—¿Y no es así? —pregunte de vuelta. Deseaba no estar equivocada o si no, moriría de la vergüenza por completo. Con cuidado poso su dedo debajo de mi barbilla y la alzó para que lo mirara. Alexey ladeo la cabeza de un lado al otro, sopesando su respuesta.—Al principio. —admitió encogiéndose de hombros. —Pero luego me di cuenta que no quiero tener sexo con alguien que no desea tenerlo conmigo. —afirmó muy seguro. —En cuanto comenzaste a desvestirte, supe querías terminar rápidamente.Mis mejillas se colorearon. Estaba avergonzada, principalmente porque tenía razón. Aunque yo no quisiera admitirlo. Volví a apartar la mirada y él no hizo nada para detenerme. Parecía pensativo y desee poder internarme en su mente.—Si estabas tan seguro de eso… ¿Por qué insististe en que me quedara? —interrogue. Mi vista estaba en la televisión, aunque realmente no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Tenía toda mi atención en la respuesta de Alexey.El Boss se encogió de hombros y aumento su agarre en
Por fin había llegado el día de la fiesta que darían los italianos. Cada una de las chicas conocía a la perfección su papel. El plan ya estaba trazado y no existía espacio para errores. Si algo salía mal, por mínimo que fuese, nuestras cabezas volarían.—Acérquense, quiero asegurarme de repasar todo una última vez. —Les dije a las muchachas. Había venido temprano al club para ayudarlas a prepararse, de aquí cada una saldría por separado a la celebración. Así no levantaríamos sospechas.El plan había quedado estructurado de la siguiente manera:Primero se mezclarían en la fiesta, conversarían y tratarían de reunir información sobre los anfitriones. Era una parte importante.Una vez el reloj diera las 11 pm empezaría el show. Las chicas que harían de bailarinas comenzarían a hacer una distracción para los presentes.Tendrían 10 minutos para que la esposa de Bruno y otra de las chicas subiesen hacía la oficina de Luciano Lombardo, el jefe de la Costra Nostra.Dentro se encontrarían con u
Los ojos de Alexey se inyectaron en rabia de nuevo. Y antes de que hablara ya sabía cual sería su respuesta. De todas formas, ya la había mencionado con anterioridad cuando me exigió que entrenara al resto. Levante la barbilla, no le daría la satisfacción de verme amedrentada u asustada. Era Amaranta Ivankova, nadie podía intimidarme.—Absolutamente no. —dijo dejando caer el puño en la mesa. —No dejare el éxito de esta operación en manos de una novata. —afirmó repitiendo las mismas palabras. Quería decirle que cambiara su repertorio, pero no quería tentar mi suerte.—En realidad, no es tan mala idea. —aseguró Bruno. Alexey le lanzó una mirada amenazante, pero su primo no parecía ni siquiera un poco intimidado. —Piénsalo un momento. Ella conoce todo el plan y cada uno de los papeles. Será fácil. —explicó.Alexey volvió a negar.—No iras como una camarera y mucho menos una bailarina. —Solté una carcajada, atrayendo la atención de nuevo a mí. Me seque una lagrima antes de hablar. Seguram
—Disfruten de la fiesta y siéntanse como en su casa. Tenemos preparadas un montón de sorpresas para todos. —Nos guiño un ojo y volvió a su anterior charla. Alexey me tomó de la mano, guiándome entre el tumulto de personas.Sería fácil perderse, ¿cómo alguien podía conocer a tanta gente? En esta casa ya no cabía ni un alma. Era todavía muy temprano, pero ya había unos cuantos borrachos o al menos pasados de copa. Hice una mueca de asco al notarlo. Que falta de autocontrol.Alexey le quito dos copas aún camarero que pasaba frente a nosotros, me entrego una y se bebió la mitad de la suya de un solo trago. Lo mire con una ceja alzada, él me devolvió el gesto y decidí que sería no hacer ningún comentario.Mi mirada bajo hasta su muñeca, observando la hora en su reloj digital. Aún faltaba al menos cuarenta minutos para los once. Las otras diez chicas llegaron más temprano para poder evaluar el área. Había reconocido a una que otra desde que entramos.—¿Quieres bailar? —pregunto el Boss de p
