Cuatro años más tarde
Escucho los gritos de los gemelos, otra vez están peleando para ver quién de ellos carga a su hermana.Me dirijo al living antes de que suceda una caída como pasó la otra vez.Jack y Nick están empujándose, mientras Rebecca balbucea levantando sus bracitos para que la saquen de la cuna. Apenas me ve y chilla, unos pequeños hoyuelos se marcan en sus mejillas regordetas.—Aww, ven acá mi amor —digo cargándola.Cuándo nació parecía una muñeca con esas espesas pestañas y su mirada verde, tal como los tenía mamá. Al verla por primera vez, no dudé en llamarla como la mujer que me dió la vida.—Mamá, Jack no quiere que cargue a Rebec —dice el más tranquilo de los gemelos.—¿Qué les he dicho? —pregunto mirándolos a los dos.—Que Rebecca no es un juguete —responden al unísono.—Entonces no se estén peleando para cargarla. Aún están pequeños seEXTRACierro el grifo, secando mis manos del pañuelo de la cocina. Camino hacia el living y me tumbo en el sofá subiendo las piernas. —Al fin se durmieron los traviesos —comenta Luca sentándose a mi lado.—¿Te hicieron leerles un cuento? —interrogo con una sonrisa burlona.—No uno, sino tres. Dijeron que tú lo hacías —suspira cansado. —Te manipularon cariño, solo les leo un cuento y con eso se duermen —Luca entrecierra los ojos y abre su boca sin poder creer que los gemelos le mintieron.—Esos mocosos —niega con cabeza mientras ríe.Me acurruco en sus brazos que me envuelven brindándome calidez al instante. Enciendo la televisión y nos quedamos viendo una película.—¿Qué te parece si mañana nos vamos de vacaciones? —su pregunta me hace levantar la cabeza hacia él.—Pensé que debías trabajar —digo frunciendo el ceño.—Soy mi propio jefe, cariño —comenta con soberbia.Ruedo los ojos al escucharlo, se ríe al ver mi gesto.—Está bien, señor presumido —lo molesto levantándome del sofá.S
Mamá estacionó en la entrada principal de la escuela, que se encontraba abarrotada de jóvenes por doquier. Solté un bufido de fastidio.Levantarme temprano era una tortura para mi, no entendía porqué no nos dejaban dormir unas horas más y así estar más concentrados en clases. Que por cierto eran muy aburridas, excepto literatura.Los libros eran mi perdición, siempre han sido mi pasatiempo favorito. Perderme en la biblioteca y estar ajena a todo es lo mejor. Bajé del auto y me despedí de mamá, caminé por los pasillos esquivando a los estudiantes que murmuraban sobre la gran fiesta que haría Harper Owens, la capitana del equipo de porristas y por supuesto popular de la preparatoria Townsend Harris High School.No presté la menor atención a lo que estaban diciendo, e ignoré a todos y caminé hasta mi casillero.—Claire dice que llegará un poco tarde y que mañana iremos por unas hamburguesas —habló Matthew, mi mejor amigo, en cuanto cerré el casillero. —¿Te apuntas?—Seguro —dije, guard
Las vacaciones habían hecho que mis piernas se vieran más tonificadas, al igual que mis pechos que lucían más grandes haciendo que la camisa del uniforme me quedara más pequeña de lo normal. La culpa era de mi madre por haber lavado mi uniforme junto con otras prendas y se habían manchado. Por lo que no tuví más opción que colocarme la camisa que tenía de repuesto por si ocurría una emergencia. Lo que no logré notar fue que ya no me quedaba como antes, mis pechos parecía que fueran a reventar los botones de la camisa.Maldije entre dientes al escuchar un silbido que provenía de los chicos del equipo de fútbol. —¡Cuándo has crecido, pequeña Minions! —gritó con burla el idiota de Donovan cuando pasé por su mesa.Las carcajadas de sus amigos y las risitas de las porristas, no tardaron en resonar por todo el lugar.Apreté los puños a los costados, seguí caminando e ignoré su comentario.Fulminé con la mirada al que hacía llamarse mi mejor amigo que apretaba sus labios en una fina línea,
