Muchas veces nos sentimos arrepentidos de haber mostrado esa parte sensible o vulnerable a otros. Quizás es desconfianza y temor a que nos lastimen, todos hemos sido desilusionados, tal vez confiamos en alguien y terminó traicionándonos. Sea cual sea el caso, será difícil confiar de nuevo, abrir nuestro corazón, porque la idea de volver a pasar por lo mismo es desagradable. Desde que Said vió el miedo que cruzaba por mis ojos esa noche de tormenta, su trato hacia mí había cambiado. Se comportaba muy atento y considerado, conversábamos más seguido de cosas triviales, me estaba comenzando a agradar la idea de tener un amigo. Aunque la atracción de ambos era notable, esas miradas fugaces que nos dábamos dejaba al descubierto el deseo que teníamos de besarnos hasta perdernos en el otro.Sin embargo algo me dice que no es lo correcto, dejarme llevar por lo que me grita el corazón, porque, ¿Y si terminaba enamorada? La sola idea de pensarlo me revolvía el estómago, y no estoy hablando de
«Ni siquiera lo decidí yo» quiero decir, pero eso sería darle detalles de mi complicada vida y contarle del porqué huí de mi hogar.Una historia muy larga.Suspiro.—No sabía que elegir, ya sabes, tal vez lo mismo que le sucedió a tu familia.Se me queda viendo con una expresión que no logro decifrar, él es muy difícil de leer. Al contrario de mí que soy un libro abierto.«Y que lo diga»Muchas veces somos capaces de notar cómo se siente una persona que está cerca de nosotros por su lenguaje corporal. Debido a que el cuerpo se mueve inconscientemente según nuestro estado emocional, ya sea una postura confiada y abierta, o los movimientos espasmódicos cuando alguien está nervioso o inquieto. La tensión en los hombros cómo ponen las manos, o la manera en que se paran son indicadores del estado emocional de la persona.Lo había leído en alguna parte. También decía que las mujeres tendemos a captar este lenguaje más rápido que los hombres porque solemos responder al lenguaje corporal de o
Decidí pasear por las calles de París, por nada del mundo me perdería el exquisito capuchino que había tenido la oportunidad de probar cuando vine con Leighton a un viaje de negocios. Ese día me dejó sola y encerrada en la habitación del hotel, así que no soporté ni un minuto más de lo aburrida que llevaba allí dentro, y me escapé por el balcón que daba a la calle. Fue de locos, casi parecía spiderman saltando de balcón en balcón. Lo bueno es que logré disfrutar un buen capuchino con un pedazo de tarta de mora, se me hace agua a la boca de solo recordar.Me detengo frente a la cafetería Rose's un lindo local pintado de rojo, ingreso a su interior y la campanilla suena apenas abro la puerta, el olor a café impregna toda la estancia. Examino el lugar en busca de una mesa vacía cerca de los grandes ventanales, veo una ubicada al final y camino hacia ella. La camarera no tarda en llegar y pido mi orden, Capuccino express y tarta de mora. A los pocos minutos regresa y deja lo que he ordena
Recorro mi cuerpo a través del espejo, sonrío ante el reflejo que veo en el. Llevo puesto un bañador negro con estampado de flores rojas, el color contrasta con mi piel resaltando lo pálida que soy. «Un bronceado no estaría mal»Tomo el móvil entre mis manos y salgo de la habitación de invitados, en el living se encuentra Said que charla con el señor Charpentier y su prometida Megan, una despampanante rubia diez años más joven que él. Se nota desde lejos que la edad no importa si hay "dinero" de por medio. «Interesada»—Oh, ahí estás linda —es lo primero que dice al verme. Sonríe amistosamente.La verdad es que no puedo decir que me cae mal, porque desde que llegué se ha portado muy amable conmigo.Los dos hombres en el living giran la cabeza, Said clava sus ojos y recorre mi cuerpo sin disimulo alguno, apenas nuestras miradas se conectan y es como si todo a nuestro al rededor desapareciera, el tiempo se detiene. Un carraspeo explota nuestra burbuja, haciendo que volvamos a la reali
