, supongo que hacia donde están el señor Charpentier, su hijo Antoine y Said. —Eso lo hace porque teme que otro mire lo que le pertenece. Pero linda, te sentirás incómoda cuando se empape, además serás la única que esté vestida mientras ves al resto casi desnudas. Créeme, vendrá más personas en un rato, mejor disfrutemos de la piscina para nosotras solas. —menciona recogiendo su larga cabellera rubia en una coleta, luego baja los escalones de la piscina sumergiéndose en el agua azul.—¿Qué haces todavía allí? Vamos, quítate eso y ven conmigo Annie.D
Cruzo el dormitorio e ingreso al baño cerrando de un portazo, vierto agua en mi rostro intentando borra cualquier rastro de enojo en el, aunque no creo que funcione. Hace menos de diez minutos recibí una llamada de un número que no tengo registrado, atendí porque pensaba que se trataría de Lauren que suele llamarme del celular de sus compañeras de trabajo desde que tío Braxton la amenazó. No queremos arriesgarnos a que rastree mi ubicación, y es mejor actuar con precaución. Po lo cual Lauren decidió que se comunicaría conmigo de distintos números, así no sería sospechoso. Sin embargo, volviendo al tema, la llamada que había recibido hace unos minutos no se trataba de Lauren, era de él; tío Braxton. No sé cómo, ni cuándo lo descubrió, pero sabía dónde me encontraba, y aseguró que vendría a buscarme si no regresaba mañana mismo. En medio de la desesperación, rabia y un sinfín de emociones, se me fue la lengua y le conté que me había casado, por supuesto que no me creyó, pero al ver qu
La semana pasa tan rápido que, cuando me quiero dar cuenta ya hace una semana desde que fuimos a Francia. He estado escribiéndole a Antoine y cada vez me agrada más, es un chico increíble, y podría decir que se ha convertido en tan poco tiempo en un amigo para mí. Es sábado y me he despertado temprano debido a que debo salir a entregar el encargo, una pintura en acuarela de un cachorro de pelaje abundante color chocolate. Tiene unas enormes orejas adornadas con dos lindos lacitos que la hacen lucir adorable. Observo el cuadro y sonrío satisfecha al ver mi trabajo, espero le guste a la dueña, porque me esforcé para que quedara idéntica a su mascota.Tomo mi bolsa y la pintura que yace en el caballete, está enmarcada así que debo ser cuidadosa al cargarla. Salgo de la habitación y bajo los escalones lentamente dirigiéndome hacia la cocina.La chefs de la mansión se encuentra cortando algunas frutas para la ensalada de Said, es una señora bastante amab—Buen día señorita Annie.—Buen dí
Los rayos del sol acarician mi rostro, debo entrecerrar los ojos para acostumbrarme a la claridad que se filtra por el ventanal. Observo todo a mi alrededor, notando que me dormí en el sofá del living.¿Pero qué...Recuerdo lo de anoche, los truenos, mi ataque de pánico, Said abrazándome, yo quedándome dormida en su pecho. Oh por dios.Cierro los ojos pidiendo que todo haya sido un sueño, es decir, no me siento cómoda sabiendo que le he contado parte de mi vida al hombre que hace revolotear las mariposas en mi interior.Es obvio que lo que siento por él es mucho más que una simple atracción. Lo he estado negando, pero por algo dicen que cuando negamos un sentimiento o un hecho, es porque percibimos un problema en las raíces de estas emociones y tendemos a evitarlas. Sin embargo, al hacerlo conseguimos todo lo contrario; los problemas no solo no se han ido, sino que se van acumulando e interponiendo en nuestro camino de manera cada vez más complicada.Suelto un suspiro frustrado.Me
No puedo creer lo que mis ojos ven, estoy en una galería de arte. El espacio para la exhibición y promoción del arte es inmenso, en especial el área dónde se exhiben una gran variedad de arte moderno. Desde pinturas y escultura, de forma similar a la de un museo.—¿Por qué me has traído aquí? —inquiero mirándolo fijamente.Frunce el entrecejo.—¿No te gusta? Pensé que...—No, no es eso. Claro que me encanta —le interrumpo —pero, ¿Por qué una galería de arte?—Sirve para despejar la mente. —se encoge de hombros —el arte es para consolar a aquellos que están rotos por la vida. —Vincent Van Gogh —agrego refiriéndome al dueño de aquella frase.Sonreímos con complicidad, de pronto las luces se apagan quedando todo en completa oscuridad, oscuridad que no dura mucho puesto que las pinturas comienzan a iluminarse con diferentes tipos de colores y sombras, son luces neón. Es increíble.Siento la mano de Said entrelazarse con la mía, nos movemos por el lugar dejándome guíar por él. Solo espero
Despierto acurrucada en los brazos de Said, verlo dormir es tan entretenido que podría durar horas observándolo y no me aburriría. Sin embargo, debo levantarme al escuchar mi celular vibrando por algún rincón de la habitación. Con cuidado de no despertarlo quito su brazo que está enrollado a mi cintura, y salgo de la cama, barro la vista por el dormitorio en busca de mi ropa, pero no la veo por ningún lado, así que agarro la polera de Said que me queda enorme y cubro mi cuerpo. Logro conseguir el móvil enrollado en las prendas tiradas en el suelo, lo agarro y abro los ojos de para de par al notar la hora. ¡Es tardísimo! Salgo apresurada de la habitación dirigiéndome al baño, me ducho en un tiempo veloz, tan rápido que no sentí el agua fría. Elijo el primer pantalón que veo colgar de las perchas, decido colocarme un suéter grueso y las zapatillas negras. Bajo los escalones a toda prisa olvidándome por completo del encargo que entregaré hoy, regreso a la habitación y cargo la pintura