Cruzo mis brazos a la altura de mi estómago mientras contemplo el mar desde el estudio. Debería estar allí, en la playa, disfrutando con Mia. O tal vez debería en Palm Springs, en Columbus o en otro lugar lejos. Tranquila. Con mi hija.
La sensación de perder el control de todo es abrumadora. Especialmente cuando hace unos días estaba viviendo el mejor momento de mi vida y ahora estoy sucumbida en un mar de incertidumbre y preocupación.
Escucho cuando Patrick irrumpe en el estudio, no tengo necesidad de girarme para verlo o escuchar su voz para saber que es él. Mientras se acerca a mí, cierro mis ojos y suspiro profundamente. Con el tiempo he aprendido que todo pasa, los buenos momentos no son eternos pero tampoco los malos. Tarde o temprano esto va a pasar. Y me aferro a ese sentimiento, con fuerza, porque es lo único que tengo como garantía de que las cosas van a mejorar. Eso y el apoyo de Pa
Mi celular suena. Otra vez. Yo, dejo que caiga en buzón. Otra vez. Mi mamá lleva dos días llamando prácticamente a cada hora. He tratado de pasar de todas las llamadas, excepto las de Josie y Karen (para preguntar cómo me encuentro) y Oba que también me ha enviado un par de mensajes para comprobar si me mantengo tranquila en medio de toda esta locura. Aunque no sé si "tranquila" sea la palabra correcta pero al menos no estoy la borde de los nervios, tampoco pienso en arrancarle los ojos a Cassie casa vez que pienso en ella. De resto, paso monumentalmente de todas las llamadas y mensajes. Especialmente las de mi madre.Nunca me ha importado lo que digan de mí, al menos no antes de tener a Mia, pero siempre me preocupado por mi mamá. Y el saber que nunca seré lo suficiente para ella, hace las cosas peor. Dicho de una forma más directa, el saber que ella me considera una escoria es como un fant
Las palabras de Lars se repiten en mi cabeza. Es la arpía más miserable, detestable y asquerosa qué ha pisado la faz de la tierra. Tengo las manos tan apretadas, que lo noto cuando mis uñas empiezan a lastimar mis palmas, pero no me importa, al contrario, las aprieto aún más, me imagino la fuerza que puedo necesitar para darle una paliza a ese cretino hasta que pierda el conocimiento, hasta que olvidé quien es. No, no quisiera que olvidé quien es, quiero que lo recuerde y que sepa por qué elegí golpearlo, quiero que sepa por qué quiero venganza.Mi celular vuelve a sonar. Mi mamá insiste. Por enésima vez. Lo tomo y quiero lanzarlo contra el piso, juro que estoy a punto de hacerlo pero cuando alzo la mano donde lo sostengo, Patrick me lo quita. Yo me giro para mirarlo, enojada, estoy bufando pero creo que he olvidado cómo puedo respirar. Él me dedica una mirada de advertencia, estoy perdiendo la cabeza, lo sé, pero no puedo hacer nada. De repente, la tranquilidad de esfuma una vez más
Delante de nosotros hay una carretera que parece no tener fin. El horizonte parece ser el escondite perfecto del sol que se muestra ya a mitad. De lado, sólo se aprecian kilómetros y kilómetros de tierra. Y de vez en cuando, tramos cubiertos de cactus. Podría haber imaginado cientos y cientos de razones para volver a casa: haberme hecho súper famosa y venir a buscar a mis padres para llevarlos a su nueva casa en un lugar suntuoso de California, podría haber regresado para presentarles a mi prometido, probablemente alguna estrella famosa de cine; es que hasta pude haber regresado con la cola entre las piernas, lista para escuchar una y otra vez cómo invertí en un sueño en el que sólo fracase. Muchos escenarios pero en ninguno volvía a casa después de que Cassie Baker me acusara de querer robarle a su novio. Aclaro mi garganta para llamar la atención de Patrick. Él, a diferencia de mí, luce sereno, con la mirada clavada en la carretera y una mano apoyada en el volante de la camioneta. G