Alexey estaba reunido en una esquina de la piscina con otros hombres. Charlaba animadamente con uno de los invitados y no pude dejar de admirar lo guapo que se veía. Di un par de pasos, pero me detuve detrás de una planta al escuchar que hablaban de mí.—Debo admitir que eres el hombre más arriesgado que conozco. —comentó el desconocido en un tono jocoso. —Eso de tener a la esposa y la amante bajo el mismo techo es temerario, Volkov. —inquirió riendo. ¿De qué demonios hablaba?Alexey no respondió, simplemente se limitó a beber un trago de su copa. El otro hombre le dio un par de palmaditas en la espalda en señal de camaradería. No me gustaba ni un poco a dónde iba está conversación. Pero igualmente no me moví de mi lugar.—¿Sabe tu esposa sobre tus amoríos con Emily Lombardo? —inquirió.Mi corazón dejó de latir durante un momento. Las arcadas volvieron de nuevo.¿Emily Lombardo? ¿La hermana de Luciano? ¿Qué demonios tenía que ver con Alexey? Estuve atenta con la esperanza de que fuese
Dos de los guardias a cargo de la seguridad de La Costra Nostra aparecieron en las escaleras. Ambos nos miraban de forma suspicaz. No perdí tiempo y los detalle rápidamente.Uno ya alcanzaba la mediana edad y el otro era prácticamente un niño. Aunque claro, seguramente el primero tendría menos años de los que aparentaba y su compañero más de los que lo podían detallarse a simple vista.—¿Puedo ayudarlas en algo señoritas? —preguntó de forma cordial. Su tono de voz no concordaba para nada con el hecho, de que, su mano había viajado directamente a la funda del arma que le colgaba alrededor de la cintura. Bufe por lo bajo.En lugar de sentir rabia por su total falta de respeto hacía mi rango, la situación me causaba una increíble diversión. Les obsequie una sonrisa avergonzada, en un intento ocultar la burla en este. Negué moviendo la cabeza de un lado a otro.—No tiene por qué preocuparse. Solo queríamos ir al tocador y tardamos un poco en encontrar el baño. —Señale con un dedo la habit
—Probablemente. Aunque secretamente estarán felices de que hubiese logrado ponerle los pelos de punta a Alexey Volkov. —Me lanzó una sonrisa pícara que no dude en imitar. —Lamentablemente tendré que confesarles que no fue obra mía, sino de su joven e inteligente esposa. —declaró en un tono de fingido dolor.—No sé preocupe, su secreto estará a salvo conmigo. —asegure guiñándole un ojo. El ritmo de la música cambio y Yukata-san tomó una de mis manos entre la suya y empezó a deslizarnos por toda la pista de baile. Estaba realmente impresionada por ello.Era un muy buen bailarín, mejor de lo que había imaginado y realmente parecía disfrutar de la actividad. Gracias a su talento no bailábamos, sino que flotábamos en el piso. Para el ojo externo sin duda alguna debíamos ser algo digno de admirar.—Debo admitir que es usted muy astuta. No quisiera tenerla como enemiga. —afirmó estirando mis brazos sobre la cabeza. —Nunca había visto al Boss tan tensó como esta noche. —Me contuve de echar un
Me sentí aliviada cuando aterrizamos. El cansancio estaba matándome y sentía los pies muy hinchados. Debía quitarme estos tacones cuanto antes. Alexey estaba dormido con la cabeza ligeramente inclinada sobre la ventana del helicóptero.Se había dejado crecer la barba y ahora era una sombra de pelo rubio en su rostro, lo cual le daba un aspecto mucho más masculino e intimidante. La forma tan pacifica en que se veía dormido me causaba mucha ternura. Lamentablemente tuve que despertarlo.—Alexey ya llegamos. —susurre con suavidad, moviéndolo del brazoIntente hacerlo con la mayor delicadeza posible, pero aun así su mano fue directamente hacía la Makarov que colgaba de su cintura. Estuvo desorientado unos segundos, hasta que por fin me observó con reconocimiento. No se notaba feliz.Atrás había quedado el hombre que dormía como un ángel y en su lugar me dejo al mismísimo diablo del infierno. Alce mi mano frente a él para cortar cualquier reprimenda que fuese a decir, no tenía nada de gana