Alexey caminaba hacía nosotros con paso firme. No se veía para nada feliz mientras lo hacía. Que Dios me ayudara. Antes de pensarlo muy bien camine hasta él, interceptándolo para evitar que llegase a Theo y me dejara en mal con mi nuevo colega.Entonces hice algo que de otra manera nunca hubiese considerado ni por asomo. Me lance a los brazos de mi esposo, que, a pesar de estar sorprendido por esa muestra afecto, me atrapó sin dudarlo ni un segundo. Deje un beso en su mejilla.—Compórtate. —susurre en su oído para luego separarme. Alexey me observó con el ceño fruncido, comprendiendo al fin mi treta. En cuanto a mí, sonreí como si no hubiese pasado nada y lo acerqué a Theo. —Él es Theo Wilson, mi nuevo colega en la revista.El Boss volvió a lanzarme otra mirada confundida. Esta vez mi seguridad flaqueo, pues no estaba del todo segura si contarle o no que había obtenido el trabajo. Me decidí por hacerlo, de todas formas a Theo podría salírsele.—He obtenido el trabajo. —afirme con una
Solo podía describir con una palabra la manera en la que me besaba: Hambre. El Boss tenía hambre de mí. Un ansia que no parecía disminuir, sino que aumentaba conforme se aprendía de mis labios. Como si estuviese probando algo delicioso.Gemí en su boca y un gruñido subió por su garganta. No había nada tierno en lo que estábamos haciendo, todo lo contrario. Éramos esclavos de nuestros instintos más antiguos y primitivos. Por alguna razón recordé la primera noche que pasamos juntos.En ese entonces Alexey parecía tímido o tanto como alguien con su personalidad podía serlo, pero ahora… Ahora no quedaba ni siquiera un vestigio de ese hombre. Me encontraba frente a un animal y por alguna razón, eso encendía todas mis terminaciones.—Por favor. —suplique separándome un poco para poder hablar. —Por favor. —Repetí mirándolo directamente a los ojos. Mi voz sonaba desesperada y mirándolo, me di cuenta que sus labios estaban hinchados y que uno de ellos había un mordisco.¿Yo hice eso?—Dime lo
El corto tramo hasta mi habitación se me hizo cuesta arriba. Intentaba convencerme de que todo lo que hacía era para alcanzar un objetivo. Sin embargo, persistía el miedo dentro de mí. Conozco las consecuencias que acarrea volverse la obsesión de un mafioso.¿Qué se supone que iba a hacer? Estaba cambiando un infierno por otro. La pregunta era: ¿Valía tanto lo que conseguiría como para arriesgarme? No tenía ni que pensarlo dos veces. La respuesta era una decisión que había tomado antes de volver.Me di una ducha rápida y luego me vestí con una pijama antes de acostarme a dormir. Quería descansar antes de lo que me esperaba esta noche. No había terminado de tocar la almohada, cuando mis ojos ya se habían cerrado por completo.Las pesadillas no se hicieron esperar y los recuerdos de una noche que prefería olvidar volvieron a mí con fuerza, provocando que me fuese imposible descansar.Un ruido me despertó. Estaba totalmente confundida, hasta que reconocí el tono de llamada en el celular
Me quede sin palabras, aunque lo más correcto sería decir que las suyas me envolvieron. Por supuesto que no tenían nada que ver conmigo y aun así, las pronunció de una forma tan intima que por unos segundos me permití creer que así era.Sacudí la cabeza. Solo un demente podía pensar tal cosa.—Entonces, espero que tus intereses estén protegidos. —Iba a darme la vuelta para regresar a mi habitación, pero su mano se detuvo en mi brazo. Enarque una ceja en su dirección. —¿Sucede algo? —pregunte confundida y con la mirada fija en su gesto.Alexey debió notarlo y se apartó rápidamente, sin embargo, sus ojos seguían ordenándome que me quedara. Cruce los brazos encima de mi pecho, esperando por una respuesta. El Boss continuo sin decir nada, lo que solo aumento mis nervios.Estaba a punto de mandarlo al infierno e irme de ahí, cuando por abrió la boca.—¿A dónde crees que vas? —interrogó descansando las manos en su escritorio.Fruncí el ceño. ¿Qué clase de pregunta era esa? Por supuesto que
