La alarma de mi móvil suena, la apago para luego levantarme y dirigirme al baño. Me ducho y salgo a vestirme, me coloco una camisa de mezclilla color púrpura, vaqueros oscuros y un abrigo negro. Me calzo con mis Chelsea Boots y salgo de la habitación para desayunar algo.Me preparo unas tostadas y huevos revueltos con tocino. Tomo zumo de naranja y salgo del apartamento. Bajo los escalones de prisa, salgo del edificio y tomo un taxi. Las mañanas en Nueva York no eran tan soñadas como se veía en las películas. El tráfico, el ruido, las calles llenas de transeúntes que caminan apresurados. Observo la gran ciudad que reluce, decido fotografiar lo que veo para enviárselas a Sussan.Logro capturar varias fotos a pesar de que el chófer maneja con prisa.Luego de llegar a un pequeño edificio, bajo del auto y me encamino hacia el interior. —Buen día, tengo una cita de psicoterapia — le menciono a la mujer que se encuentra detrás del escritorio.—Adelante, la doctora Olivia la está esperan
La mañana transcurrió rápida, después de regresar de la terapia fui con Jane al spa donde nos hicieron un relajante masaje, luego nos metimos a un jacuzzi y el sauna. También nos fuimos de compras por las calles de Nueva York, nos volvimos locas y desesperadas por comprar un montón de ropa. Y ahora ya hemos llegado al apartamento con los pies un poco adoloridos, como ni Jane ni yo queremos hacer la cena, pedimos hamburguesas que llegarán en unos minutos.Voy a la habitación para ducharme, me despojo del vestido y dejó caer el chorro de agua caliente en mi piel, relajándome al instante. Luego de ducharme, me dirijo al clóset en busca de una cómoda ropa para colocarme, escojo un overol enterizo de tela de algodón. Me visto y peino mi cabello con los dedos, salgo de la habitación hacia el living, estoy por sentarme cuando escucho unos golpes en la puerta; es el chico de las hamburguesas. Le doy su propina e ingreso nuevamente al living.—¡Jane, las hamburguesas llegaron! —grito informánd
El hospital está en completo silencio, solo se oye las manecillas del reloj que cuelga de la pared blanca. Sentados en las sillas de metal esperando que nos den alguna noticia de Luca, las horas parecen eternas, la desesperación en el rostro de Luciano se puede ver a kilómetros. Tiene escondida la cabeza entre sus manos, erguido hacia delante. Hemos volteado hacia la puerta de madera tantas veces esperando que salga algún doctor que nos diga cómo se encuentra Luca. Bufo impaciente.Escucho como la puerta se abre y un doctor de estatura baja sale de ella. Voltea a vernos —¿Son los familiares del paciente Luca? —pregunta.—Sí doctor, ¿Cómo está él? —responde con rapidez Luciano.Nos levantamos de la sillas y nos acercamos al doctor.— Sufrió un traumatismo cerebral, esto es una leve sacudida fuerte y repentina en su cabeza que modifica temporalmente la manera en que funciona su cerebro. Puede deberse a el golpe severo de su cabeza al impactar contra el parachoque, que hizo que su cere
El tiempo parecía escapar ante mis manos, daba la sensación de que acabábamos de llegar a este fascinante lugar cuando nos marchábamos en dos días. Venecia es un lugar tan especial, que te atrapa desde que pones los pies es esta cálida y maravillosa ciudad. Ya había pasado un mes desde que le dieron de alta a Luca, las terapias ayudaron a recuperarse rápido, aunque tuvo que guardar reposo en casa por una semana. Me quedé con él en sus casa porque no quería que se quedara solo, Sussan y Luciano venían a visitarnos para ayudar con algunas cosas. Regresé a trabajar a la empresa, estaba más ocupada que nunca, no había tiempo ni cabida en mi vida que dedicarme de lleno al trabajo. Pero estaba feliz haciendo lo que tanto me fascina, diseñar. Mi relación con Luca había avanzado a pasos gigantes, a decir que mi ropa ocupaba un espacio en su armario. Dormía los días de semana en su casa para estar junto a él, mi amor por Luca cada vez era más fuerte.—Cariño necesito tu ayuda —escucho grit