Se dió la vuelta y comenzó a escribir en la pizarra. Sentí como un papelito arrugado cayó sobre mi cuaderno.Recorrí la mirada en busca del gracioso que me lo había lanzado. Observé que todos estaban concentrados anotando los apuntes de la pizarra. Pero sin saber porqué mi mirada se detuvo en Alex, que sonreía hacia mí de manera seductora.Me hizo señas con los labios para que leyera lo que decía el papel. Como sabía que insistiría si no lo hacía, leí el bendito papelito.Podemos hablar.Era todo lo que decía, por lo que lo miré frunciendo el entrecejo. ¿Será que se disculparía por lo que me había dicho en la cafetería?Pregunté internamente.Imposible esperar eso de su parte. Pensé y rodé los ojos.Decidí ignorar el hecho de que Alex no apartó su mirada de mí, en todo lo que quedó del resto de la clase, cosa que hizo que no me dejó concentrar.***Caminé hacia la salida con los brazos enganchados a los de Matt y el de Claire, escuchaba como el castaño le iba contando a mí amiga lo
—¿A qué se debe tu sonrisa? —pregunté curiosa.—No lo van a creer chicos —dijo ensanchando más su sonrisa —¿recuerdan que les hablé de MinJoon Lee, el que dirige el periódico escolar?Asentimos esperando que prosiguiera.—Bueno —volteó hacia los lados asegurándose de que no la estuvieran escuchando. —¡Me invitó a salir! —soltó un chillido por lo bajo que solo logramos escuchar Matt y yo.—¡Vaya, eso es genial Clai! —dije feliz por ella.Mi amiga había tenido un flechazo por MinJoon desde la primera vez que lo vio, a decir verdad el pelinegro era muy simpático, además que lograba hacer suspirar a las chicas, apenas posaba sus oscuros ojos rasgados que eran cubiertos por su cabello negro. Lee era asiático, por eso su piel blanca y de porcelana relucía a la distancia. Tenía un estatura promedio de un metro setenta y de complexión delgada. —Así que el coreano no es tan tímido como todos creen, eh —bromeó Matt, a lo que Claire le lanzó una rebanada de tomate de su ensalada. Reí al ver
La puerta se abrió y vi a Jesse ingresar al interior. Todas las noches teníamos la costumbre de ver una película infantil. Mi hermanito era tan enérgico que costaba lograr que se durmiera, por lo que un día mamá y yo nos dimos cuenta que las películas con musicales ayudaban a que se quedara dormido rápido.No llegó a pasar más de diez minutos cuando el pequeño estaba profundamente dormido a mi lado. Sonreí apreciando su preciosa carita con rasgos aún de bebé. Bajé de la cama y lo cargué para llevarlo a su habitación, que estaba al lado de la mía. Lo coloqué con delicadeza en el colchón, se removió y giró su pequeño cuerpo. Apagué la lámpara y salí cerrando la puerta detrás de mí.Solté un bostezo, fui al baño y cepille mis dientes. Me tumbé en la cama acomodando la cabeza en la almohada, encendí mi celular y revisé las redes sociales.Una nueva publicación de Matt me apareció en Instagram, era de él y Asthon, leí lo que estaba escrito a
—Que tenga amigas no significa que vaya a volverse afeminado —mencioné.—Exacto —murmuró mi amigo. —además para tu información, también paso tiempo con mis amigos.Ninguno volvió a hablar a lo que restó el transcurso a la preparatoria.Los tres nos dispusimos a bajar del auto, Asthon fue el primero en adelantarse, dejándonos a Matt a y a mí atrás. No me sorprendió ver como las chicas se comían con los ojos al pelirrojo, que con ese caminar seguro y esa altura de un metro noventa, era imposible de ignorar.Asthon se detuvo frente a una chica pelinegra que vestía de negro. Los vi intercambiar varias palabras antes de que continuara caminando y se perdieran por el pasillo.Me detuve en mi casillero, tomé los libros pesados para la clase de química y los guardé en la mochila. Sentí como unas delgadas manos cubrían mis ojos.—¿Quién soy? —preguntó Claire en un intento fallido de cambiar su voz aguda.—Claire —nombré soltando
Caminé por el pasillo saliendo de la preparatoria, Matt me avisó que no podría llevarme, por lo que me iría a pie hasta mi casa.—¡Jen! —me detuve al oír que me llamaban. —Ah, eres tú —dije al ver que era Alex.Mostró una sonrisa ladeada, estiró su mano hacia mi entregándome el dinero que me debía.—Allí tienes mi pago para la otra semana —explicó mirándome.—Gracias —murmuré guardando el dinero en la mochila.—¿Ya te vas? —me preguntó y asentí con la cabeza. —Igual yo.Nos encaminamos a la puerta, bajando los pequeños escalones. Se dio cuenta que el auto de Matt no estaba aparcado.—¿Quieres que te lleve? —preguntó. Estuve por negarme, estar en el mismo auto con Donovan no me parecía buena idea, pero deseaba tomar un baño urgente y dormir toda la tarde. Así que decidí aceptar aquel aventón hasta mi casa. Subimos al auto y nos marchamos de la preparatoria.—¿Cómo está Jessica? —Preguntó