—¿Y no es así? —pregunte de vuelta. Deseaba no estar equivocada o si no, moriría de la vergüenza por completo. Con cuidado poso su dedo debajo de mi barbilla y la alzó para que lo mirara. Alexey ladeo la cabeza de un lado al otro, sopesando su respuesta.—Al principio. —admitió encogiéndose de hombros. —Pero luego me di cuenta que no quiero tener sexo con alguien que no desea tenerlo conmigo. —afirmó muy seguro. —En cuanto comenzaste a desvestirte, supe querías terminar rápidamente.Mis mejillas se colorearon. Estaba avergonzada, principalmente porque tenía razón. Aunque yo no quisiera admitirlo. Volví a apartar la mirada y él no hizo nada para detenerme. Parecía pensativo y desee poder internarme en su mente.—Si estabas tan seguro de eso… ¿Por qué insististe en que me quedara? —interrogue. Mi vista estaba en la televisión, aunque realmente no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Tenía toda mi atención en la respuesta de Alexey.El Boss se encogió de hombros y aumento su agarre en
Por fin había llegado el día de la fiesta que darían los italianos. Cada una de las chicas conocía a la perfección su papel. El plan ya estaba trazado y no existía espacio para errores. Si algo salía mal, por mínimo que fuese, nuestras cabezas volarían.—Acérquense, quiero asegurarme de repasar todo una última vez. —Les dije a las muchachas. Había venido temprano al club para ayudarlas a prepararse, de aquí cada una saldría por separado a la celebración. Así no levantaríamos sospechas.El plan había quedado estructurado de la siguiente manera:Primero se mezclarían en la fiesta, conversarían y tratarían de reunir información sobre los anfitriones. Era una parte importante.Una vez el reloj diera las 11 pm empezaría el show. Las chicas que harían de bailarinas comenzarían a hacer una distracción para los presentes.Tendrían 10 minutos para que la esposa de Bruno y otra de las chicas subiesen hacía la oficina de Luciano Lombardo, el jefe de la Costra Nostra.Dentro se encontrarían con u
Los ojos de Alexey se inyectaron en rabia de nuevo. Y antes de que hablara ya sabía cual sería su respuesta. De todas formas, ya la había mencionado con anterioridad cuando me exigió que entrenara al resto. Levante la barbilla, no le daría la satisfacción de verme amedrentada u asustada. Era Amaranta Ivankova, nadie podía intimidarme.—Absolutamente no. —dijo dejando caer el puño en la mesa. —No dejare el éxito de esta operación en manos de una novata. —afirmó repitiendo las mismas palabras. Quería decirle que cambiara su repertorio, pero no quería tentar mi suerte.—En realidad, no es tan mala idea. —aseguró Bruno. Alexey le lanzó una mirada amenazante, pero su primo no parecía ni siquiera un poco intimidado. —Piénsalo un momento. Ella conoce todo el plan y cada uno de los papeles. Será fácil. —explicó.Alexey volvió a negar.—No iras como una camarera y mucho menos una bailarina. —Solté una carcajada, atrayendo la atención de nuevo a mí. Me seque una lagrima antes de hablar. Seguram
—Disfruten de la fiesta y siéntanse como en su casa. Tenemos preparadas un montón de sorpresas para todos. —Nos guiño un ojo y volvió a su anterior charla. Alexey me tomó de la mano, guiándome entre el tumulto de personas.Sería fácil perderse, ¿cómo alguien podía conocer a tanta gente? En esta casa ya no cabía ni un alma. Era todavía muy temprano, pero ya había unos cuantos borrachos o al menos pasados de copa. Hice una mueca de asco al notarlo. Que falta de autocontrol.Alexey le quito dos copas aún camarero que pasaba frente a nosotros, me entrego una y se bebió la mitad de la suya de un solo trago. Lo mire con una ceja alzada, él me devolvió el gesto y decidí que sería no hacer ningún comentario.Mi mirada bajo hasta su muñeca, observando la hora en su reloj digital. Aún faltaba al menos cuarenta minutos para los once. Las otras diez chicas llegaron más temprano para poder evaluar el área. Había reconocido a una que otra desde que entramos.—¿Quieres bailar? —pregunto el Boss de p