La vida está llena de muchas sorpresas, metas, desafíos y aventuras, sin embargo, depende de cada uno de nosotros como enfrentarlos. Ya que muchas veces solemos evitarlas o dejar que nos abrume, y aunque mantener un equilibrio entre los dos polos sería lo ideal, lógicamente es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Hay momentos en los que parece que nuestras emociones nos bombardean hasta el punto de colapsar. Y hay otros en los que la cosa más pequeña nos puede hacer sentir como en una montaña rusa emocional.Mi trastorno depresivo había mejorado en gran escala, la terapia tuvo un gran efecto desde que tomé la decisión de buscar ayuda psicológica. Aprendí que no debemos quedarnos en la oscuridad, ni dar por perdido que podemos volver a ver la luz que hay a nuestro alrededor, la cual no logramos ver por estar sumergidos en la nube gris de la tristeza.Después de la tormenta viene la calma. Un refrán que todos conocemos, y que tiene un gran significado.Nos anima a ser optimistas apes
El momento tan esperado había llegado, pese a todo, al fin habíamos planeamos la boda. Ya han pasado dos meses desde que nos enteramos que vamos a ser padres y nos llevamos la sorpresa de que no es un bebé sino dos, tendremos gemelos.No puedo describir lo que sentí al escuchar al doctor decirnos que había dos corazoncitos latiendo, quedé en shock. No sabía si reír o llorar de felicidad.Sonrío al recordar, acariciándome el ya abultado vientre. Respiro hondo y me miro otra vez en el espejo, el vestido que traigo me hace ver hermosa. Había estado un mes diseñando mi vestido, y el resultado me encantaba. Un vestido de evasé con espalda efecto tatoo en tul bordado Britt, sobre la falda interior el corte evasé aporta un precioso detalle en capas haciéndolo lucir romántico, además presenta un cuerpo de tupido encaje con hombros y espalda transparentes.En el cabello llevo un diadema de flores, con un velo fijado al peinado recogido. Y de calzado unas sandalias descalzas con pedrería en l
Siete meses despuésCierro los ojos intentando no enloquecer. Respiro profundo dejando salir el aire, repito una y otra vez, para controlarme y calmar mis nervios. Es mi primera vez y lo nervios me dominan, por un lado sé que valdrá la pena porque podré ver al fin a mis bebé. —Del uno al diez, ¿qué tan doloroso es? —pregunta Luciano mientras mastica sus frituras.¡Dios! ¿Cómo puede hacer esa pregunta? El dolor es espantoso, es tan fuerte que no sé cómo rayos describirlo. Lo fulmino con la mirada y gruño al sentir otra contracción.Escucho como Sussan golpea la nuca del zopenco de Luciano para que se calle. Bien merecido que se lo tiene. —¡Auch! —se queja frotándose.—Lo tenías merecido —le dice Luca a su hermano.Grito al sentir otra contracción y aprieto la mano de Sussan y Luciano que se encuentran a mi lado.—Duele mucho —suelto un quejido al sentir las contracciones cada vez más fuertes.—Ya llegamos cariño —luca detiene el auto y baja con prisa. Rodeándolo me tiende su mano p
Cuatro años más tardeEscucho los gritos de los gemelos, otra vez están peleando para ver quién de ellos carga a su hermana. Me dirijo al living antes de que suceda una caída como pasó la otra vez.Jack y Nick están empujándose, mientras Rebecca balbucea levantando sus bracitos para que la saquen de la cuna. Apenas me ve y chilla, unos pequeños hoyuelos se marcan en sus mejillas regordetas.—Aww, ven acá mi amor —digo cargándola.Cuándo nació parecía una muñeca con esas espesas pestañas y su mirada verde, tal como los tenía mamá. Al verla por primera vez, no dudé en llamarla como la mujer que me dió la vida.—Mamá, Jack no quiere que cargue a Rebec —dice el más tranquilo de los gemelos.—¿Qué les he dicho? —pregunto mirándolos a los dos.—Que Rebecca no es un juguete —responden al unísono.—Entonces no se estén peleando para cargarla. Aún están pequeños se