Capítulo 37

Solo podía describir con una palabra la manera en la que me besaba: Hambre. El Boss tenía hambre de mí. Un ansia que no parecía disminuir, sino que aumentaba conforme se aprendía de mis labios. Como si estuviese probando algo delicioso.

Gemí en su boca y un gruñido subió por su garganta. No había nada tierno en lo que estábamos haciendo, todo lo contrario. Éramos esclavos de nuestros instintos más antiguos y primitivos. Por alguna razón recordé la primera noche que pasamos juntos.

En ese entonces Alexey parecía tímido o tanto como alguien con su personalidad podía serlo, pero ahora… Ahora no quedaba ni siquiera un vestigio de ese hombre. Me encontraba frente a un animal y por alguna razón, eso encendía todas mis terminaciones.

—Por favor. —suplique separándome un poco para poder hablar. —Por favor. —Repetí mirándolo directamente a los ojos. Mi voz sonaba desesperada y mirándolo, me di cuenta que sus labios estaban hinchados y que uno de ellos había un mordisco.

¿Yo hice eso?

—Dime lo
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