—Me iré a bañar, ¿Vienes conmigo? —inquiere Megan incorporándose de la tumbona. —Sí, vamos. Me pongo de pie y caminamos hasta la enorme piscina, hago amago de ingresar al agua pero Megan me detiene.—No pensarás entrar así, ¿Cierto?—¿Cómo así? —señala la sudadera con obviedad. —Said dice que muestro demasiado con este bañador, es tan exagerado —ruedo los ojos.Ella por otro lado suelta una risita divertida, mira por encima de mi hombro, supongo que hacia donde están el señor Charpentier, su hijo Antoine y Said. —Eso lo hace porque teme que otro mire lo que le pertenece. Pero linda, te sentirás incómoda cuando se empape, además serás la única que esté vestida mientras ves al resto casi desnudas. Créeme, vendrá más personas en un rato, mejor disfrutemos de la piscina para nosotras solas. —menciona recogiendo su larga cabellera rubia en una coleta, luego baja los escalones de la piscina sumergiéndose en el agua azul.—¿Qué haces todavía allí? Vamos, quítate eso y ven conmigo Annie.D
Cruzo el dormitorio e ingreso al baño cerrando de un portazo, vierto agua en mi rostro intentando borra cualquier rastro de enojo en el, aunque no creo que funcione. Hace menos de diez minutos recibí una llamada de un número que no tengo registrado, atendí porque pensaba que se trataría de Lauren que suele llamarme del celular de sus compañeras de trabajo desde que tío Braxton la amenazó. No queremos arriesgarnos a que rastree mi ubicación, y es mejor actuar con precaución. Po lo cual Lauren decidió que se comunicaría conmigo de distintos números, así no sería sospechoso. Sin embargo, volviendo al tema, la llamada que había recibido hace unos minutos no se trataba de Lauren, era de él; tío Braxton. No sé cómo, ni cuándo lo descubrió, pero sabía dónde me encontraba, y aseguró que vendría a buscarme si no regresaba mañana mismo. En medio de la desesperación, rabia y un sinfín de emociones, se me fue la lengua y le conté que me había casado, por supuesto que no me creyó, pero al ver qu
La semana pasa tan rápido que, cuando me quiero dar cuenta ya hace una semana desde que fuimos a Francia. He estado escribiéndole a Antoine y cada vez me agrada más, es un chico increíble, y podría decir que se ha convertido en tan poco tiempo en un amigo para mí. Es sábado y me he despertado temprano debido a que debo salir a entregar el encargo, una pintura en acuarela de un cachorro de pelaje abundante color chocolate. Tiene unas enormes orejas adornadas con dos lindos lacitos que la hacen lucir adorable. Observo el cuadro y sonrío satisfecha al ver mi trabajo, espero le guste a la dueña, porque me esforcé para que quedara idéntica a su mascota.Tomo mi bolsa y la pintura que yace en el caballete, está enmarcada así que debo ser cuidadosa al cargarla. Salgo de la habitación y bajo los escalones lentamente dirigiéndome hacia la cocina.La chefs de la mansión se encuentra cortando algunas frutas para la ensalada de Said, es una señora bastante amab—Buen día señorita Annie.—Buen dí
Los rayos del sol acarician mi rostro, debo entrecerrar los ojos para acostumbrarme a la claridad que se filtra por el ventanal. Observo todo a mi alrededor, notando que me dormí en el sofá del living.¿Pero qué...Recuerdo lo de anoche, los truenos, mi ataque de pánico, Said abrazándome, yo quedándome dormida en su pecho. Oh por dios.Cierro los ojos pidiendo que todo haya sido un sueño, es decir, no me siento cómoda sabiendo que le he contado parte de mi vida al hombre que hace revolotear las mariposas en mi interior.Es obvio que lo que siento por él es mucho más que una simple atracción. Lo he estado negando, pero por algo dicen que cuando negamos un sentimiento o un hecho, es porque percibimos un problema en las raíces de estas emociones y tendemos a evitarlas. Sin embargo, al hacerlo conseguimos todo lo contrario; los problemas no solo no se han ido, sino que se van acumulando e interponiendo en nuestro camino de manera cada vez más complicada.Suelto un suspiro frustrado.Me