Cuando estoy delante de mi mamá, la sensación que experimento es inexplicable. He visto a esta mujer miles de veces, he tenido su rostro delante del mío muchas veces desde que tengo uso de razón, he visto sus ojos marrones puestos en mí. Pero es la primera vez que al verla, siento como si estuviese mirando un espejo.Mi mamá y yo somos tan parecidas que probablemente eso es lo que hace que seamos tan incompatibles. Ella es testaruda, independiente, no le gusta que le lleven la contraria. Obviamente, hay diferencias. Yo nunca le echaría nada en caro a ella, ni me avergonzaríapor lo que haya hecho o no. Pero en cuanto al físico, la diferencia son los veinticinco años. Su cabello es del mismo castaño del mío, sus ojos son tan marrones como los míos, sucuerpo también es menudo «No había apreciado el parecido entre nosotras hasta ahora»
—¡Hey!— Exclamo al darle un golpecito en el brazo —Yo no era ninguna adolescente cachonda ¿vale?— Le refuto, aunque tener las paredes de mi habitación cubierta con fotos de actores atléticos, no me hace quedar muy bien —Simplemente tengo buen gusto.Esbozo una sonrisa y me inclino hacia él para darle un beso en los labios.—Cómo es que tu mamá te dejó poner todas esas fotos de hombres con cara de querer tirarse a alguien — Yo suelto una carcajada cuando el dice esas últimas palabras —¿Sabes que me preguntó cuando fuiste a buscar el postre? ¿Qué si mi mamá ha visto todas mis películas?— Responde enseguida —Si ella fuese mi mamá no le gustaría tener que verme desnudo.—¡Patrick Connelly!— Exclamo fingiendo estar sorprendida —¿has salido desnudo en alguna pel&
—Lisa, por favor, dime que es una broma... No— Las palabras de me traban a medida de que las lágrimas de acumulan en la ojos.—Camila ¿qué sucede?— Escucho la voz de Patrick, pero parece como si estuviera distante, no justo a mi lado.—¡Soy una estúpida! ¡Soy una tonta!— Se reprocha Lisa una y otra vez.—Lisa, por favor, dime cómo pasó— Le pregunto, mientras, escucho que Patrick insiste en saber qué pasa. Me siento simplemente abrumada.—Yo... Estábamos jugando en el jardín, igual que todo los días. Yo lancé el freesby y ella salió corriendo a buscarlo. De repente pasaron cinco minutos y vi qué no volvía, pasaron cinco minutos más y decidí que era mucho tiempo. Así que salí a buscarla y...— Se detiene para reprimir el llanto — Simplemente no esta
Gracias al cielo esto es Malibu y no Los Ángeles, porque entonces esos cinco minutos de los que fui advertida, se convertirían en una larga e infinita hora atascada en el tráfico. Tan pronto colgué la llamada, ascendí la velocidad. No me importa si la policía me pilla, al darles mi nombre sabrán quien soy, sabrán que ahora mismo no soy más que una madre desesperada por encontrar a su hija.El semáforo antes del muelle de torna rojo antes de cruzar. «Miierda y mil veces mujeres» exclamo mientras golpeo el volante.—Vamos...— Mascullo entre dientes como si así, por arte de magia, el semáforo fuera a cambiar de color.Me toca esperar un par de segundos más, cuando la luz verde vuelve a iluminarse después de lo que me ha parecido la espera más larga de mi vida, apoyo mi mano en la palanca de cambios y acelero hasta que logró
—Dime algo ¿en ese medio toda la gente está así de loca?— Pregunta Josie al otro lado de la línea.La noticia de la detención de Cassie se esparció como la pólvora. Creo que no hay un medio de comunicación que no haya reseñado como Cassie Baker secuestró a una menor de edad. Claro, las noticias no dicen eso, los títulos en general han sido más o menos asi: "Cassie Baker secuestró a la hija de Camila Martin" o " Cassie Baker, ex esposa de Lara Baker, secuestró a la hija de Patrick Connelly", sólo aclaran que no es su hija -ni biológica o legal- cuando lees la noticia. Pero sólo así pueden conseguir unas cuantas vistas extras.—No, no todo el mundo. La mayoría de los que yo conozco, sí— Pronuncio con desdén aunque intento mantener un tono jocoso.La verdad es que estoy feliz. Que sí, que e