Mi estómago está a punto de estallar, luego de comer, Luca hizo que probara una variedad de postres.Nos dirigimos al auto, Luca camina adelante, al contrario de mí que estoy detrás caminando poco a poco para no vomitar. Luca voltea a verme.—No seas exagerada, solo probaste pequeños bocados—me dice rodando los ojos. Lo miro mal. Idiota, susurro por lo bajo. Su carcajada me dice que escuchó mi insulto. Paso por su lado fingiendo que estoy enojada por reírse de mí, sin embargo sus brazos me atrapan por la espalda.—¿Estás enojada porqué me reí de ti, o por obligarte a comer de más? —pregunta susurrando en mi oído. Creo que no fue buena idea fingir estar enojada. Pienso internamente. Giro mi cuerpo de modo que quedamos de frente. Su mirada baja a mis labios, vuelven a subir a mis ojos, como si pidiera permiso para besarme. Basta con una pequeña sonrisa que le doy, estampa sus labios es un beso profundo, sus manos se posan en mi cintura, le rodeo los hombros con mis brazos. Me besa co
—¿No piensa saludarme?—la voz de Luca me saca de mis pensamientos.Volteo a verlo, sus ojos me miran expresivos. —Hola—susurro y beso sus labios en un corto beso.Me separo de él para sonreírle, me guiña el ojo de forma coqueta.Nos marchamos del edificio, adentrándonos en las calles abarrotada de autos. Ya llevamos tres horas de recorrido, Luciano se ha quedado dormido con la cabeza apoyada de la ventanilla del auto.Y Sussan escucha música con sus auriculares puestos.Volteo a ver a Luca, sus manos sostienen el volante con fuerza, su mandíbula definida con barba incipiente lo hace lucir sexy. Se percata de que lo observo, las comisuras de sus labios se elevan en una sonrisa. —¿En qué piensas?—pregunta viéndome de reojo.—En lo guapo que eres—respondo sin tapujos.—¿Nunca ha pasado por tu mente qué podrías ser modelo? —No, ¿Qué cosas dices, Sarah?—interroga riéndose.—Es en serio, tus rasgos son tan simétricos que pareces perfecto—digo inclinándome hacia él.—Emm ¿Gracias?—contest
La mañana siguiente despierto por los rayos del sol, me siento sobre la cama, quitando las sábana que cubre mi cuerpo, y entonces me doy cuenta que solo tengo una camisa masculina puesta, me queda muy grande.Los recuerdos de anoche me golpean, abro los ojos de par en par y cubro mi boca. ¿Sarah que hicistes anoche? Pregunto internamente.¿Tú que crees? Habla la voz de mi subconsciente.Miro hacia un lado, sobre al silla está puesta la pijama que traigo puesta anoche.¡Luca! ¿A dónde fue? Mis pensamientos son interrumpidos por un Luca muy sonriente que me mira de manera cómplice. Me dan ganas de esconder mi cabeza en la almohada de la vergüenza que ahora siento por lo sucedido. Luca se acerca y se sienta a la orilla de la cama. Trae el desayuno en una bandeja.—Buenos días, ¿cómo amaneció mi bella durmiente? —saluda con voz ronca.—Radiante —digo con sarcasmo Mi cabello está hecho un desastre, no me imagino mi cara.Sin embargo Luca me mira como si fuera lo más hermoso que ha visto
La mañana estaba siendo desperdiciada por estar aún en la cama. Estaba despierta pero tenía pereza de levantarme, me sucedía de vez en cuando, Dysania, así se llama.Es un síndrome de depresión o el "síndrome de la fatiga crónica". No es una enfermedad del sueño, sino un síntoma de que algo físico, emocional o psicológico, no funciona correctamente en nuestro organismo. Esta incapacidad crónica de despertarse está más relacionado con unos malos hábitos de sueño, estrés personal, ansiedad o depresión.Justo como me sentía en este momento. Pero me obligo a levantarme por más que me cueste, hago un esfuerzo sobrehumano para abandonar la comodidad de la colcha. Arrastrando mis pies y voy al baño a ducharme.Salgo con una toalla envuelta en el cuerpo, me dirijo hacia la valija a buscar la ropa interior.La puerta es abierta sin siquiera tocar. —Sarah ¿has visto mi...—la voz de Sussan se corta al ver que aún no estoy lista. —Date prisa, ya todos están listos —apremia.—Sí, me visto y bajo.
Las lágrimas eran amargas, no eran lágrimas de tristeza ni de ira. No puedo creer que Luca me hubiera ocultado que tiene un hijo, un pequeño que no es culpable de nada. No puedo tener una relación con alguien que me esté mintiendo, que dice amarme pero no es capaz de contarme la verdad de su vida. Después de regresar de Toscana, Luca me trajo hasta al apartamento, traté de simular que no sucedía nada, que estaba cansada y por eso estuve en silencio durante el largo recorrido. Desde ese día no he hablado con él, apagué el móvil para desconectarme del mundo, de lo que sucede al rededor.Anoche lloré tanto que ni siquiera me di cuenta que de un momento a otro el sueño me había invadido, cayendo el la inconsciencia.Ya es la mañana y debo ir a trabajar, me levanto desganada. Me dirijo al baño a ducharme. Puedo ver mi reflejo en el espejo, ojos hinchados y nariz enrojecida. Lavo el rostro con agua fría para borrar todo lo que había pasado anoche. Me vestí y fui a la cocina a desayunar,
Ha pasado una semana desde la perdida de mi bebé, Luca ha estado llamándome y enviando mensaje de texto, todo los he ignorado. No quiero hablar con él, en este momento estoy tan frágil, necesito estar sola. Sussan ha sido de gran apoyo para mí, viene a verme para saber cómo estoy, pero también me ha dado mi espacio. Aún no le he dicho que estaba embarazada, estoy reuniendo las fuerzas para poder contarle.Unos golpes en la puerta interrumpe mis pensamientos, me levanto del sofá para ir a abrir. Giro la perilla de la puerta y encuentro a Luciano y Sussan.—Hola ¿Podemos pasar? —Sussan pregunta alzando una bolsa de tiramisú.—Sí, adelante —digo con una sonrisa de boca cerrada. Ingresan al apartamento, se sientan en el sofá y les ofrezco algo de beber. Niegan diciendo que vienen de comer en algún restaurante cerca. —¿Cómo has estado? —pregunta Luciano con preocupación.—Mal —respondo tajante.Luciano me mira y me analiza, voltea a ver a Sussan y habla de nuevo.—Sé que debe ser difíci
Luego de despedirme de Luciano y Sussan que vinieron a acompañarme al aeropuerto, y pasar por el detector de metales donde dejé mis valijas en la cinta; Le doy mi boleto a un hombre de traje que me permite ingresar al avión. Me tocó el asiento cerca de la pequeña ventanilla. Le temía un poco a las alturas, por lo que me coloco los auriculares en las orejas y reproduzco una canción en mi móvil. Estaba convencida que esto me ayudaría a sanar, perder algo tan valioso como un bebé era difícil de asimilar. Y sé que si me quedaba en Roma sería muy complicado seguir con mi vida así como si nada. La azafata nos dice que el avión ya va a despegar, estoy bastante nerviosa, busco un libro que pertenecía a papá, habla de las estrellas. Lo abro y me pierdo en las letras.***Luego de horas de viaje, al fin aterrizamos sin ningún problema. Tomé un taxi en las ajetreadas calles de Nueva York, los edificios son enormes, recorro el lugar desde la ventanilla del auto. El chófer me indica que ya lle
La alarma de mi móvil suena, la apago para luego levantarme y dirigirme al baño. Me ducho y salgo a vestirme, me coloco una camisa de mezclilla color púrpura, vaqueros oscuros y un abrigo negro. Me calzo con mis Chelsea Boots y salgo de la habitación para desayunar algo.Me preparo unas tostadas y huevos revueltos con tocino. Tomo zumo de naranja y salgo del apartamento. Bajo los escalones de prisa, salgo del edificio y tomo un taxi. Las mañanas en Nueva York no eran tan soñadas como se veía en las películas. El tráfico, el ruido, las calles llenas de transeúntes que caminan apresurados. Observo la gran ciudad que reluce, decido fotografiar lo que veo para enviárselas a Sussan.Logro capturar varias fotos a pesar de que el chófer maneja con prisa.Luego de llegar a un pequeño edificio, bajo del auto y me encamino hacia el interior. —Buen día, tengo una cita de psicoterapia — le menciono a la mujer que se encuentra detrás del escritorio.—Adelante, la doctora Olivia la está esperan